José Manuel Gómez Porchini / México debe
salir adelante
En la empresa y desde siempre, quien va demostrando que
sabe más, que puede más, que tiene mejores credenciales, va escalando los
mejores puestos. También, para seguir activo en la empresa, el personal ha de
adecuarse a los nuevos tiempos y a los nuevos retos.
La forma de lograr que la gente esté al día, que esté
preparada para seguir en la lucha diaria, es mediante las armas que la
educación continua les otorga. Esa educación, ese seguir preparados, en el área
laboral, se llama capacitación y adiestramiento.
La Ley Federal del Trabajo exige, en su Capítulo III Bis,
artículo 153 en sus diversos apartados, que las empresas sean las garantes de
brindar capacitación y adiestramiento a sus trabajadores, pero muchos no saben
la forma de lograrlo. Cierto, el patrón lleva a alguien que conoce la materia
de trabajo a desempeñar a enseñarles a los obreros y demás empleados, según el
área de que se trate, pero ese instructor carece de las autorizaciones que la
propia Secretaría del Trabajo exige a los instructores e instituciones
autorizadas.
Cuando el instructor o la institución carecen de registros
y demás documentos de validez expedidos por la Secretaría del Trabajo y
Previsión Social, la capacitación carece de valor jurídico ante la autoridad
del trabajo.
Y como todo en la vida, existe una razón de ser para que
la STPS se preocupe porque las empresas estén autorizadas: evitar fraudes.
Si usted va a buscar capacitación y adiestramiento para
sus trabajadores, busque siempre a una empresa seria, alguien establecido y que
le garantice, exhibiendo los registros y autorizaciones correspondientes, que
cuenta con la documentación válida. Olvídese de las “escuelas patito” y los
instructores igualmente falsos.
Es una obligación legal para el patrón que también, es un
derecho para los trabajadores. Es por partida doble y los beneficios se notan
desde el primer día.
Ese cambio usted también lo puede tener. Existen muchas
áreas de oportunidad que vale la pena atender. Son la diferencia entre una
empresa de primer mundo y una destinada al fracaso. Ese es el valor de enseñar
a la gente.
Me gustaría conocer su opinión.
Vale la pena.
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