jueves, 7 de abril de 2011

Problemas de la educación.

Hoy, que tengo la fortuna, el privilegio y el placer de poder dedicar gran parte de mis esfuerzos a la docencia, he empezado a aprender en carne viva algunos de los problemas que aquejan a los maestros.

De entrada, permítame comentarle que en México existen dos niveles, categorías o clases de maestros: los que pertenecen al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y los que no. Punto.

Los del sindicato, los de primera, sí tienen derecho a vacaciones, a aguinaldo, a salario completo, a prestaciones, a pago en las épocas en que los alumnos no acuden a las escuelas, a servicio médico, a pensiones y jubilaciones y otras cosas que deberían ser extensivas a todos los maestros y más aún, a todos los trabajadores y a todos los mexicanos.

Los otros maestros, los de segunda y más abajo, en su clasificación aparte, tienen un gran número de subdivisiones, pero todas malas: los que sólo cobran por hora, un aproximado de cuarenta a sesenta u ochenta pesos la hora o los privilegiados que ganan trescientos, así sean colegios y universidades en las que el alumno paga cuando menos, trescientos pesos la hora de asistencia a clase, o pequeñas universidades o colegios en las que el alumno paga veinticinco pesos la hora. Por supuesto, ninguno tiene derecho a seguridad social. El maestro de escuela privada, por lo general, no está inscrito en el Seguro Social. Claro, debe Usted recordar que el maestro es uno solo y los alumnos los hay en grupos de veinte, treinta, cuarenta o más, no importa que sea antipedagógico.

Es decir, se confrontan el pago único a un maestro con los múltiples pagos de los alumnos. Así de fácil.

Todavía está sujeto a discusión cúal maestro es más productivo y mejor enseña a sus alumnos: el del sindicato en escuela oficial o el de la escuela privada. Que conste, soy egresado de instituciones educativas públicas. La instrucción formal que he recibido, la debo a escuelas en las que los maestros pertenecen al sindicato.

Quiero comentar que aparece en El Sol de México de fecha 5 de abril lo siguiente:

Judith García / El Sol de México. Ciudad de México.- Especialistas y exfuncionarios de Educación coincidieron en que los maestros mexicanos no están preparados para educar didácticamente valores a los estudiantes, porque fueron preparados para enseñar sólo teoría. A ese problema, los expertos le sumaron dos debilidades más al sistema educativo: la limitada entrega de recursos económicos y humanos para enseñar a quienes tienen menos, así como la imposibilidad de educar en justicia si el propio sistema educativo no está haciendo lo propio.

Es decir, los funcionarios de educación reconocen que el propio sistema educativo no está haciendo lo correcto y señalan como problema la imposibilidad de educar en justicia si el propio sistema educativo no lo hace.

Aquí retomo lo que inicialmente indiqué. La institución educativa no te contrata porque no tienes experiencia. Lo primero que te dice es que necesitas incrementar tu currículum para acreditar que sabes mucho. Pero luego, cuando ya estudiaste y tienes especialización, diplomados, maestrías, doctorados, cursos, cursitos y cursillos, resulta que no eres candidato a un cargo de catedrático porque eres muy caro. Créame, mi querido lector, que esa es una razón de las instituciones educativas para no contratar a los maestros. El exceso de calificaciones.

Obvio, contratan al maestro que se deja pagar la mitad o menos, pues está necesitado y abandonan a su suerte al capacitado y al digno. Eso, señores, tal vez sea financiera y económicamente correcto, pero es contrario a la ética por el lado que lo vea. Así, en ese contexto, ¿qué valores puede la institución exigir a sus docentes? ¿Usted, le confiaría sus hijos a la escuela que corre a los maestros que saben y tienen experiencia para contratar sólo a los que carecen de diplomas pero resultan más baratos?

Sí, la educación es un negocio, lo entiendo. Sí, la escuela debe ganar con sus alumnos, también lo entiendo. Pero vamos, que el juego sea para todos, que sea una situación de ganar-ganar y no sólo donde la institución gane.

Que el directivo de la institución, tenga cuando menos idea de lo que está haciendo y no, que sea como algunos que conozco que no alcanzan a distinguir la o por lo redondo y que en su afán de ganar dinero, pierden de vista que el producto de las escuelas, son seres humanos, a los que se debe enseñar a pensar, a disentir, a proponer y a sumar, no sólo a obedecer ciegamente.

Para eso, los hubieran dejado sin instrucción ni educación, que el conocimiento no es más que una enciclopedia y una computadora a horcajadas en un burro. Tendrá el burro mucho conocimiento, pero no piensa. Y por eso mis alumnos son especiales.

Todos cuestionan. Todos preguntan. Tienen la ilusión de ganar, de saber, de demostrar que todo es posible.

Me gustaría conocer su opinión.

Vale la pena.

José Manuel Gómez Porchini.
Maestro mexicano y además, orgulloso de serlo.




1 comentario:

  1. Mtro. José Gómez Porchini, la nota que hace es muy atinada, poniendo en evidencia que ni la educación Publica ni la Privada, se salva de contar con directivos que sólo buscan un sólo objetivo, ganar-ganar para ellos. Pierden el piso, y más las Privadas, que la importancia de la Educación es educar ben a los alumnos para poderlos egresar preparados y puedan enfrentar una realidad cambiante en lo laboral, teniendo en cuenta que han sido capacitados tanto en la teoría como en la práctica. Pero actualmente las Instituciones -tanto públicas como las privadas, que hoy son las más solicitadas- han perdido muchos valores, y uno de éllos es el contratar maestros capacitados y con expeiencia. Pero todo indica que es lo contrario. Se debería hacer una propuesta ciudadana para que nuestros legisladores se pongan al día en materia de educación, que es su deber y obligación urgente legislar en la materia en su deber, dejando de lado su falta de visión y de capacitación, cambiando de fondo la realidad fatal en que se encuentra la Educación en todos los niveles. Y me sumo a su pronunciamiento, VAle la Pena hacerlo por las futuras generaciones. Jesus A. Vallejo Mauricio.

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