José Manuel Gómez Porchini / México debe
salir adelante
Ah
y espera, espera, a que cada quincena, el Estado le pasa una miseria, que
suerte, que suerte, tal vez se pague una cena y para mañana Dios dirá… mi amigo
Sebastián, mi amigo Sebastián…
Mi
amigo Sebastián. Franco de Vita
En las redes
sociales, que son el medio de comunicación cada vez más usado por los mexicanos
y en el que más pueden creer, la nota principal estos últimos días ha sido el
tema de las pensiones de los funcionarios del Tribunal Federal Electoral,
además de los intentos de algunos otros funcionarios públicos de recetarse un
“haber de retiro” que en algunos casos, excede las obscenas pensiones que unos
y otros se han permitido.
La razón de esas
pensiones, evitar que roben, es muy clara y hace mucho que la he venido
esgrimiendo yo pero de manera mucho más modosa, es decir, como con recato, con
pena y pidiendo que a los funcionarios públicos se les catalogue como seres
humanos… y tal vez ese haya sido mi error.
Se ha manejado en
prensa, como razón para otorgar esas pensiones, que así los funcionarios no
serán presa de la codicia cuando alguien vaya y les ofrezca un peso a cambio de
torcer la ley. En primer lugar, se les olvida que al protestar un cargo
prometieron cumplir y hacer cumplir la constitución y las leyes que de ella
emanen, por lo que esa no es razón válida.
Empero, yo estimo
que no solo los magistrados o cualquier otro servidor público del rango que
sea, debe tener derecho a una pensión. Es mi punto de vista que todos los
mexicanos, por el solo hecho de serlo, han de tener acceso a una pensión digna
y que les permita una vida decente, en la que puedan cubrir los satisfactores
básicos para llevar la vida.
Sin embargo, las
leyes en México no están diseñadas de manera que lo expuesto pueda ser posible.
Es actualmente una utopía y por ello, los que pueden, los servidores públicos
de altísimo nivel, se autorizan solos las pensiones que ofenden a todos los
mexicanos que sí trabajan, que sí pagan impuestos y que sí viven amedrentados
por la situación real del país.
En la actualidad,
para que alguien pueda tener acceso a seguridad social, es decir, a servicio
médico y pensión, requiere de un patrón que lo inscriba en uno de los sistemas
de seguridad social que coexisten en el país, −IMSS, ISSSTE, FUERZAS ARMADAS,
CFE, Universidades Públicas, Gobiernos Estatales y muchos más.
Si usted ha hecho
la vida sin un patrón que lo inscriba en uno de esos sistemas, usted no podrá
acceder a disfrutar de la seguridad social que según la Organización
Internacional del Trabajo, la OIT por sus siglas, debe ser un derecho para
todos.
Por eso, porque
el problema es real y ofende y lastima a la inmensa mayoría de los mexicanos,
hoy vengo ante usted, mi querido lector, a reiterar la propuesta que ya hemos
comentado: que sí existe una forma de otorgar seguridad social a la totalidad
de los mexicanos, incluyendo magistrados de tribunales electorales y que
solamente se requiere voluntad política para hacerla valer.
Es así de fácil:
otorgar a cada mexicano, sea cual sea su edad, sexo, condición social o
cualquier otro criterio de clasificación que permita excluir, una tarjeta tipo
“cliente frecuente” que deberá utilizarse al momento de realizar una operación
gravada con IVA, impuesto al valor agregado, de tal manera que un porcentaje de
ese IVA, dos o tres puntos, se vayan a una cuenta de ahorros del titular que le
permita acumular saldos y de ahí, garantizar su servicio médico y su pensión a
futuro.
Cuando compre un
particular, los fondos serán para él, cuando lo haga una persona moral de
derecho privado, una empresa, serán para la empresa pero principalmente para
pagar impuestos; y cuando compre el gobierno, cualquiera que sea, los fondos se
irán a una cuenta común desde la que se solventarán los gastos del sistema y
también, podrán garantizarse las pensiones de quienes nunca compren por su
situación de abandono o incluso, las pensiones de magistrados…
Ninguna otra
forma de pensión será válida y menos, mucho menos, la que se otorga de espaldas
a la ley, en lo oscurito y sabiendo que lastima y ofende al pueblo, a la
inmensa mayoría de los mexicanos. Todos debemos tener acceso a pensión. Todos,
sin distinción alguna, pero dentro de los límites de la moral, la decencia y
las buenas costumbres. Así se dice en términos legales, precisamente porque así
ha de ser.
Me gustaría
conocer su opinión.
Vale la pena.
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