Los tiempos modernos nos han brindado la oportunidad de utilizar vehículos de motor para trasladarnos a los diversos lugares donde hemos de desarrollar nuestras actividades. Obvio, tal como los gambusinos de antes y los charros mexicanos de la época de Don Porfirio, necesitamos un lugar más o menos seguro para depositar nuestros medios de transporte.
Antes, el caballo se amarraba a la entrada de las negociaciones o casas comerciales en los lugares ex profeso destinados a tal uso y ahí se encontraban seguros. Ahora, los carros deben tener un lugar para estacionarse so pena de que los clientes eviten el comercio que les niegue esa posibilidad.
Es decir, el hecho es el mismo: el proveedor de mercaderías ha de facilitarle al cliente un lugar para que deposite su medio de transporte, ya caballo, diligencia, carrito o carruaje, ya con un pienso o alimento para caballos a la mano o con personal para lavar el vehículo como cortesía de la casa.
Sin embargo, la diferencia estriba en que la gente, antes y sin regulación alguna más que la decencia y la nobleza de cuna, brindaba el servicio de manera gratuita.
Ahora, a pesar de que pudiera existir quien me diga que la ley les faculta o les proporciona a los dueños de los locales comerciales la posibilidad de cobrar por los espacios o cajones de estacionamientos que proporcionan a sus clientes, es decir, que sea lícito y válido que los grandes supermercados, los conjuntos de tiendas que se establecen en grandes locales unidos y con nombres pomposos, lo cierto es que quien cobra por brindar un servicio a que obliga la decencia, la buena crianza, la nobleza de estirpe, es precisamente porque carece de esas virtudes.
Es muy distinto que en una zona determinada, un negocio se establezca precisamente para proporcionar el servicio de estacionamiento o que la propia ciudad, la que Usted, mi querido lector, elija, establezca un cobro por el uso de los espacios públicos, lo que es válido y legal y otro, muy distinto, el que alguien lo invite a su casa, a su tienda, a que Usted vaya de compras y aparte, sin que sea el objeto social de dicha empresa el brindar el servicio de estacionamiento, le cobre a Usted, por ir a comprarle las mercaderías que expende.
Estimo que a pesar de que pudiera haber una ley que les autorice a dichos cobros, lo que de plano no creo, lo correcto será que las áreas de estacionamiento de los centros comerciales y tiendas en general, excepción hecha de los negocios establecidos precisamente como estacionamientos, deberían de ser gratuitos.
Lo invito a dejar de acudir a los lugares donde le cobren por estacionarse. Si todos lo hacemos, habremos de lograr que retiren esos inmorales, indecentes, indebidos y arbitrarios cobros.
Me gustaría conocer su opinión.
Vale la pena
José Manuel Gómez Porchini.
Comentarios: jmgomezporchini@gmail.com
Antes, el caballo se amarraba a la entrada de las negociaciones o casas comerciales en los lugares ex profeso destinados a tal uso y ahí se encontraban seguros. Ahora, los carros deben tener un lugar para estacionarse so pena de que los clientes eviten el comercio que les niegue esa posibilidad.
Es decir, el hecho es el mismo: el proveedor de mercaderías ha de facilitarle al cliente un lugar para que deposite su medio de transporte, ya caballo, diligencia, carrito o carruaje, ya con un pienso o alimento para caballos a la mano o con personal para lavar el vehículo como cortesía de la casa.
Sin embargo, la diferencia estriba en que la gente, antes y sin regulación alguna más que la decencia y la nobleza de cuna, brindaba el servicio de manera gratuita.
Ahora, a pesar de que pudiera existir quien me diga que la ley les faculta o les proporciona a los dueños de los locales comerciales la posibilidad de cobrar por los espacios o cajones de estacionamientos que proporcionan a sus clientes, es decir, que sea lícito y válido que los grandes supermercados, los conjuntos de tiendas que se establecen en grandes locales unidos y con nombres pomposos, lo cierto es que quien cobra por brindar un servicio a que obliga la decencia, la buena crianza, la nobleza de estirpe, es precisamente porque carece de esas virtudes.
Es muy distinto que en una zona determinada, un negocio se establezca precisamente para proporcionar el servicio de estacionamiento o que la propia ciudad, la que Usted, mi querido lector, elija, establezca un cobro por el uso de los espacios públicos, lo que es válido y legal y otro, muy distinto, el que alguien lo invite a su casa, a su tienda, a que Usted vaya de compras y aparte, sin que sea el objeto social de dicha empresa el brindar el servicio de estacionamiento, le cobre a Usted, por ir a comprarle las mercaderías que expende.
Estimo que a pesar de que pudiera haber una ley que les autorice a dichos cobros, lo que de plano no creo, lo correcto será que las áreas de estacionamiento de los centros comerciales y tiendas en general, excepción hecha de los negocios establecidos precisamente como estacionamientos, deberían de ser gratuitos.
Lo invito a dejar de acudir a los lugares donde le cobren por estacionarse. Si todos lo hacemos, habremos de lograr que retiren esos inmorales, indecentes, indebidos y arbitrarios cobros.
Me gustaría conocer su opinión.
Vale la pena
José Manuel Gómez Porchini.
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