domingo, 12 de diciembre de 2010

De los cuetes y demás explosivos.

Cada año se escuchan las voces de grandes grupos de la sociedad exigiendo que se cancele la venta de cuetes y demás artilugios explosivos en nuestras calles con motivo de las fiestas de fin de año.

Cada año, también, se oye a los comerciantes exigir su derecho a vender y a los escandalosos a que se respete su derecho a comprar explosivos sin control.

Lo más lamentable es que también cada año, se presentan muertos, quemados, accidentes y toda suerte de daños derivados del mal uso y del peligro que representa manipular explosivos.

Los incendios en casas, comercios, mercados y tantos otros lugares que tuvieron su origen en un “inofensivo” cuete, cada vez son más y también, va en incremento lo que duelen.

Mi pregunta a Usted, mi querido lector, es: ¿Será válido que se siga permitiendo la venta indiscriminada de explosivos peligrosos a diestra y siniestra, según porque es la tradición y así se usa? ¿Es correcto que siga habiendo muertos sólo para que dos o tres sujetos se sientan a gusto haciendo explotar su dinero y las vidas de los vecinos para sentirse satisfechos?

Estimo que no. La sociedad ahora tiene pánico de los ruidos fuertes. La gente está asustada. Y no es para menos. A la inmensa, ya casi incontable cantidad de muertos que registra la estadística, han de sumarse ahora los que dejen las festividades de fin de año que siempre, traen tragedias.

Dionisio Muñoz Buendía, sacerdote de Concepción del Oro, Zacatecas, bello municipio zacatecano, está gravemente herido y hubo dos muertos, entre ellos, un menor de edad, como consecuencia de unos cuetes mal dirigidos, mal controlados y sin manejo de adultos responsables.

Parece increíble que sigan diciendo que sólo bajo el cuidado y supervisión de un adulto han de poder utilizarse los cuetes.

En Concepción del Oro, el Sacerdote estaba a cargo de la pólvora. Tenían una vigilancia sobre el polvorín a utilizar y sin embargo, les ganaron unos niños que, jugando, al parecer aventaron unas palomitas de pólvora a donde se resguardaba lo demás del material.

Aquí, en la ciudad, donde los padres sólo aciertan a entregar dinero a los pequeños para que adquieran los cuetes sin ninguna restricción, no existe control alguno.

Los incendios son cada año como también los heridos y muertos.

La autoridad debe hacer valer la ley. Debe lograr que prevalezca lo que está en los textos y por lo tanto, debe resguardar el orden. En ese orden se incluye mantener la calma y que exista paz. Esa es su obligación.

Me gustaría conocer su opinión.

José Manuel Gómez Porchini.



2 comentarios:

  1. pues si son muy peligrosos, pero pues a mi en lo particular ni me va ni me viene. Ya que cuando estaba niño tronaba cuetes junto con familiares y amigos, y nunca he presenciado alguna trajedia. Y pues como dije, me da igual si los prohiben o no...

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  2. Anónimo: Reitero que publico los comentarios, excepto aquellos que son ofensivos, no por lo que dicen, si no por la forma en que lo dicen. Las palabras reflejan el nivel de quien las escribe.

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