domingo, 1 de septiembre de 2013

La promesa de una seguridad social universal.




José Manuel Gómez Porchini / México debe salir adelante      

El gobierno de México, por conducto de su titular, el Presidente Enrique Peña Nieto, ha venido manejando en prensa que dentro del paquete económico a enviar al Congreso para ser utilizado el próximo año, se contempla lo relativo a la seguridad social universal, sin que ninguno de sus voceros haya sido capaz de explicar cómo o cuál va a ser la forma de lograr esa tan anhelada seguridad social.

He venido sosteniendo que existe una forma de lograr esa seguridad social universal que todos en algún momento deseamos y para ello, propongo la manera de lograrlo, incluyendo la forma de obtener los fondos necesarios para tal efecto. Planteo todo el aparato y el mecanismo necesarios a fin de brindar esa seguridad social. En mi afán de que sea realidad, participé en el concurso anual de la CISS, Conferencia Interamericana de la Seguridad Social con la tesis que apenas un año antes había defendido en la Universidad Autónoma de Tamaulipas para obtener mi grado de maestría en derecho constitucional y amparo.

En la época de mi incursión en la CISS, el titular era el mexicano Santiago Levy y con gran tristeza, obtuve como resultado que mi trabajo no mereció ni tan siquiera acuse de recibo, a pesar de que tengo los que en su momento entregó la página de internet y el servicio postal. Luego, he visto que Levy plantea una forma de seguridad social muy parecida a lo que yo manejo. De igual modo, el Presidente de la Academia Mexicana de Derecho del Trabajo y de la Previsión Social, Ángel Guillermo Ruiz Moreno, a quien tuve el honor de hacer saber de mis esfuerzos hace ya muchos ayeres, va ahora por la “deslaboralización” de la seguridad social, que no es otra cosa que retomar lo que he venido planteando desde 2004, fecha en la que obtuve derechos de autor por mi tesis.

En efecto, en México y el mundo la seguridad social está conformada con base en la relación laboral formal y se deben cumplir los requisitos del sistema al que se pertenezca para tener derecho a la llamada “la reina de las prestaciones laborales”, la jubilación. Si no se cumplen, se pierde el derecho. Así de fácil.

Por ello, mi propuesta y que desde hace mucho está a sus órdenes, es que todos, sin distingo de ninguna especie, recibamos una tarjeta de parte del Gobierno Federal que nos convierta en “Clientes Frecuentes” de Hacienda y así, en cada operación que se haga, “pasar” o deslizar la tarjeta lo que hace que la operación de compra-venta quede registrada, obligando al vendedor a depositarnos los tres puntos de IVA que se plantean y de igual modo, obligando a dicho vendedor a enterar a Hacienda de los 13 puntos de IVA restantes. Si Hacienda reconoce como evasión y elusión fiscal casi el 40% de lo que recauda por concepto de IVA y a pesar de ello le otorga un valor cercano a los cien mil millones de pesos a cada punto de IVA, esos tres puntos que solicito son suficientes para otorgar las pensiones que actualmente faltan y rescatar de la pobreza extrema a casi cuatro millones de mexicanos, concediéndoles un derecho y no, una dádiva graciosa o regalo ofensivo, que en buen castellano significan lo mismo.

Por ello, si ahora la propuesta del Presidente Peña Nieto sigue los derroteros fijados en mi obra “El Impuesto de Aportación de Seguridad Social Indirecto”, publicado por Editorial Elsa G. de Lazcano en el lejano año de 2004, o el más reciente “Seguridad Social” de 2010 o en cualquiera de los múltiples textos que en internet son, en los que explico mi propuesta, voy a sentirme sumamente satisfecho de que he logrado aportar mi granito de arena al universo que formamos los mexicanos.

De hecho, si en realidad se logra mediante una forma lógica y que no represente una erogación adicional al fisco otorgar esa seguridad social tan anhelada, México como país habrá dado el paso que requiere para optar por la transparencia, la sustentabilidad y todo lo que ahora aparece como prioritario, cuando lo cierto es que primero es cubrir las necesidades básicas y luego, todo lo demás.

México está urgido de una esperanza que se pueda cumplir. Ofrecer algo irreal, es despertar las conciencias que han permanecido esperando por ese sueño y que ahora, al verlo frustrado, van a perder la cordura. Y eso, es cambiar a México. No sabemos cómo quedará, pero no podrá ser peor a como está ahora.

Me gustaría conocer su opinión. Vale la pena.

Mexicano. Catedrático. Presidente del XIX Consejo Directivo del Colegio de Abogados de Monterrey, A.C. Director General de Calmécac Asesores Profesionales, S.C. Mtro. en Derecho Constitucional y Amparo.


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