
El Aguinaldo
José
Manuel Gómez Porchini / México
debe salir adelante
¡Ya van a pagar los aguinaldos! Dice la
gente, a voz en cuello, contentos de que por fin, van a tener una alegría entre
tantos sinsabores de la vida. Y la verdad, el aguinaldo o regalo que reciben
los trabajadores a fin de año, es el mayor premio anual que percibe los
empleados, pues supera y con creces a las vacaciones, pues mientras éstas solo
contemplan seis días para el primer año, el primero alcanza, quince días de
salario por año.
Cuando el obrero recibe el tan merecido
premio al final del año, la verdad es que lo tiene comprometido. Es que sueñan
todos en casa: que quiero una televisión nueva; que hay que cambiar el carro;
que la bicicleta ya no sirve y los niños la necesitan, en fin, todos tienen
razones de peso para disponer de aquella suma que el trabajador, padre o madre,
hombre o mujer, ven pasar con tristeza y sin más ilusión que atender lo que la
familia pide.
En realidad, el trabajador aporta a la
casa su esfuerzo y su dinero. Y en parte, el aguinaldo es resultado de ese
esfuerzo y es el dinero que la familia busca.
Por eso, porque representa un derecho
consagrado en el artículo 87 de la Ley Federal del Trabajo, porque lograr tener
ese derecho al aguinaldo costó que los obreros organizados pelearan contra el
patrón hasta que lograron arrancarle, como conquista, el percibir una cantidad
anual que les ayudara a paliar en algo las penurias del obrero.
Por todo lo anterior y porque ya está
plasmado en los contratos colectivos con valores superiores a los de la ley y
así han de respetarse, es que el aguinaldo ha de cuidarse por el trabajador y
su familia.
A usted, querido amigo trabajador y que
me hace favor de leer esta nota en plena época decembrina le pido, por favor,
que cuide su aguinaldo. No lo bote. Mejor, inviértalo de manera que mañana,
sepa usted que le sirvió para arreglar sus problemas.
Me gustaría conocer su opinión.
Vale la
pena.
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