domingo, 2 de diciembre de 2012

El México que debemos buscar



José Manuel Gómez Porchini / México debe salir adelante      

Anunciaron un pacto de civilidad los partidos políticos para ahora que empezara el gobierno de Enrique Peña Nieto y antes, mucho antes de que terminara el mandato de Felipe Calderón, ya había sido roto por los mismos partidos políticos. En la toma de posesión del nuevo Presidente Constitucional de México, de los mexicanos todos, hubo disturbios que se achacan a la izquierda y alguien ha señalado que los encapuchados son gente del propio gobierno, que fueron en busca de crear confusión.
Lo cierto, lo único cierto es que el México que debemos buscar, el que estamos obligados a procurar por amor al país, por legarles una tierra fuerte y generosa a nuestros hijos, es el México que debe ser, no el que es. No es justo que un grupúsculo de encapuchados, azuzando a mucha gente con buenas intenciones pero con mucha falta de criterio, se dediquen a asaltar y robar, a cometer tropelías en la ciudad según en defensa de las libertades.
De ahí que insista: el México que debemos buscar es aquél en que podamos salir a la calle a hacer la vida diaria sin el temor de perder la vida o por asaltantes o por policías, que muchas veces casi parecen lo mismo, a pesar de que yo sé, en lo personal, del esfuerzo de muchos policías por hacer bien la vida.
Se debe seguir buscando el México que, generoso, sea capaz y suficiente para cuidar y proteger a todos sus pobladores, mediante un sistema de seguridad social universal que a todos cubra y que solo requiera, para su implementación, la voluntad política, pues ya está diseñado y listo para ser aplicado.
Por supuesto, el México que buscamos será aquél en que el campesino, el obrero y el comerciante tengan la seguridad que sus afanes serán suficientes para poder salir adelante, que su trabajo valdrá tanto como sus esfuerzos y a la larga, habrá de redituar en una pensión digna.
Que cada uno pueda viajar dentro del país, por diversión, por negocios o trabajo, sintiéndose seguro, como sucedía antes, en que el mayor temor era una ponchadura de llanta y no, ser secuestrado por la delincuencia, organizada o no, pero delincuencia.
Que las imágenes que aparecieron ayer en los diarios y en la red, donde están los inconformes armando bombas molotov para atacar a los representantes de la ley y también, donde éstos agreden a los manifestantes, sean tan solo un mal recuerdo de un mal momento. Las quejas, las protestas y los reproches han de darse en un marco de civilidad para que sean entendidas, valoradas y atendidas.
Que exista el orgullo que nuestros padres y abuelos tuvieron por México, de manera que siempre haya quien esté dispuesto al sacrificio por su país, ciertos de que la tierra que les vio nacer, sabrá compensar el esfuerzo. Nunca más debe quedar impune un crimen ni nunca más un afán sin recompensa.
Ese es el México que debemos buscar, el que está en nuestros mejores sueños, el que hemos dibujado en lontananza y aquél a donde nuestros horizontes nos quieren llevar. Ese México y no el que estamos padeciendo. Que éste, de dolor, sufrimiento, avaricia y traición, quede sepultado para siempre, como la sangre de cada uno de los muertos en la guerra contra el crimen.
Sobre todo, que el futuro permita la unión entre hermanos, la unidad de los mexicanos y el deseo por engrandecer la patria.
Me gustaría conocer su opinión. Vale la pena.

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