viernes, 22 de enero de 2010

El Estudiante.

Abordar un tema, para describirlo, explicarlo y exponerlo a los ojos del público, implica escogerlo, analizarlo, saber, estudiar y muchas otras cosas. A veces, al escribir, me doy la licencia de no ser erudito en la materia pero sí, lo hago con emoción, con ganas, con la intención de transmitirle a Usted, mi querido lector, lo que veo, pienso o sueño.

En términos mayúsculos ha de ser el problema para quien ante un papel en blanco empieza a desarrollar una idea hasta darle forma en detalles, escenografía, voces, matices, historias, argumentos, diálogos, fotografía y todo lo necesario para crear una película. Es un trabajo inmenso y así lo dicen quienes participan de la dicha de incursionar en el cine.

Acabo de ver la película El Estudiante, que tiene como protagonistas a Jorge Lavat, Norma Lazareno y José Carlos Ruiz. Bueno, los de los créditos principales, en letras grandes. Pero lo cierto es que cada uno de los que intervienen tiene una historia propia, tan importante, que cada una de ellas podría ser la trama completa de una obra. Así de cálidas, humanas y completas son.

La forma de trasladar a la pantalla los problemas humanos más profundos: drogas, aborto, discriminación por edad y otras razones, petulancia y la mayoría de los vicios y defectos de los humanos así como la importancia del amor, la cultura, la instrucción, la voluntad, las ganas de ser y hacer más, la emoción al hacer las cosas y el deseo de seguir vivo y seguir sintiéndose vivo a pesar de los años, la necesidad de los jubilados de hacer algo productivo, que fácilmente puede ser tocar un trombón, una tuba, un violín, guitarra o cualquier otro instrumento, hasta dedicarse a desfacer entuertos como émulos o seguidores del Quijote, aquél Caballero de la triste figura que inmortalizara el Manco de Lepanto.

Es maravillosa la manera en que va tomando de la mano a los personajes y los logra introducir en la mente del espectador, hasta que cada uno se siente parte de la trama, te da coraje por la manera en que la embarazan y luego, te enterneces de ver el amor que brota entre dos adultos mayores que lo único que podría distinguirlos de los demás, son sus ganas de seguir aprendiendo.

Todos los temas, ninguna ofensa. Todo se expone, con elegancia y categoría, con delicadeza, con respeto, como siempre se debe cortejar a la dama, que no “vieja” según Chano y por supuesto, como se ha de buscar hacer la vida. Eso y nada más, es lo que deja como enseñanza la película El Estudiante.

Aprender que decir “la música está muy bonita” equivale a decir “la rola está chida”, es sólo cuestión de formas, de tiempos y por supuesto, de ganas de querer seguir compartiendo.

Saber que estar en un grupo de jóvenes te permite seguir abrevando juventud, es lo que hace que El Estudiante sea intemporal, sea una película fuera de serie, algo para disfrutarse una y otra vez.

Si no la ha visto, se la recomiendo ampliamente. Y lo mejor que puede hacer, es verla en familia.

Me gustaría conocer su opinión.

Vale la pena.

José Manuel Gómez Porchini.
Comentarios: jmgomezporchini@gmail.com

2 comentarios:

  1. Oscar Sergio Castillo23 de enero de 2010, 1:02

    Padrino... estoy de acuerdo con lo que expone de dicha película, es grandiosa y envolvente además de que el cine mexicano esta exponiendo cosas distintas y excelentes cosa que para mi, en lo personal que no viví la epoca de oro del cine mexicano es un goso enorme. Felicidades por excelente blog

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  2. Comparto totalmente su opinión profesor, excelsa película!

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