sábado, 17 de julio de 2010

La Voz del Obrero.

A veces, sólo a veces, al darse un cambio en las estructuras éstas reaccionan para bien. A veces, sólo a veces, todo cambia para quedar iguales. Otras veces, los cambios sirven sólo para dar al traste los esfuerzos de mucha gente en mucho tiempo.

Hoy, La Voz del Obrero ha cambiado parte de sus estructuras y se estrena con un nuevo Director, César Felipe Leyva, quien tiene una impresionante hoja de vida. Ha sido de todo en Guerrero, precisamente por su afán de querer salir adelante.

Periodista, hombre de micrófono, estudioso, vendedor de publicidad, todo lo que tenga que ver con la conducta humana lo ha manejado.

Por eso, el día que me escribió solicitando un artículo para la Revista La Voz del Obrero, que edita en ese Guerrero al que tantas veces he podido asistir y en el que sólo he encontrado manos afables, atenciones y muy cálidos recibimientos, sin duda alguna busqué qué decir.

Lo estoy haciendo. Primero, hablo de César, a quien le auguro éxito en sus afanes pues de siempre ha puesto el alma en lo que hace, que es la diferencia en la forma de hacer las cosas. Hacerlas de corazón, entregándose todo o hacerlas sólo para salir del paso, que entonces, más vale no hacerlas.

Luego, La Voz del Obrero. Medio de comunicación del gremio que compone la C.T.M. en Guerrero y que representa a los obreros organizados. Siempre he buscado la forma de hacer saber mi pensar y mi sentir por la gente que trabaja, la que lucha día a día y pertenece a la sociedad, sin ser la que tiene el control de la vida.

Y por supuesto, de la invitación a colaborar. Soy abogado tamaulipeco, escribo y soy catedrático y he tenido el placer de estar muchas veces en Acapulco y de recorrer todo el Estado invitado por su gente.

Ahora bien, ya expuesto lo que hago y quien soy, vengo a decirles que desde el punto de vista legal, el obrero, el trabajador, necesita estar organizado, estar juntos, saber que tiene un sentido de pertenencia a un grupo y que ese grupo lo respalde.

Para bien o para mal, la sociedad en que vivimos y nos desempeñamos, tiene establecido que los factores de la producción son el capital y el trabajo. El Capital es el dinero necesario para que pueda establecerse la empresa y el trabajo, es la fuerza de la mano de obra necesaria para que ese capital obtenga utilidades.

Sin embargo, el capital cuenta con la fuerza del dinero, con la posibilidad de que sus deseos puedan realizarse en virtud de que tiene con qué pagar sus necesidades.

El obrero, la fuerza de trabajo, no cuenta con capital para pagar sus necesidades y su bien, lo que tiene para ofrecer, son sus manos, su fuerza, su emoción para hacer las cosas pero no dinero.

En el momento en que ambas factores, capital y trabajo se juntan, se logra crear un binomio que permite la creación de bienes y servicios que sirven para satisfacer las necesidades del hombre. Maravilloso, podría decirse. El problema y lo que debe tenerse en cuenta, es que a veces, sólo a veces, los afanes de ambas fuerzas van en sentidos opuestos, van buscando fines distintos y entonces es cuando el obrero se encuentra inerme, indefenso, ante lo que el dinero puede hacer.

Lo único que puede ayudarle, lo que puede salvarlo, es su unidad.

Si a Usted como obrero le exigen que renuncie a una parte de su salario, a parte de sus vacaciones o cualquiera de sus prestaciones para poder conservar su empleo, el patrón está incurriendo en un delito o al menos, en una práctica apartada a un recto proceder.

Si Usted, obrero, por hambre y necesidad acepta la situación que le denigra, que le impone condiciones abusivas, que le resta dignidad a su persona, no debería quedarse callado. Para eso son las organizaciones obreras. Para eso está la Confederación de Trabajadores de México.

Para eso está La Voz del Obrero.

Para recoger el sentir de los trabajadores, para apoyarlos en sus luchas y que sepan que no están solos. Para eso estamos los académicos que hemos obtenido nuestros grados merced a la siempre buena disposición de las escuelas y universidades oficiales.

Para eso está México y su forma de gobierno.

Para buscar un cauce legal a los deseos e inquietudes de la gente, de los trabajadores, de los que día a día van forjando la patria que hoy disfrutamos y que estamos obligados a defender, aún de nosotros mismos.

La Voz del Obrero está vigente y tiene todo para servirle.

Me gustaría conocer su opinión.

Vale la pena.

José Manuel Gómez Porchini.
Comentarios: jmgomezporchini@gmail.com
http://www.mexicodebesaliradelante.blogspot.com/

1 comentario:

  1. Excelente nota, y muy bien atinada en estos tiempos, dónde el obrero tiene muchas dificultades para crear y hacer más por México.


    Jesús Vallejo.

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