domingo, 22 de julio de 2012

Un cuento de banqueros





Un día, uno de esos organismos que tienen como función la protección de los trabajadores, IMSS o INFONAVIT, es casi lo mismo, ordenó la “inmovilización” de la cuenta de una empresa, según por un adeudo que tenían con ellos.

Claro, al fin empresarios y por lo tanto, ajenos a los vericuetos y triquiñuelas de los abogados y de los asuntos legales, los de la empresa se vieron imposibilitados para obtener la devolución de su dinero, a pesar de que trataron de conseguirlo.

Pasó el tiempo y un día, varios años después, tuve la oportunidad de conocer del problema. Al revisar a fondo los documentos aparece que el acto de autoridad es nulo de pleno derecho y así se le hizo ver al organismo, quien aceptó la reclamación y ordenó la “desinmovilización” de la cuenta. La cantidad es de varios ceros y vaya que sí cuenta.

El banco, el que conoció del acto de autoridad y lo atendió al instante, ahora para atender la orden de la cosa esa, que me aclaran que no es embargo, si no tan solo “inmovilización” y por lo tanto no causa perjuicio alguno (ajá), ha resultado el mejor ejemplo de lo que no debe hacerse, la mejor muestra de la falta de facultades en sus funcionarios y por supuesto, el más lento y tortuoso en sus procedimientos.

Para empezar, si bien acepta y reconoce haber recibido la orden de autoridad que le ordena “liberar” o “desinmovilizar” la cuenta, informa que no puede atender la orden si no hasta que sus funcionarios hayan verificado la autenticidad del acto de autoridad y realizado los procedimientos internos que tienen establecidos.

Luego, como los trámites son en la Ciudad de México y al parecer, no cuentan con recursos para adquirir equipos de cómputo eficientes, se les “cae el sistema” en reiteradas ocasiones, produciendo con ello que se retrase el trámite.

Obvio, cuando ya estamos listos para recibir el dinero “liberado”, nos indican que falta la firma del Sr. Licenciado Don importante, pero está en su hora de comida, por lo que debemos esperarlo hasta las cuatro de la tarde, a pesar de que tuvo a su disposición los documentos desde un día antes, pero por su carga de trabajo no puede atendernos, ya que tiene “mucho trabajo”.

Otro día, ya con todo listo para cobrar, resultó que faltaba por enterarse un diverso funcionario, quien pidió otra vez que se le contara la historia, para poder resolver. Una vez más, a esperar otro día.

La verdad, es que los bancos, en su afán de obtener dinero, buscan la forma de obtener lucro por todos los medios, incluyendo aquellos que se apartan de las sanas prácticas mercantiles. Y por supuesto, afectan la marcha normal de las empresas.

Pareciera que los banqueros, que son la representación física de los bancos, carecen de facultades inclusive para arreglar un café, menos para disponer de los bienes del patrón. No son capaces de autorizar un crédito, mientras no tengan el visto bueno de todos los que están en la lista de mando superiores a él. ¡Y todos tienen un mundo de jefes!

Créame, los bancos parecieran más instituciones que buscan acabar con las empresas y empresarios de México, que coadyuvar a la solución de los problemas.

Es una lástima que gasten tanto en publicidad en el Chicharito y no sean capaces de atender a los seres humanos que acuden ante ellos. México no se merece la atención que recibe.

Eso sí, son groseros y majaderos con quien acude a solicitar sus servicios. Me consta y de muy mal modo, por lo que por separado he de presentar denuncia ante quien corresponda por las majaderías del tipo que, siendo auxiliar de gerente, es decir, ayudante, se siente poco más que español de cepa, es decir, dueño. Lástima que su furia la utilice sólo para hacer el mal, por lo que no le auguro una larga carrera en la banca y menos, con los clientes buscando frenarlo.

Olvidaba comentar, que como estuve casi dos semanas esperando la liberación del dinero, conocí el manejo del banco. La señora que vende quesos, la de la ropita para bebé, la de los zapatos, el Sr. de la lotería, el de la nieve, en fin, todos y cada uno de los que a ciencia y paciencia del gerente y sus ayudantes, tienen su vendimia dentro del banco. Claro, también están los del estacionamiento, el que está pegado a la puerta, el que controla las entradas y salidas y bueno… ni lo peor de la burocracia gubernamental le llega al banco!! Imagínense!!

Me gustaría conocer su opinión.

Vale la pena.

