domingo, 18 de septiembre de 2011

Dios me ve. Y ahora la sociedad, también.




Muchos de nosotros crecimos escuchando la frase: “Dios te ve” y sí, la verdad, era suficiente para tener un rígido control sobre los niños que éramos, inocentes y bien intencionados.

Si Dios realmente nos hubiera estado viendo, habría sabido que muchas veces la conducta fue mejor de lo esperado y otras, no muchas, nada correcta. Lo cierto, es que crecimos los de mi generación y anteriores, es decir, los nacidos a mediados del siglo pasado, supervisados por unos padres que vigilaban nuestro actuar y luego, a veces, le dejaban a Dios la tarea.

De pronto, esa religiosidad se perdió y la gente, no tuvo límites ni visores que supervisaran su actuación y empezó a hacer y deshacer a su antojo.

Carentes por completo de parámetros válidos que les permitieran decidir si su conducta era buena o mala, pues desconocen lo que significa una y otra expresión, los mexicanos buscaron la forma más rápida de hacer fortuna, la manera más fácil de alcanzar sus metas y sobre todo, encontraron cómo hacerle para no hacer lo que les correspondía.

Ahí, en una sociedad que busca cómo quitarle a los demás lo que han ganado con esfuerzo, en una sociedad cuyo mejor valor es el dinero y que sólo busca bienes materiales, olvidándose de cultivar el intelecto y los valores morales, ahí estamos inmersos.

México como país ha perdido el rumbo pues no tiene líderes que le señalen con el ejemplo lo que es correcto y lo que no.

Y de pronto, la tecnología nos alcanza y ahora, surte efectos de Dios.

En todas partes existen cámaras, los tuiteros y facebookeros están a la orden del día informando de cuanto delito o abuso advierten y, por supuesto, los registros de las empresas que graban en video quién entra, quién sale y quién pasa, de pronto han sido capaces de encontrar carros robados, localizar homicidas, tener la imagen de los ladrones y por supuesto, saber quiénes intervinieron en el ataque al Casino en Monterrey.

Esa tecnología, esa capacidad del Gran Hermano planteada en 1949 por George Orwell en su obra 1984, tiempo futuro muy lejano que por cierto ya quedó muy atrás, ahora existe y es una realidad.

Los chips que regulan y controlan la vida, las cámaras que todo lo observan, la capacidad de que el mundo se haya reducido a sólo una aldea global merced a la capacidad de las comunicaciones de acercar todo y llevarlo en tiempo real al más recóndito lugar del planeta, existen de verdad y no son ya una obra de ciencia ficción.

Tal vez Dios nos vea. Tal vez no. Pero el hombre ha alcanzado la capacidad de tener un control casi absoluto de lo que sucede aún en la intimidad de las alcobas.

En esa línea va el saber humano y pobre de aquél que pretenda ignorarlo. Sobre todo, los políticos, que si antes estaban en una cajita de cristal, ahora están expuestos y a expensas de la opinión pública las veinticuatro horas del día. Así ha sido como los han logrado sorprender batallando con las ligas, chamaqueados o con quesos.

México debe salir adelante y necesita saber que la sociedad lo ve, lo está vigilando y espera que las cosas se hagan bien. Ahora sí, habrán de tomar clases, aprender a hacer su trabajo bien y principalmente, entender que nuestra patria ya no puede darse el lujo de tener funcionarios que, pensando que nadie sabe lo que hacen, pretendan hincharse los bolsillos a manos llenas.

Me gustaría conocer su opinión.

Vale la pena.


José Manuel Gómez Porchini.
Comentarios: jmgomezporchini@gmail.com        


domingo, 11 de septiembre de 2011

El alcalde regio.



Para arribar a un puesto de elección popular, en la situación actual de México, forzosamente se requiere el apoyo y patrocinio de un partido político. Es decir, que si un ciudadano desea postularse para alcalde, diputado, senador o cualquier otro puesto, debe apoyarse en las siglas y la estructura de un instituto político.

