martes, 13 de marzo de 2018

Candidatos, a favor de tecnología y bancarización.


José Manuel Gómez Porchini / México debe salir adelante

Estamos en época de precampañas, que ya, para casi todos los efectos ante la gente, son verdaderas campañas con todo lo que estas llevan.

Los candidatos, como siempre, prometen construir el puente y también el río que ha de pasar por debajo. La gente, como siempre, sigue creyendo porque tiene la necesidad de confiar en que alguien desde arriba ha de resolver todos sus problemas, olvidando que cada uno es creador de su propio destino.

Y ya, ahora, tenemos a la tecnología como una realidad que nos invade cada día más en todos los aspectos de la vida. Hoy tuve oportunidad de ver el vídeo de un camión que no utiliza conductor pues es manejado por computadora y que hizo su viaje inicial de primer envío comercial en Colorado, U.S.A., fabricado por OTTO, empresa que así los produce.

También seguimos teniendo los programas de cliente frecuente que ya manejan la inmensa mayoría de las empresas y que consiste que en cada operación que usted hace, la quinta es gratis, o le abonan puntos, o le hacen descuentos o le devuelven efectivo y más.

Los bancos, por su parte, luchan por alcanzar mayores mercados y se pelean a los cuentahabientes, cuando su población destino es solo de aquellos que cumplen varios requisitos: tener documentos de identidad (con lo cual se elimina a más del diez por ciento de la población), que no necesite el dinero (lo que elimina al 90% de los mexicanos) y además, que tenga bienes para garantizar el préstamo. Definitivamente, así no han de conseguir clientes.

Pero estamos en posibilidad de sumar esos tres factores: la necesidad de tener más cuentahabientes, los programas de lealtad al cliente y los avances de la tecnología.

Sumados, nos pueden llevar a resolver un problema cada vez más grande y que pone a un altísimo porcentaje de mexicanos en graves problemas: la falta de seguridad social, entendiendo ésta como pensión, servicio médico, guarderías; préstamos para estudio; canchas deportivas y mucho más.

Esa suma consiste en crear una tarjeta de cliente frecuente, proporcionada por el Gobierno Federal, que asuma un porcentaje del Impuesto al Valor Agregado, IVA por sus siglas, de manera que en cada operación que haga cada uno de los mexicanos, deslice la tarjeta y obtenga, vía electrónica, el equivalente a dos o tres puntos de IVA para que le sean acreditados en una cuenta bancaria a su favor. Ahí, estamos hablando de ciento veinte millones de cuentas y todas con depósitos más frecuentes de lo que se puede usted imaginar.

Entran en juego la tecnología; el servicio de banca y los programas de cliente frecuente. El resultado sería que la gente, al saber que de cada operación va a tener algo para su retiro, exigirá que la operación quede registrada. Cambiarían el nombre del dueño del teléfono o de la luz de la casa, que está a nombre del abuelo que murió hace treinta años para ponerlo a su nombre y así, generar en su favor.

También, al pedir que la operación se registre, se abatirían la evasión y elusión fiscales por concepto de IVA, pues el cliente pediría el registro de la operación.

Tendría Hacienda ciento veinte millones de inspectores fiscales dispuestos a informar cuando un proveedor se niegue a registrar la operación, pues perderían su parte.

Ya no es problema la terminal punto de venta, ya que desde cualquier celular se puede hacer la operación.

Lo único que se necesita es la voluntad política para hacerlo valer.

Yo quiero a México y quiero que las cosas cambien. Ojalá me apoye difundiendo la propuesta y en todo caso, si usted es amigo de uno de nuestros próceres, dígale que ya existe una propuesta válida. Está publicada íntegra. Está a la orden de México. Está a sus órdenes.

Me gustaría conocer su opinión.

Vale la pena.


José Manuel Gómez Porchini