sábado, 2 de abril de 2011

De los nuevos formatos de familia.




En el tiempo, la familia ha sido el pilar de la sociedad. Claro, se ha pasado de la familia gobernada por la fuerza del padre a la que dominó el ingenio de la madre y luego se retoman los papeles, de manera cíclica, a lo largo de los tiempos. Van mandando unos y otras, alternadamente.

El papá proveedor, la madre protectora, los abuelos que consienten, los tíos que custodian y regañan, cada uno ha tenido su papel en la familia.

De pronto, sin darnos cuenta y sin analizarlo, ahora estamos inmersos en un mundo donde la abuela pertenece a la primera generación que envió a sus hijos a la guardería pues debió salir a trabajar. No cuidó a sus propios hijos, la necesidad se lo impidió. ¿Ahora, cuando tiene libertad económica, se va a amarrar a cuidar un chamaco que no es suyo?

El abuelo, cuando aún vive, ha trabajado siempre de sol a sol para sacar la casa adelante, es el papel que le asignó la sociedad. Él, nunca lavó un plato ni cambió un pañal. No supo lo que es dar un biberón ni dormir al niño.

Claro, los ahora padres, que van desde los apresurados que a los veinte ya traen su propio niño y a quienes se les terminaron sus libertades, hasta los que han alargado al máximo su deseo de disfrutar su juventud avanzada y ya están muy cercanos a no poder concebir por edad, pero que apenas se acaban de casar y asumir una nueva responsabilidad. Al fin padres, quieren lo mejor para sus hijos… si los cuidan sus papás.

Ellos, los nuevos padres, tienen obligaciones en la vida. Crecer como personas, explotar sus potencialidades, conseguir dinero para comprar ese nuevo diamante que todos traen o el carro de muchos foquitos que es obligatorio so pena de ser excluido de la sociedad y urgencias como esas. Sin embargo, relegan la vida en pos de buscar lo que se necesita para armar la vida.

En un abrir y cerrar de ojos, ahora estamos ante familias en las que los hijos crecen solos, los padres se saludan los fines de semana, más como compañeros de cuarto que como un verdadero matrimonio, los abuelos se mandan mensajes con los nietos por Twitter o Facebook, cuando no les da pena ni hacen muchos osos. Claro, cuando los tíos se entrometen les dan “unfollow” y listo. Se acabó el problema.

De pronto, asumir que las discusiones en casa son por los efectos de la política de Marx en América latina o que si la traducción correcta de safe and warm es sano y salvo y no salvo y caliente, cambian por completo los paradigmas.

Un día, me tocó en suerte ver un matrimonio en el que los dos trabajan y ella, además estudia. Claro, tiene todo el derecho del mundo a aspirar a más. Eran las diez de la noche y él estaba en el coche esperándola, como cuando eran novios, pero con un bebé de cuatro o cinco años en brazos, ya dormido. El bebé ha crecido con abuelas y en guarderías. Los dos trabajan. Él lava los platos cuando ella sale tarde de la escuela y ella lo hace cuando llega temprano. Los dos barren y trapean. No está la situación para pagar una asistente doméstica que realice esos menesteres. ¿Pierde ella su feminidad por eso? ¿Él deja de ser hombre por hacer esas labores?

Y empiezan a surgir muchas interrogantes. ¿Está bien que los dos estudien y trabajen? ¿Es correcto dejar a los niños en la guardería?

Hay quien opina que la violencia actual es prohijada por ese cambio en la familia. Mi pregunta es: ¿Acaso antes, cuando había la familia “tradicional” no había delincuentes?

Estimo que lo que falta es darle quehacer a la población. Abrirles los espacios de trabajo, de diversión, de esparcimiento, de manera que tengan dónde desfogar sus energías. Que obtengan algo lícito por sus esfuerzos y no, que sean presa fácil de la tentación.

Mientras la familia, sea cual sea su forma de integración y sean cualesquiera sus afanes, en cuanto sean morales y éticos, mientras la familia tenga lazos de amor, para lo que no se necesita ningún formato ni existe uno predeterminado, en cuanto sus miembros se apoyen y se defiendan, unos a otros, podremos pensar en seguir la vida, en crecer la familia a nivel mayor y ser un México mejor.

Claro, falta el caso cuando los hijos ya trabajan o cuando hay dos padres o dos madres o los criaron los abuelos o hay una madre soltera o un padre abandonado o cualquiera otra de las formas nuevas de familia que ahora existen, pero eso será materia de otra colaboración.

Me gustaría conocer su opinión.

Vale la pena.

José Manuel Gómez Porchini.





2 comentarios:

  1. Excelente nota la verdad, nos sirve en demasía para reflexionar y creer en lo que somos dentro de nuestro vinculo familiar, igual a muchos o diferente a otros o sin un formato predeterminado como usted muy atinadamente lo refiere lo importante es mantener e inculcar ese lazo de AMOR y RESPETO con nuestras familias pues es ahí donde se crean esos principios fundamentales para poder estar en paz con la sociedad. En hora buena, excelente nota. SALUDOS CORDIALES. Atte. Lic. Aaron Ramirez Hdz.

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  2. No se deja de ser Hombre por participar en labores domésticas, por el contrario.

    El mundo en su conjunto está cambiando... también el tejido social y la célula denominada Familia; los matrimonios del mismo sexo por ejemplo -entre otras formas-. Lo importante será que busquemos fomentar con el EJEMPLO los buenos valores a nuestros hijos, en mi caso pido a mi hija: "Vamos, vamos... ayudemos a recoger los juguetes o... a llevar los platos a la cocina, así ayudamos a Mamá"... de esta forma todos participamos y ella aprende. Un abrazo Don José y... Felicidades.

    Saludos fraternos,
    L.C.P. Rodolfo Castellanos Reul / rcreul@yahoo.com

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