De pronto, en los de izquierda aparece gente muy de derecha, que rompió lanzas con sus anteriores amigos y ahora busca plataformas, así sean contrarias a sus ideas. O un izquierdista que se arropa con lo más recalcitrante de la derecha, que le abren las puertas sólo para poder ganar una elección, vendiendo sus votos al diablo, que hasta podría decirse que los fundadores de su partido volverían a morir de ver lo que hacen con su creación.

Y así, cada uno de los partidos y los candidatos, se acomodan en la geometría política a su gusto y la mueven según sus necesidades. Lo último que les importa, a la inmensa mayoría, son las ideologías, los principios y los valores éticos.

Si no, dígame la razón de que tantos políticos hayan cambiado tantas veces de partido, sin ruborizarse y sin perder la compostura. Parecen verdaderos saltimbanquis.

Ahora bien, cuando uno de esos… ¿políticos?, ya logró ganar, los mexicanos todos debemos entender que lo eligió el pueblo, poquito o mucho, malo o bueno, pero debe gobernar para todos, no sólo para los líderes y simpatizantes de su partido. Cualquiera que sea este.

Hoy quiero comentarle a Usted que Fernando Larrazábal Bretón, es un panista que, al parecer, no hace muy buena amistad con los líderes de su partido, pues le acaban de solicitar su renuncia por los escándalos de su hermano y uno de sus ayudantes.

Aclaro, tengo excelentes amigos entre los panistas, como entre miembros de los demás partidos pero no soy miembro de ese.

Sin embargo, a pesar de que no voté por Fernando Larrazábal, acepto, admito y reconozco que es el Alcalde, así, con mayúsculas, de Monterrey y, que su gestión ha dado mucho más cuestiones positivas que negativas.

Para empezar, ha sido el único con la voluntad suficiente para limpiar el centro de Monterrey, pues con decisión se enfrentó a quienes detentaban un poder falso en las calles invadidas hace muchos años: Reforma y Colegio Civil. Regresó la ciudad a sus pobladores.

También, inició una limpia profunda en los departamentos de policía y tránsito, coincidiendo con la época de mayor problema de delincuencia, pero a pesar de ello, ha salido un poco menos maltratado que otros alcaldes, que han sufrido más daños y han perdido hasta la vida.

Ha enfrentado a los medios de comunicación, especialmente los televisivos de Monterrey, conocidos y famosos por su falta de objetividad, destacando, el arquitecto Benavides, que se ha erigido en juez de última y única instancia y sus juicios son más que sumarios, sumarísimos, pues cuando se asume defensor de una causa, la que sea, va decidido a demostrar que todo lo que se interponga en su camino es negativo, incluyendo el alcalde de la ciudad en la que labora, olvidando que la empresa a la que pertenece, es cliente frecuente de Profeco y demás instancias de gobierno por fallas… situación que obvio, no reconoce públicamente. Olvida también, que sus programas han dado mala fama a Monterrey por las ofensas que provocan, lo que no critica con objetividad.

Aquí es menester aclarar que, en otras latitudes, los juegos políticos eso son: juegos y cuando terminan, la población toda se suma a favor del triunfador.

En nuestra patria, al que gana hay que demostrarle que no sirve, obvio, los que somos de otro partido y además, ¡sus propios correligionarios!

Es parte de lo mucho que debe cambiarse en nuestro país. Es parte de lo que está en juego. Si ya ganó y nos debe representar a todos, si ya es presidente municipal, diputado, senador o lo que sea, lo va a ser de todos, no sólo de los de su partido. Y también, todos, los de todos los partidos, debemos apoyar a nuestros funcionarios, para que tengan la legitimidad que se requiere para enfrentar al enemigo común: la delincuencia en todas sus vertientes.

Por eso, si el hermano, o el amigo, o el ayudante o cualquier otro pero no el alcalde han sido sorprendidos en actos de corrupción, que paguen como deba ser. La patria es primero, dijo Don Vicente Guerrero y ojalá así lo esté asumiendo Fernando Larrazábal Bretón.