Mtro. José Manuel Gómez Porchini.
Mexicano. Catedrático. Abogado.
Calmécac Asesores Profesionales S.C.
Director General


domingo, 15 de julio de 2012

De políticos y política




Existe una frase que generalmente se atribuye a Nicolás Maquiavelo y que describe a la perfección a los políticos y a la política: “El fin justifica los medios”. Sin embargo, al empezar a leer y documentarme para escribir esta nota, de pronto encontré apuntes que indican que la frase no es ni nunca fue de Maquiavelo, aún cuando bien retrata su obra: dicen que la escribió de puño y letra Napoleón Bonaparte en un ejemplar de “El Príncipe”, la obra más conocida del florentino.

En clase, les digo a mis alumnos que pongan en tela de juicio todo lo que vean, que consulten y que duden de todo lo que se les dice, precisamente para poder llegar al conocimiento.

Hace unos días concluyó un altamente desaseado proceso electoral en nuestra patria con un resultado que parecía gritado desde mucho antes: el triunfo electoral de Enrique Peña Nieto, abanderado del PRI a costa de la debacle sufrida por el partido en el poder, que cayó a tercera fuerza política y los ayes de dolor de algunos líderes de la izquierda ante la derrota que ya se presagiaba, sin reconocer que ahora son la segunda fuerza política en el país.

Es decir, México, que abandonó 70 años de hegemonía de un partido que perdió contacto con las bases y se dedicó casi a lograr el beneficio de su clase dorada para entregarse en brazos de la derecha que, en su costumbre de ser oposición no aprendió a gobernar y dio bandazos que han trastocado la vida de la nación, hoy tuvo tres opciones reales como candidatos.

Tanto Peña Nieto, como Vázquez Mota y López Obrador, tuvieron la posibilidad real de obtener el triunfo en las urnas. Eso, hace apenas veinte o más años, hubiera sido impensable. Sin embargo, en este 2012 la realidad es que, con vicios, defectos y trabas, en México tenemos una democracia que funciona. Cara, muy cara. Mala, muy mala. Una democracia con una infinidad de problemas pero con una realidad: es nuestra y es la que hemos construido entre todos.

Los actores políticos, los candidatos de los partidos aceptaron jugar con las reglas del juego propuestas por el IFE y a eso debieron atenerse. Si no les gustaban, no hubieran jugado.

Nuestra democracia, incipiente, cara y mala, es nuestra y solo a nosotros corresponde cambiarla y mejorarla. Legislar lo necesario y buscar la forma de hacer que México sea ejemplo en la limpieza de los comicios.

Este juego ya se jugó, con las reglas establecidas y ya hubo un ganador. Lo que corresponde a los que perdieron, es aceptar su derrota y encontrar las fallas en que incurrieron, en qué los aventajaron los demás y qué fue lo que hicieron mal, para corregir el rumbo a la próxima.

Como diría Napoleón Bonaparte: “El fin justifica los medios”. Ahora bien, en el México actual, con la transparencia que se busca y con el despertar de la conciencia ciudadana, cuando ya la gente entiende o parece entender qué es lo que quiere y lo que busca, soy de la opinión de que el fin no justifica los medios.

Que obrar para ganar una elección con las trampas y triquiñuelas de hace muchos años, que por cierto retrata a la perfección el genial mexicano Mario Moreno “Cantinflas” en su película “Si yo fuera diputado”, es una vergüenza que le debe pesar a cualquier partido político y llevarlo, si no al paredón, sí a la pérdida de credibilidad y por consecuencia, de votantes. Que el fin no justifica los medios. Que la libertad y la dignidad están por encima de intereses de partido y que el bien de la nación, sólo ha de lograrse por medios honestos y decentes.

Que nunca más una elección deje tan mal sabor de boca como la de este 2012 en la que sí hubo un vencedor, pero con un muy alto costo en su dignidad y con una gran crispación de la sociedad.

¿Quién sale a defender a Peña Nieto Presidente, a pesar de haber votado por él, si los seguidores de López están prontos a la ofensa, a la agresión y a la descalificación?

Ya ganó. Que defienda su triunfo en los procesos que siguen. Que si más de diecinueve millones de mexicanos votaron por él, ahora le corresponde a Enrique Peña Nieto demostrar que no se equivocaron los que le confiaron su futuro.

A López Obrador, que se ha distinguido por su lucha y su carácter, que demuestre que si más de quince millones le creyeron, es porque tenía y tiene algo positivo. Por favor, que deje sembrado el camino para la izquierda en México, que sería su mejor legado a nuestra patria y la forma de manifestar que en realidad quiere a México. Por el contrario, si sume al país en el caos que representa el aferrarse a demostrar algo que no tiene defensa, que no supo imaginar, pasará a la historia como un hombre ruin.

