José
Manuel Gómez Porchini / México
debe salir adelante
Hace muchos años tuve la fortuna, el
privilegio y la obligación de manejar presupuesto. Conocí lo que significa
imaginar todo lo que se va a requerir para el próximo año y además, ir
calculando lo que puede surgir adicional. Afortunadamente para mí, fueron años
en los que logré salir bien y nunca tuve problemas. Antes de eso, ya había
vivido la experiencia de integrar un presupuesto cuando tuve el privilegio de
participar en el Poder Judicial del Estado de Tamaulipas y carecíamos de todo. En
efecto, tengo el orgullo de haber formado parte de la Dirección General de
Estadística, Informática y Computación del Poder Judicial del Estado de
Tamaulipas cuando aún no existía Windows, ni disco duro ni las computadoras de
escritorio que ahora se manejan.
Y teníamos que capturar más de diez mil
expedientes utilizando programas antiguos, que no existen más, como Lotus y
DBase, así como WordStar, que ya no los conocieron quienes ahora dominan estas
máquinas.
Y de la nada, teníamos que imaginar qué
aparatos, sistemas y herramientas nuevos surgirían para poderlos incluir en el
presupuesto. Definitivamente, estábamos muy lejos de conocer el futuro.
Hoy, el futuro ya es realidad y los
tribunales en toda la república van al último grito de la moda en cuanto a la
captura de expedientes.
Sin embargo, es menester destacar que
ahora que participo como usuario de los juzgados, que tengo que acudir a varios
estados a manejar litigios, he visto que en materia de informática jurídica,
Nuevo León va muy por delante de la inmensa mayoría. Obvio, cuesta ser el
pionero y cuesta más, hacer que las cosas funciones bien.
Por eso ahora que veo los predicamentos
en que se encuentra el Poder Judicial de Nuevo León, que solicitó una cantidad
como presupuesto para el año por venir y le anuncian una significativa
reducción de más del diez por ciento, entiendo las penurias que se avecinan y
los problemas de logística que van a ser.
Si con el dinero en la mano, muchas
veces no es posible armar las cosas de manera que funcionen como deben de ser,
pues los imponderables son muchos, cuando se carece de lo elemental, el
numerario suficiente, los problemas se magnifican.
Hay quien dice que el Poder Judicial no
produce. Cierto, en el cúmulo de papeles y acuerdos y sentencias y eso que
generan los tribunales, no aparecen ni tornillos ni plantas ni nada de lo que
para el hombre común significa producción. El Poder Judicial no produce fierros
ni cartones, como tampoco adornos ni materia prima. Lo que sí produce es paz
social, tranquilidad, estabilidad en la sociedad para que los demás productores
puedan ir a producir lo que están acostumbrados, en el ambiente de seguridad jurídica
en el que queremos vivir.
Ahí radica la importancia de los
tribunales. En la necesidad de que estén al alcance de la mano del justiciable,
que sean cada día mejores y por supuesto, que la sociedad esté frente a los
tribunales exigiendo que su conducta sea transparente, sea límpida, sea la que
se espera de la autoridad.
Y para lograrlo, necesitan tener los
bienes mínimos. Para eso es el presupuesto y también, saber ejercerlo. Es función
de la autoridad solicitar lo que se requiere, es función de la sociedad, la
vigilancia de la manera en que se ejerce ese presupuesto.
Para eso estamos los Colegios,
Asociaciones y Barras de Abogados. Para formar el contrapeso que se requiere,
la opinión desinteresada pero con conocimiento de causa de que las cosas se
hacen bien. De la suma de autoridad y sociedad, podemos esperar siempre un
mejor gobierno y por lo tanto, una mejor forma de vida para todos.
Me gustaría conocer su opinión. Vale la
pena.
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