Puede cambiar de ser un simple alcalde defenestrado más, es decir, otro arrojado al tambo de la basura de la historia, a ser El Alcalde de Monterrey que se cubrió de gloria, que alcanzó altura de estadista y que, en su futuro, podrá buscar el voto ciudadano, no el de su partido.

Ya vimos cómo le fue con sus amigos. 

Me gustaría conocer su opinión.

Vale la pena.

José Manuel Gómez Porchini.
Comentarios: jmgomezporchini@gmail.com        


domingo, 4 de septiembre de 2011

La glosa del informe.




Glosa significa, según el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua: Del lat. glossa, palabra oscura, que necesita explicación, y este del gr. γλῶσσα, lengua). 1. f. Explicación o comentario de un texto oscuro o difícil de entender.

Es decir, un texto que resulta incomprensible o que deviene oscuro, necesita ser glosado, ser interpretado para poder ser comprendido por los demás.

Hoy, aparece que el informe del Presidente de la República debe ser glosado, es decir, es un texto oscuro y difícil de entender que necesita ser explicado a la mayoría de la población.

El propio Presidente ha invitado a la ceremonia de glosa de su informe y los importantes del país, comunicadores incluidos, han acudido en masa a la convocatoria.

Sin embargo, acá abajo, al pueblo, a los que no tenemos la información privilegiada que permite asegurar el futuro y hasta por varias generaciones, nos sigue resultando incomprensible el estado general de la nación.

Todos conocen la forma de operar de las bandas de criminales, menos el gobierno. Todos han visto a los estafadores profesionales que atracan escudados en nombramientos oficiales, menos el gobierno. Todos saben lo fácil y barato que resulta insultar policías, lo sencillo que es vender quesos a muy altos costos y así, hasta el infinito. Cada una de las formas de lastimar al país, que ya está lo suficientemente herido como para seguir maltratándolo.

Tenemos un informe que se entrega por lo bajo y de forma que sólo quien disponga de toda la parafernalia necesaria, podrá lograr su glosa.

Así, con ese tipo de situaciones y conociendo la realidad, el mexicano común no requiere ni de informe ni de glosa.

Necesita libertad de pensamiento, de expresión, de forma de vida, de elección de futuro, de expectativas de sueños y de los mismos sueños.

México debe salir adelante y no lo está logrando merced a la pésima labor de quienes deberían encabezar el orgullo nacional, de quienes tienen todo para ser guías del pueblo entero y que, en aras de una victoria pírrica, de una migaja de poder o de un peso del que luego abjuran, han venido perdiendo la oportunidad de elevarse a los ojos de la nación como los forjadores del cambio.

Ver a políticos de todos colores convocando a marchas contra políticos de otro color o del suyo mismo, sólo porque no les concedieron el privilegio, la prebenda o la canonjía prometida, en verdad que produce una sensación entre asco y vergüenza.

Yo le pido a Usted, mi querido lector, que entiende por haber analizado la situación nacional, actúa en consecuencia. Luche siempre por hacer brillar el derecho y más aún, sobre el derecho y la legalidad, busque siempre que la justicia sea la que prevalezca, no importa que así no lo contemple la ley.

Piense siempre que su actitud digna, de valor y respeto por los derechos de los demás y los suyos propios, será siempre un guía para los demás.

Si lo ven a Usted, que es ese ejemplo, doblarse ante el poderoso, aceptar la limosna de quien tiene o permitir las afrentas del ruidoso y agresivo, habrá perdido su valor y así, aunque traten de glosar su conducta, la sentencia ya estará dictada: culpable.

Así, existe sentencia respecto al actuar de nuestros gobernantes: culpables.

Me gustaría conocer su opinión.

Vale la pena.

José Manuel Gómez Porchini.
Comentarios: jmgomezporchini@gmail.com