domingo, 2 de marzo de 2014

Don Martín Acosta, de Guadalupe, Zacatecas.




José Manuel Gómez Porchini / México debe salir adelante      

Nota aclaratoria: Por primera vez desde que empecé a escribir mis notas, ésta no es totalmente mía. Es una adaptación de un texto que me hizo llegar el verdadero autor pero me pidió que no revelara su nombre. Por respeto lo hago, pero la verdad, el crédito no es mío.

Hace ya varios días, un muy querido amigo de quien me reservo su nombre por su modestia, pero que vale oro y que los únicos comentarios que genera son en su favor, me pidió que escribiera algo, una mínima parte de la historia de vida de Don Martín Acosta, que trabaja en la Central de Autobuses de Zacatecas.

Empezamos: Conocí a Don Martín un día que tuve que pasar por Zacatecas. Todo un ejemplo. Inicia sus labores a las 04:00 am. Es lo que pomposamente ahora llamarían “ejecutivo de desplazamiento de velices por las vías de comunicación”. Es cargador de maletas.

Lo que más llama la atención es que las palomas del lugar lo siguen adonde vaya, obviamente guardando una distancia que no invade su forma de vida o trabajo, respetando su espacio y el de sus clientes. Cuando una persona se apiada o él encuentra un pedazo de pan más tarda en llegar al piso cuando sus palomas ya lo están picoteando, les habla y les ofrece una disculpa, que ya no hay más que ofrecerles, que no se desesperen.

Lleva 20 años trabajando en este lugar. A sus 80 años recién cumplidos el pasado noviembre, Don Martín, oriundo de Guadalupe, Zacatecas, no ha tenido una falta a su trabajo, ya que en su humilde casa lo esperan a las doce del mediodía su esposa y sus palomas. Su sueldo es con base en la generosidad de la gente que les ha ayudado a llevar la pesada carga con la que viajan. (La metáfora es del autor).

Don Martin le comentó a mi querido amigo, que su herramienta de trabajo pesa más que él pero que no se desanima y además dijo: hay veces que se tarda en llegar pero al fin llega la provisión, es lo que me ha enseñado esta vida, joven. ¡Dios no nos desampara!

Siguió contándome mi amigo: Prendí un cigarro y le ofrecí uno el cual aceptó con gran entusiasmo ya que eran de los "finos" y esos casi no fumaba, fumó conmigo ese cigarro y ahí fue cuando aproveché para solicitarle una foto con su herramienta de trabajo y pude otorgarle una ayuda. Me contestó agradecido con Dios primeramente y con su servidor y aclaró diciendo: ¡Ya ve joven, tarda pero llega! ¡Dios no nos abandona! Qué manera de darme una lección de vida. Ha empezado de lo mejor este viaje.

Termina el esfuerzo de mi amigo diciendo: la idea es hacer rodar su foto e historia por la red para que cuando alguien asista a la terminal de Zacatecas apoye a este hombre y que pueda vivir sus últimos años con un poco de alegría.

Hasta ahí, lo que escribió mi amigo.

Yo añadiría que es la viva imagen de lo que no quiero para México. Yo escribiría que todos y cada uno, por el simple y maravilloso hecho de ser mexicanos, todos, debemos tener derecho a seguridad social, es decir, medicinas, servicio médico y pensión. Es lo menos que merecemos, todos.

Hoy creo haber cumplido con la encomienda. Está la foto de Don Martín. Y está la historia que escribió mi amigo. 

Me gustaría conocer su opinión. Vale la pena.


Don Martín Acosta, originario de Guadalupe, Zacatecas.


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