A Josefina Vázquez Mota, por quien votaron casi trece millones de mexicanos, pero que llevó a su partido de ser el del poder a la tercera fuerza, le resta demostrar de qué está hecha. Cierto, el voto en contra de su partido fue más bien, un reproche social a las políticas presidenciales, no a la candidatura de Josefina que, por cierto, al final de su campaña ya empezaba a gustar. Creo en lo personal que tiene madera para mucho más de lo que ya dejó construido.

La política nunca ha sido limpia, ni nunca ha sido justa. Triunfa el que haga mejor las cosas, a pesar de que algunas veces no sean todo lo dignas, legales o correctas las que se hacen. Así han dejado perfecta muestra cualquier forma de política, desde la que se hace en las instituciones educativas por los alumnos hasta la de los organismos sociales. Por cierto, algunos de esos organismos desprecian de manera total tanto la democracia como el librepensamiento, a pesar que arengan a la sociedad a actuar a favor del bien.

Para muestra, están Fouché, Maquiavelo, Napoleón y los del PRI, que ya vimos que siguen pensando que el fin justifica los medios.

Me gustaría conocer su opinión.

Vale la pena.

Mtro. José Manuel Gómez Porchini.
Mexicano. Catedrático. Abogado.
Calmécac Asesores Profesionales S.C.
Director General


viernes, 6 de julio de 2012

Día del Abogado 2012


Compañeros abogados
Amigos todos:

Hacer uso de la voz frente a la estatua del Benemérito de las Américas, tener la oportunidad de expresar los sentimientos que inspira el más grande de los Abogados que ha dado nuestro país, es un privilegio que debe ser aprovechado al máximo.

Hoy, ante ustedes, vengo a hacer valer la disposición democrática, el deseo ferviente del Presidente Benito Pablo Juárez García por lograr que México, el país que apenas iniciara como nación independiente, lograra consolidarse.

El mérito mayor del Presidente Juárez estriba en su capacidad de rodearse de seres humanos de increíble valía: los hombres de la Reforma, la Generación del 57, que juntos, entre todos, crearon las llamadas Leyes de Reforma que le dieron la independencia moral que el país requería.

Cada día en la vida de Benito Juárez, fue una lucha constante para lograr ser reconocido en una sociedad que privilegiaba el color de la piel y el abolengo del apellido, sobre la capacidad intelectual y los valores morales.

Ahí, en donde brillaban los que más prosapia tenían, destacó el indio de Guelatao a partir de su estatura moral, de lo preclaro de su inteligencia y del alcance de sus ideas y entre ellas, existen frases que han dado rumbo al país como la que tal vez sea la más conocida de su repertorio: “Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”.

Para la juventud de todos los tiempos y para los que queremos hacer del pensamiento la fuente del México que buscamos, resalta la frase que Benito Juárez pronunciara y que dice: “Libre, y para mi sagrado, es el derecho de pensar... La educación es fundamental para la felicidad social; es el principio en el que descansan la libertad y el engrandecimiento de los pueblos”.

Y así debemos entenderlo. Que la felicidad social, la suma de la libertad y el progreso de los pueblos, sólo puede tener como fundamento la educación.

Ese ha de ser el desiderátum que persiga México: lograr la educación del pueblo para arribar a la libertad y el engrandecimiento del México en que vivimos.

El derecho a pensar, como lo expresó Juárez, debe ser libre y sagrado. Esa libertad significa no tener la necesidad de cambiar por un sueño el derecho a decidir sobre el futuro de cada uno. Implica también, que los actos de los mexicanos han de estar regidos por la conciencia individual, debidamente informada de lo que sucede y de los alcances de su decisión.

Y para poder pensar con libertad y con conocimiento de causa, se requiere la educación. Educar, como instrumento para ayudar a los semejantes en su engrandecimiento personal. Educar, como forma de hacer que México, nuestra patria, sea la nación libre y generosa que anhelamos.

Y a un pueblo educado, consciente de sus logros y también de sus limitaciones, nadie puede engañarlo con cuentas de colores. A un pueblo educado solamente puede dirigirlo el líder que logre convencer, en la conciencia de cada uno, de su interés por lograr la felicidad social que han perseguido los grandes pensadores del mundo, entre ellos, el inmortal Benito Pablo Juárez García, declarado Benemérito de las Américas por el Congreso General de Colombia el día dos de mayo del año mil ochocientos sesenta y cinco.

