domingo, 4 de diciembre de 2011

Carmina Burana.




Carmina Burana o las “Canciones Profanas”, es una colección de manuscritos descubiertos en la Abadía de Benediktbeuen en 1803 y que manejan y describen costumbres y formas de ser de la edad media.

Ahora, un grupo de muy entusiastas alumnos del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, Campus Monterrey, ha logrado ponerlo en escena con cánticos medioevales y baile, con una coreografía muy bien lograda y con unas interpretaciones de solistas que se nota que manejan a la perfección su arte. Claro, el Director Concertador de la obra es Hazael Martínez, originario de Matamoros, tan querida tierra para mí y con un currículum que no cabe en lo apretado de este espacio.

Los chelos, las violas, los violines, todas las cuerdas y por supuesto, las percusiones, que adornaron y fueron la columna vertebral de la puesta en escena, se hubieran visto faltos de ropaje sin las voces maravillosas que admiraron a quienes llenamos el Auditorio Luis Elizondo.

Hubo, sin embargo, un motivo especial de que acudiera a ver la obra. Dos de mis alumnos participaban y claro, si he tratado de imbuir en los jóvenes que sean participativos, que se integren en actividades extracurriculares, pues son las que adornan al profesionista, tenía el compromiso conmigo mismo de verlos. Y vaya que el resultado ha sido más de lo que esperaba.

Todos los que participaron en Carmina Burana, en los días en que empiezan los exámenes en el Campus, lo hicieron con una entrega más allá del simple compromiso de terminar lo iniciado. Lo hicieron, se notó, con el amor a lo que se hace, con la ilusión de que el esfuerzo sea coronado con el éxito, que tal vez pase inadvertido para los demás pero que para cada uno, ese éxito, ese ser parte de un todo que triunfa, es lo que permite sentirse realizado.

La obra, la puesta en escena cuenta con numerosos actores, con los músicos, con los de tramoya, con los asistentes, los de producción y muchos más. Reconozco mi absoluta ignorancia del tema pero sé, bien que sé, que es un esfuerzo de equipo. Si uno, cualquiera de los que conforman la cadena necesaria para que el éxito del conjunto sea realidad, falla, falla la totalidad, sin necesidad de preguntar quién falló. Todos confían en todos.

La vida se hace en base a muchas acciones y esfuerzos y todos van encaminados a buscar la excelencia, el éxito. Pero cada acción, cada detalle de la vida debe ser perfecto, para que la suma de todos nos dé una vida plena. Cuando los detalles van faltando, cuando fallan los momentos y se suman, se van colgando lastres que luego, hacen la vida imposible. Que sólo suman los fracasos y conducen a una vida fallida.

Por eso, darle a quienes apenas empiezan en la vida la oportunidad de probar y probarse que son capaces de pertenecer a un todo y hacerlo bien, es parte de la formación, de la educación, de la instrucción que va más allá de la simple transmisión de conocimientos en el aula.

Es despertar en el alumno la ilusión de querer aprender todo, de querer saber mucho más para así, ayudarles a tener una meta de vida que resulte un éxito.

Ese es el éxito de Carmina Burana. Y de Dalai, de Miguel y de todos los que ahí participaron. A todos se les augura una vida plena de logros. Ya lo están demostrando.

Me gustaría conocer su opinión.

Vale la pena.

José Manuel Gómez Porchini.
Comentarios: jmgomezporchini@gmail.com        


1 comentario:

  1. Es muy grato saber que se aprecia el trabajo de todos en una compañía... Es muy cierto eso de que, inclusive sin el guardía o conserje, las cosas no saldrían. Eso es lo bonito de la magia del teatro, se conjunta la suma de muchos esfuerzos por más discretos que estos sean

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