martes, 1 de noviembre de 2011

53 años y apenas empezamos.





 

 
Hace un momento que completé mis primeros cincuenta y tres años. Son poquitos si los comparamos con muchas cosas, son demasiados para algunas otras. Ya lo dijo el genial Albert Einstein: El tiempo es relativo.

Y sí, es muy distinto medir el tiempo cuando se sufre a cuando se está alegre, cuando se espera a cuando no quieres que termine. Son medidas distintas pero es el mismo tiempo.

De pronto, resulta que cumplí 53 años y volteo a ver mi vida y me encuentro muchas cosas que volvería a hacer, la inmensa mayoría. De algunas, de mis errores, no me queda más que asumirlos y tratar de aprender de ellos para no volver a cometerlos. Si algo me ha faltado, ha sido el hacer más, el no dudar para hacer las cosas, pues las bases recibidas de mis padres y lo que he vivido en familia, me permiten tener una idea, bastante clara, de lo que es válido y lo que no.

Tal vez, si midiera mis tiempos en dinero me faltaría, pero la verdad, si lo mido en satisfacciones, en amigos, en experiencias de vida y en el favor de quienes me tienen en alta estima, es más que suficiente para volver a andar el camino como lo he hecho.

He completado ciclos y los he cerrado, sin perderlos de vista. Ya he sido vendedor de libros y revistas, de periódicos, aprendí el valor inmenso de la pesca y lo que se puede ganar siendo pescador, así como el inmenso costo que cobra el mar por sus frutos.

Soy abogado y me desempeñé muchos años al servicio de una de las empresas más importantes de México, lo que me permitió conocer de cerca los entretelones de la justicia. Un día empecé a ser maestro frente a grupo, hace ya casi veinte años y me gustó, me gustó tanto que espero sea mi actividad para siempre. El trato con el joven que, curioso, pregunta: ¿Es cierto, profe? Y la respuesta obligada: No me crea, investigue. Ese despertar en alguien la curiosidad por aprender, es el mejor pago que puede recibir un maestro.

Ahora, con muchos de mis caminos de vida ya andados, tengo la ilusión de empezar uno nuevo y lo pongo a sus órdenes. Con mis hijos inicio una empresa, Calmécac Asesores Profesionales, S.C., con la que esperamos ser solución a muchos problemas de carácter profesional. Vamos en busca de empresas que necesiten asesoría y apoyo en traducciones, en estudios de mercado, en área jurídica, en edición, impresión y publicación de libros, en cursos de capacitación y adiestramiento, en suma, en lo que requiera capital humano especializado para generar un valor agregado a las empresas y claro, a las personas en lo individual.

Calmécac Asesores Profesionales, S.C. nace con la intención de brindar servicios, de atender a la gente que requiera una asesoría y un consejo profesional, amable, especializado y, sobre todo, ético y seguro. No prometemos resolver todo pero sí, hacer nuestro mejor esfuerzo. Queremos seguir la línea de vida que nos hemos trazado a lo largo de todos estos años, con los ejemplos y las virtudes recibidas y que nosotros estamos obligados a preservar en bien de México.

Nuestra patria requiere el concurso de sus hombres y mujeres para lograr salir adelante y en eso hemos empeñado nuestros esfuerzos. Queremos que nos brinde la oportunidad de servirle.

Apenas son 53 años y vamos empezando.

Es un buen inicio.

Me gustaría conocer su opinión.

Vale la pena.

José Manuel Gómez Porchini.
Comentarios: jmgomezporchini@gmail.com        

 

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