domingo, 27 de febrero de 2011

una queja más.


Ayer, en clase, ya en confianza, les comenté a los alumnos, que tengo por sistema quejarme y hacer valer mis derechos cuando siento que no es válida la forma en que me tratan, en que me atienden, en que me proporcionan bienes o servicios.

Por supuesto, al fin estudiantes de derecho, empezaron las voces: yo también me quejo, yo no doy propina si no me atienden, yo armé una manifestación frente a la empresa esa y así, se multiplicaron las quejas.

Y esto es lo que hoy siento que es importante y que quiero compartir con Usted. Tal vez, lo de menos sea el destinatario de la queja, lo importante es que cuando Usted vea una cosa que está funcionando mal, lo externe, lo diga, lo avise. Así, tal vez lo atiendan y se corrija el problema, pero si no lo dice, si su sentir no llega a quien debe y sólo se guarda como más fuego en una caldera que de suyo ya está a punto de explotar, creo que es mejor quejarse.

Voy a bordo de un avión. La semana pasada, Aeroméxico me asignó un lugar en el que el asiento no se reclina y me quejé, pero poquito. Hoy, de nueva cuenta me asignan ese lugar, debe ser porque no tengo cara de magnate ni de revoltoso pero hoy sí reclamé y me cambiaron de lugar. La pregunta es: ¿se debe uno pelear siempre?

Claro, al llegar al aeropuerto de Monterrey, una terminal nueva sólo para Aeroméxico, busqué la forma de conectar mi computadora a un contacto eléctrico y lo logré, gracias a la benevolencia de un caritativo y atento empleado de mostrador del propio Aeroméxico. Lo cierto es que, a diferencia de cualquier otro aeropuerto, en la nueva terminal de Aeroméxico en Monterrey no existen contactos para el uso del público.

Claro, cuando me quejé, empezaron las voces: ¿no viajó en invierno? Esta terminal no tiene calefacción, me dijo un pasajero que también iba a abordar. Es un congelador, una nevera la mugre ésta. Así con ese desprecio, se refirió a lo que podría ser un portento de ingeniería, la nueva terminal aérea. Y claro, empezaron más voces. Señor, diga que aquí, en la planta de arriba, no hay baños, que se debe retornar lo andado para poder ir al baño. No quise creer que no hubiera baños pero resultó cierto.

Entonces pensé, ya ven que dice el dicho: piensa mal y acertarás, ¿cuánto habrá pagado el contratista por que le permitieran hacer una obra de ese tamaño, sin baños, sin enchufes, sin calefacción y sin muchos otros detalles más? ¿Es válido, como usuarios, permitir que cada día sean más caros los boletos de avión según por la cuota esa que cobra OMA o como se llame la empresa privada que regentea los aeropuertos para dar un servicio pésimo?

Y no paró ahí el problema. Se me acercó un pasajero y me dijo: ¿Ya se dio cuenta que los que revisan, los que hacen funciones de inspección y vigilancia a nombre del Gobierno de México, son empleados de una empresa particular? No quise creerle… hasta que lo comprobé.

Me parece grave, gravísimo que la función pública por excelencia, la de instrumentar el control formal de la sociedad, se realice por conductos particulares. De seguir así, mañana podrán concesionar los juzgados, los ministerios públicos, los agentes de tránsito y todo tipo de autoridad. Ya lo hicieron en los aeropuertos con quienes están a cargo de la vigilancia de lo que entra y sale del país, de lo que sube a los aviones, de lo que se permite transportar… ¿qué sigue?



Vengo realmente espantado. No debería ser posible.



Me gustaría conocer su opinión.

Vale la pena.

José Manuel Gómez Porchini.

Mexicano y además, orgulloso de serlo.







3 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

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  2. Anónimo:
    He publicado tu comentario, a pesar de ir en contra de la línea que me he marcado, sólo para que estés enterado que una cosa muy distinta es quejarse y otra, insultar.
    Estimo tus palabras como ofensivas.
    Será borrado mañana.
    Me gustaría que el tiempo que empleaste en ofender, lo ocupes en proponer.
    José Manuel

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  3. He publicado el comentario. Sin embargo, será eliminado hoy mismo. No me parece ético que una empresa entre a páginas personales a dejar su publicidad. Pero bueno, ya vi a lo que se dedican ustedes. José Manuel Gómez Porchini.

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