sábado, 19 de diciembre de 2009

Del matrimonio y sus efectos

Unirse en matrimonio implica conseguir la autorización de la sociedad para hacer vida en pareja. Es estar autorizado a hacer vida en común con otra persona, de la que esperas amor, comprensión, apoyo, solidaridad, compañía y muchas otras cosas.

Obvio, la mayoría de los cultos religiosos han tratado de apropiarse de la institución del matrimonio para poder así, de alguna manera, controlar a sus feligreses.

Que si los casados son más productivos porque no andan de desvelados, que los solteros no sirven por sus vicios, que una mujer sola no es confiable, que bueno, todos y cada uno de los mitos, verdades y mentiras que se han tejido alrededor del matrimonio.

Sin embargo, en algún momento de la vida, allá cuando empezaron las mujeres a estudiar y rebelarse en contra de lo establecido, lo que implicó la liberación femenina, de algún modo empezó a cambiar el papel del matrimonio en la vida de las personas. De repente, ya no era necesario que dos personas estuvieran casadas para tener hijos, lo que por supuesto, va en contra de lo que todavía yo aprendí en la escuela y en la vida, pues una persona soltera de ninguna manera podría tener hijos… bueno, eso supe siempre, hasta que me di cuenta que el matrimonio no es requisito para tener hijos.

De repente, aprendí que además de los hijos, el matrimonio servía para garantizar a las personas el acceso a los beneficios y derechos que previene la, por supuesto, retrógrada ley federal del trabajo, así, con minúsculas, pues no puede pensarse que una ley que de entrada desaparece la institución del matrimonio, sea buena. Pero así es. El Código Obrero reconoce, en el artículo 501, lo siguiente: la persona con quien el trabajador vivió como si fuera su cónyuge durante los cinco años que precedieron inmediatamente a su muerte, o con la que tuvo hijos, siempre que ambos hubieran permanecido libres de matrimonio durante el concubinato. Es decir, si no aparece o no existe una esposa legítima, una concubina es lo mismo. Con eso, si bien se reconoce y se corrige una situación de hecho, se destruye al matrimonio como la base de la familia.

Luego entonces, si los hijos nacen sin casarse, si los derechos de los trabajadores se conceden sin que existan papeles de matrimonio, si además, en materia civil las herencias, legados y demás son independientes del estado civil, ¿Para qué sirve el matrimonio? ¿Cuál es la razón de que ahora, de repente, los grupos de personas con preferencias sexuales diferentes estén peleando por que se reconozca al matrimonio entre personas del mismo sexo como válido? ¿Qué es lo que buscan?

Aquí es donde Usted y yo vamos a tratar de encontrar sentido al problema.

El matrimonio es la unión de un hombre y una mujer para perpetuar la especie. Es decir, no son dos hombres y una mujer o dos mujeres y un hombre o tres y tres o varios o algo así. Además, deberá perpetuarse la especie.

Sin embargo, ¿qué sucede cuando uno de los dos no puede tener hijos? ¿Será válido, acaso, que un defecto físico que incapacite a cualquiera de los miembros del matrimonio a procrear hijos, lo deje fuera del matrimonio? ¿Será correcto que una enfermedad sea suficiente para terminar un matrimonio, porque uno no puede “darle hijos”, como si los hijos los estuvieran dando en alguna parte?

En caso de que ya casados, se descubra un tumor en la matriz de la mujer que le impida tener hijos, ¿será válido que se les permita adoptar uno?

Es decir, de existir una incapacidad para procrear o simplemente porque tienen ganas de tener otro hijo, ¿es correcto se les autorice?

Si logramos contestar que sí a la pregunta anterior, podremos validar la unión entre personas del mismo sexo, ya hombres, ya mujeres, pues de dicha unión resulta lógico no podrán existir hijos más sí, la posibilidad de adoptarlos.

Entonces pasamos al tema de la protección. De manera civil, uno le deja al otro la totalidad de los bienes tangibles, casas, carros, terrenos y demás.