Por su interés en educar al pueblo, por su deseo manifiesto en sus discursos y principalmente en sus actos, Benito Juárez fue un gran educador. Otorgó licencia a sesenta mil soldados para utilizar el dinero de esos salarios en contratar maestros que fueran por toda la república a instruir a los mexicanos.

Es importante, muy importante mencionar que en la época de Juárez, cuando tuvo la fortuna de ser Presidente de la República, la población de México era de siete millones de personas, de las cuales cinco millones eran totalmente analfabetos y sólo ochocientos mil tenían estudios superiores.

El México de Juárez era un México en el que la ignorancia académica era casi absoluta, pero el pueblo, la base que siente lo que es justo, siempre le brindó su apoyo irrestricto. El México de hoy, en el que existen muchos millones de mexicanos que saben leer y escribir pero que no practican sus conocimientos, se puede decir que son analfabetas funcionales.

Por eso, hoy y aquí se debe hacer el compromiso de emular a Juárez en su deseo de lograr la felicidad social mediante la educación. Nosotros, abogados que disfrutamos del beneficio de conocer las letras y saber lo que se requiere para defender al que por ignorancia puede perder su libertad o su fortuna, tenemos el compromiso moral de buscar la educación, de pugnar por hacer de la educación la prioridad de la sociedad actual hasta que no quede mexicano que por desconocimiento de sus derechos, pueda perder lo que ha logrado.

Que como Abogados y más aún, con el honor de pertenecer al Colegio de Abogados de Monterrey, A.C., dejemos constancia de nuestro compromiso por apoyar el pensamiento, la educación, la cultura en todas sus formas, como la única manera de lograr la felicidad social anhelada por el Indio de Guelatao y que aún es asignatura pendiente.

Si compartimos nuestro conocimiento, si apoyamos al mexicano que nos necesita, ayudaremos a nuestra patria.

México debe salir adelante y para ello, necesita a sus mejores hombres. Está en sus manos el compromiso.

Vale la pena.

José Manuel Gómez Porchini
06 de julio de 2012


lunes, 2 de julio de 2012

Que el compromiso sea la educación



Ha terminado la contienda política. Ya debe haber un ganador que representa a la fuerza política que va a gobernar el país los próximos seis años. Bueno o malo, con los defectos que usted quiera, pero ya un partido político y su candidato lograron el triunfo en las urnas.

Lo que sigue, lo que se impone, es que el compromiso sea la educación. México debe salir adelante y para lograrlo ha de buscar la forma que le permita hacerlo de manera que todos sus hijos tengan acceso a los beneficios de la educación para tener un mejor país.

Para conocer la diferencia entre lo bueno y lo malo, entre lo que sirve y lo que hace daño, se requiere conocimiento y ya con él, tener la posibilidad de pensar para poder elegir. No basta con saber qué es bueno y qué es malo. Se requiere además, la capacidad de discernir para poder tomar lo que sirve para cada uno de nosotros.

Lo que le falta a México es la posibilidad de conocer lo que tiene a su alcance para elegir lo que le sirve, lo que es bueno para cada uno.

Y ese ha de ser el compromiso del nuevo gobierno de México: llevar la educación, el conocimiento, el saber, la capacidad de pensar hasta el último rincón del país, hacer que la cultura y todo lo que lleva implícito el pensar y el pensamiento, estén disponibles para todos los mexicanos.

Que nunca más un hombre de nuestra patria deba abandonar los estudios por falta de dinero. Que el gobierno entienda que es mucho más cara la falta de educación, de pensamiento, que la falta de dinero. Que los bienes de consumo que buscan vender las grandes tiendas, muchas veces no son necesarios para hacer la vida pero sí, la posibilidad de pensar.

Cuando los mexicanos hayamos entendido que solamente con un pensamiento claro, con la capacidad de elegir nacida del conocimiento de causa que produce la educación en todas sus modalidades, entonces y solo entonces, nuestra patria podrá buscar y soñar con nuevos derroteros, con horizontes más amplios, con mejores posibilidades de vida.

Hoy, que una contienda electoral ha dejado en claro que la falta de educación es motivo para que tanto los votantes como los candidatos no estén a la altura de lo que debe ser, hago votos porque en el futuro, México sea una mucho mejor nación, en la que las decisiones que a todos conciernen, se adopten precisamente entre todos y no por una camarilla que determina quién ha de gobernar.

Por nuestros hijos y su futuro, los invito a pensar en educación. En todo lo que podría ser México si tuviera una sociedad más culta, instruida y educada.

Me gustaría conocer su opinión.

Vale la pena.

Mtro. José Manuel Gómez Porchini.
Calmécac Asesores Profesionales S.C.
Director General