José Manuel Gómez Porchini / México debe
salir adelante
Fuimos de casa al mercado a
comprar lo necesario para hacer la comida. Ahí vimos a los muchachos que
atienden el puesto y que destacan por su jovialidad, por su forma de ser.
Parado a un lado de uno de ellos, lo escuché decirle unas flores o palabras de
admiración a una linda jovencita y le dije, en son de broma: − ¡caramba, deje
algo! Y me contestó de inmediato: −mire licenciado, aquí tenemos para señoras,
señoritas, gorditas, machines y hasta raritos. A todos atendemos. La verdad, su
manera de jugar y llevar la vida es la de una persona satisfecha y que vive a
gusto. Y ahí nace la reflexión que hoy comparto con usted.
Al frente del negocio está la
madre, que con sus tres o cuatro hijos, de entre veinticinco y treinta y tantos
años, tienen un negocio próspero. Y los hijos tratan a los empleados con
respeto, jugando, pero con respeto. Y así se dirigen a la madre, con respeto.
Ese ha de ser el éxito del negocio y de la familia.
Y empiezo a platicar con uno de
ellos y le digo que sigo escribiendo de vez en cuando y le pregunto: − ¿de qué
quieres que escriba?, así, como no esperando respuesta pero para mi sorpresa,
si hubo y muy formal. Licenciado, me dijo, −hable de las redes sociales y lo
que significan como problema para los matrimonios. Y yo debo haber puesto cara
de que me hablaba en chino, pues no entendí a qué se refería, hasta que me
aclaró: −éramos diez matrimonios y nada más yo sigo casado. Los demás ya se
terminaron y en todos fue por las redes sociales. Los mensajes que mandan por
Facebook, WhatsApp, Twitter, mensajes de texto y todos los demás.
Ahora sí, reflexiono con usted,
mi querido lector. ¿Por qué el muchacho sigue casado? Mi respuesta es que
respeta a su familia, a su esposa y se respeta él mismo. Y eso lo aprendió y lo
vive de su madre, a quien conozco y a quien sus hijos respetan. Y vuelvo. El
secreto es el respeto.
Él está casado porque así lo
quiso. Y sus amigos también. Para cada uno, fue una decisión tomada con más o
menos libertad, pero siempre, con conocimiento de causa y sabiendo que la
determinación asumida no era pasajera, que está hecha para crear una familia,
un hogar para esos hijos que el día de mañana llegarán a casa.
Si respeta su decisión, si se
respeta a sí mismo, si respeta a su compañera de vida, habrá de hacer las cosas
de la manera correcta. Por el contrario, si busca solamente la aventura, si
nada le ata a la realidad que vive habrá de recurrir a cuanto subterfugio esté
a su alcance para eludir la realidad, para buscar la manera de recuperar la
libertad de que gozaba cuando era soltero.
Pero la vida no es así solamente.
Tiene muchas aristas y uno debe buscar siempre la manera de hacer que esas
dificultades que día a día parecieran que quieren terminar con el matrimonio, no
logren su cometido.
Y una buena manera de que las
redes sociales no lo afecten, es que usted no publique en ninguna de ellas lo
que no quiere que se sepa. Pero la mejor, definitivamente, es que usted no haga
nada que no pueda ser publicado, así de fácil.
Y me dijo el joven: −uno puede
querer portarse mal, pero se acuerda de lo que tiene y mejor le para, así no
pasa nada. Y tiene razón. Esa parte de respetar lo que se tiene en casa, la
familia, es lo que a veces se le olvida a la gente, hace cosas y luego, éstas
van a dar a internet y redes sociales. Claro, ¡la culpa es de las redes
sociales!
Me gustaría
conocer su opinión.
Vale la pena.
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