domingo, 30 de marzo de 2014

Maestros por catálogo




José Manuel Gómez Porchini / México debe salir adelante   




De pronto veo que nuestros jóvenes y sus padres buscan mentores, maestros particulares para completar lo que la escuela no da. Y buscan lo mejor de entre quienes están a su alcance, tal como si fuera cualquier otra mercancía.

Hace tiempo, la educación era problema de casa y la instrucción escolar problema de la escuela. Punto final. Ya no. ahora los padres quieren que al retoño se le eduque en la escuela… pero… ¿y la instrucción? ¿Esa, la que debe impartirse en las aulas, dónde la van a obtener?

Ha surgido de pronto una industria que va viento en popa y en la que muchos de mis amigos maestros están inmersos: las clases particulares.

Desde siempre, los políticos, los artistas y sus hijos, han disfrutado de maestros particulares para sacar adelante sus estudios. De pronto, ahora, todos los estudiantes buscan un maestro particular que les ayude a entender matemáticas, español, historia y en suma, un poco de cada una de las materias. Pero no crea usted, mi querido lector, que se agota en la educación primaria, de ninguna manera. Los alumnos van desde primaria, secundaria, bachilleres hasta profesional y posgrado.

El alumno lo mismo busca el apoyo del docente particular para las materias de primaria que para las de posgrado. Es la nueva realidad.

Claro, como docente está uno atento para ayudar al joven. Como mexicano preocupado por la situación actual, veo con tristeza que hayan de buscar ese apoyo fuera del aula, cuando son cuestiones que ahí deberían obtener.

Como maestro de posgrado que soy, me he encontrado de pronto con alumnos que confunden la gimnasia con la magnesia y que no son capaces de resolver una regla de tres simple, por la simple razón de que ignoran qué es eso.

Los acentos. Ese tema pareciera tabú. Como que cuando les debieron haber enseñado la forma de acentuar las palabras, los alumnos se negaron a aprender y de ahí, que lean, escriban y pronuncien cada barbaridad…

Física, química, matemáticas, ciencias sociales, español y todas las materias tienen maestros excelentes, que en el aula siempre han dado lo mejor de sí. Sin embargo, el alumno de ahora como que no quiere batallar, está muy entretenido en la red, tanto en Facebook como en Twitter, Instagram y todos los demás distractores que les impiden concentrarse a la hora de clase.

Claro, al día siguiente ellos mismos les piden a los padres o de manera directa, buscan al maestro que los reciba en su casa, que vaya a la del alumno o que se vean en un lugar neutral, para completar los cursos.

El remedio es bueno. Muchas veces el estudiante necesita reforzar de manera particular lo que ha visto en el salón. Pero la verdad, ahora como que están abusando de los preceptores particulares.

Lo interesante, es que exista la voluntad de aprender. No importa que no sea dentro del salón de clases. Ojalá hubiera muchos más con el ánimo de saber. Y que existamos maestros dispuestos a atender a los alumnos.

Me gustaría conocer su opinión.

Vale la pena.


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