domingo, 25 de mayo de 2014

De pensión a pensión



José Manuel Gómez Porchini / México debe salir adelante   



Ah y espera, espera, a que cada quincena, el Estado le pasa una miseria, que suerte, que suerte, tal vez se pague una cena y para mañana Dios dirá… mi amigo Sebastián, mi amigo Sebastián…
Mi amigo Sebastián. Franco de Vita

En las redes sociales, que son el medio de comunicación cada vez más usado por los mexicanos y en el que más pueden creer, la nota principal estos últimos días ha sido el tema de las pensiones de los funcionarios del Tribunal Federal Electoral, además de los intentos de algunos otros funcionarios públicos de recetarse un “haber de retiro” que en algunos casos, excede las obscenas pensiones que unos y otros se han permitido.

La razón de esas pensiones, evitar que roben, es muy clara y hace mucho que la he venido esgrimiendo yo pero de manera mucho más modosa, es decir, como con recato, con pena y pidiendo que a los funcionarios públicos se les catalogue como seres humanos… y tal vez ese haya sido mi error.

Se ha manejado en prensa, como razón para otorgar esas pensiones, que así los funcionarios no serán presa de la codicia cuando alguien vaya y les ofrezca un peso a cambio de torcer la ley. En primer lugar, se les olvida que al protestar un cargo prometieron cumplir y hacer cumplir la constitución y las leyes que de ella emanen, por lo que esa no es razón válida.

Empero, yo estimo que no solo los magistrados o cualquier otro servidor público del rango que sea, debe tener derecho a una pensión. Es mi punto de vista que todos los mexicanos, por el solo hecho de serlo, han de tener acceso a una pensión digna y que les permita una vida decente, en la que puedan cubrir los satisfactores básicos para llevar la vida.

Sin embargo, las leyes en México no están diseñadas de manera que lo expuesto pueda ser posible. Es actualmente una utopía y por ello, los que pueden, los servidores públicos de altísimo nivel, se autorizan solos las pensiones que ofenden a todos los mexicanos que sí trabajan, que sí pagan impuestos y que sí viven amedrentados por la situación real del país.

En la actualidad, para que alguien pueda tener acceso a seguridad social, es decir, a servicio médico y pensión, requiere de un patrón que lo inscriba en uno de los sistemas de seguridad social que coexisten en el país, −IMSS, ISSSTE, FUERZAS ARMADAS, CFE, Universidades Públicas, Gobiernos Estatales y muchos más.

Si usted ha hecho la vida sin un patrón que lo inscriba en uno de esos sistemas, usted no podrá acceder a disfrutar de la seguridad social que según la Organización Internacional del Trabajo, la OIT por sus siglas, debe ser un derecho para todos.

Por eso, porque el problema es real y ofende y lastima a la inmensa mayoría de los mexicanos, hoy vengo ante usted, mi querido lector, a reiterar la propuesta que ya hemos comentado: que sí existe una forma de otorgar seguridad social a la totalidad de los mexicanos, incluyendo magistrados de tribunales electorales y que solamente se requiere voluntad política para hacerla valer.

Es así de fácil: otorgar a cada mexicano, sea cual sea su edad, sexo, condición social o cualquier otro criterio de clasificación que permita excluir, una tarjeta tipo “cliente frecuente” que deberá utilizarse al momento de realizar una operación gravada con IVA, impuesto al valor agregado, de tal manera que un porcentaje de ese IVA, dos o tres puntos, se vayan a una cuenta de ahorros del titular que le permita acumular saldos y de ahí, garantizar su servicio médico y su pensión a futuro.

Cuando compre un particular, los fondos serán para él, cuando lo haga una persona moral de derecho privado, una empresa, serán para la empresa pero principalmente para pagar impuestos; y cuando compre el gobierno, cualquiera que sea, los fondos se irán a una cuenta común desde la que se solventarán los gastos del sistema y también, podrán garantizarse las pensiones de quienes nunca compren por su situación de abandono o incluso, las pensiones de magistrados…

Ninguna otra forma de pensión será válida y menos, mucho menos, la que se otorga de espaldas a la ley, en lo oscurito y sabiendo que lastima y ofende al pueblo, a la inmensa mayoría de los mexicanos. Todos debemos tener acceso a pensión. Todos, sin distinción alguna, pero dentro de los límites de la moral, la decencia y las buenas costumbres. Así se dice en términos legales, precisamente porque así ha de ser.

Me gustaría conocer su opinión.

Vale la pena.


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