Pero, aquí viene la parte más interesante. ¿Cómo va a poder dejarle derechos laborales a su compañero de vida, ya hombre, ya mujer, es decir, a alguien de su mismo sexo, si dicha unión no está regulada por la ley y las leyes que la empiezan a regular no contemplan derechos para los compañeros de vida del mismo sexo?

Pongamos como ejemplo el caso de dos personas, hombres o mujeres, compañeros de trabajo que por azares del destino vivieron juntos y de manera repentina, se quedaron sin más parientes que su compañera o compañero, según sea el caso y una de ellas sí alcanzó una pensión y la otra no. La que tiene pensión, ¿cómo va a extender la seguridad social de que goza si su compañero de cuarto no es su familiar, no es su cónyuge ni tienen relación alguna? Vamos, ni siquiera han existido relaciones sexuales entre ellas, pues la vida las llevó a vivir juntas, más cada una con sus propios afanes. ¿Acaso lo va a conseguir el nuevo formato de matrimonio que se plantea en varias legislaciones, que podrá darse entre dos hombres o dos mujeres o algo así?

Ojalá recuerde Usted, mi querido lector, que la propuesta que hemos venido manejando previene la seguridad social para cada uno en lo individual y que la forma de transmitir los derechos derivados del fondo de ahorros logrado por una persona, es vía civil, es decir, mediante legado, testamento o herencia, por lo que las cuestiones sexuales, matrimoniales, de unión o de preferencia no tienen absolutamente nada que ver.

Usted podrá dejar el saldo de su cuenta a favor de quien Usted estime conveniente, salvo de aquellos casos en los que tenga esposa o esposo, en los que el cincuenta por ciento, de manera forzosa, será siempre para el cónyuge supérstite, es decir, para el que sobreviva, según sea el caso.

Si lo analiza con detenimiento, verá que no se requiere de un acta de matrimonio para generar derechos, como tampoco dicha acta garantiza los fines primarios de la institución: amor, paciencia, respeto, confianza y demás.

Esos se consiguen cuando se admira a la otra persona, cuando Usted va buscando alguien para hacer la vida juntos, cuando Usted está dispuesto a dar y a darse, no sólo a recibir. Piénselo.

Vale la pena

Me gustaría conocer su opinión.

José Manuel Gómez Porchini.
Comentarios: jmgomezporchini@gmail.com

2 comentarios:

  1. Yo creo que en todo tiene razón, el papel hace la formalidad del matrimonio, pero ante quien ??? solo para la sociedad, la base del matrimonio siempre ha sido la procreación, mas sin embargo en los tiempos modernos muchas parejas deciden no tener hijos, lo mismo pasa con las personas del mismo sexo, son dos personas que unen sus vidas y creo que si es justo, tal vez no llamarlo Matrimonio, pero si que se tengan los mismo derecho civiles, y sobre todo que sea mas legal en todos sus aspectos, creo que aparte de las creencias de muchas personas, se va a terminar por regularizar y darle mayor formalidad a la unión entre dos personas, del mismo sexo o no, ante la sociedad.

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  2. Bueno, se supone que la union entre dos personas viene desde que los humanos existimos, mencionando todas sus etapas, y la base es procrear, empezando por el reino animal, sólo que ahora existe el dichoso papel para recibir ciertos "privilegios", y yo opino que viviendo en un país tan cercano a E.U., donde si lo aprueban, por que seguimos en el retrazo, por que no dar oportunidad a las personas del mismo sexoa a casarse y recibir los mismos derechos y por que no adoptar, siempre y cuando investiguen las autoridades competentes el perfil de los solicitantes; estoy segura que hay perosnas ya sean unidas o solteras que pueden ofrecer una calidad de vida diferente a un menor, lo contrario a los propios "padres" que abandonan sin piedad a un ser indefenso, en fien es cuestión de ponerse a pensar. Atentamente: Paola Ruiz

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