domingo, 26 de marzo de 2023

Las pequeñas empresas y sus problemas


José Manuel Gómez Porchini / México debe salir adelante

jmgomezporchini@gmail.com/     http://mexicodebesaliradelante.blogspot.com 



Las empresas pequeñas, generalmente familiares, nacen a raíz del tesón de sus fundadores. Ya sea un puesto de tacos, un taller mecánico, una estética o cualquier negociación, deberían saber que existen leyes y normas que los controlan. Generalmente inician, como coloquialmente se dice, “a la buena de Dios”. El problema es que el día de mañana que reciben una visita de inspección de cualquier autoridad, léase Profeco, Profepa, Hacienda, inspectores del trabajo o cualquier otra, no sabe qué deben hacer ni están preparados para ello. Eso, si es que no reciben una demanda laboral de la que no tienen conocimiento ni están preparados para afrontarla. 


Las empresas grandes, las que tienen departamentos de Recursos Humanos, Legal, Contable y todo, esas, si bien tienen problemas, tienen a la mano los recursos para defenderse. Lo que me mueve a escribir estas líneas y a actuar, son los problemas de las pequeñas empresas. 


Haciendo a un lado contadores, recursos humanos y todo lo demás, me voy a enfocar exclusivamente a los problemas legales. 


He conocido de demandas interpuestas por hijos contra sus padres, dueños de un negocio familiar, en los que el papá tuvo que desembolsar casi quinientos mil pesos por un despido injustificado y para ello, tuvo que vender la casa, patrimonio familiar. El juicio laboral se llevó en rebeldía y tenía elementos para haberse defendido, pero no creyó que su hijo lo demandara. 


También, conocí la demanda de un mecánico flojo, borracho y grosero, a quien el patrón despidió con sobrada razón, pero no hizo las cosas conforme al librito. Es decir, no levantó actas ni le dio aviso de rescisión y mucho menos promovió paraprocesal para que le notificaran la rescisión. Es decir, no hizo nada. 


¿Por qué no buscan asistencia legal las empresas pequeñas? Respuesta: Porque no tienen dinero. Así de fácil. Sin embargo, van a terminar pagando mucho más de lo que podría costarles un abogado titulado y que conozca asuntos laborales o fiscales o penales o de cualquier otra especialidad.


¿Qué falta? La voluntad para que exista empatía entre los abogados y las empresas que carecen de dinero para su defensa. 


La propuesta que aquí hago pública es que se sumen abogados de distintas materias para crear no beneficencia, no casos “pro bono” o gratuitos, sino simplemente para darles la oportunidad a las empresas pequeñas de defensa y que paguen, poco, pero mucho menos de lo que les costaría ser atendidos por un despacho formal, bien establecido, en los que los abogados se clasifican en socios, asociados, abogados y pasantes, cobrando cada uno el doble que el anterior. 


Existen despachos jurídicos gratuitos de universidades, de gobierno y más, todos atienden al obrero o campesino, pero nadie al pequeño propietario o al patrón, pues la lógica es que estos tienen con qué defenderse y muchas veces, es solo la apariencia. 


Ahora bien, decirle al patrón que lo correcto es que pague una liquidación cuando ya hizo todo el proceso de despido, obvio, mal hecho, en lugar de prometerle ganar un juicio perdido de antemano, es una verdad que la gente no quiere escuchar. Me han dicho: abogado, a usted le pago lo que sea, pero al trabajador no hay que darle ni un centavo. Ahí están pensando visceralmente, no con el cerebro. 


Piénselo. Si usted es abogado lo invito a sumarse. Si usted es patrón de una empresa pequeña, pida apoyo. 


Me gustaría conocer su opinión. 


Vale la pena. 


José Manuel Gómez Porchini


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