Hace días quedó aprobada
por los diputados la reforma laboral, que ahora pasa a la Cámara de Senadores
para su revisión final y, en su caso, aprobación y publicación.
Suponiendo sin conceder
que el proyecto que se ha manejado hasta ahora quedara firme y se convirtiera
en las modificaciones a la ley laboral, habría que preguntarnos si realmente
estamos en presencia de una Reforma Laboral, así, con mayúsculas o solo se ha
planteado al pueblo de México un pequeño ajuste de forma, una solución
cosmética, una “manita de gato” que será todo, pero menos una reforma. Si
acaso, será la misma gata pero revolcada.
El patrón desea obreros
que le cuesten menos y en algunos casos, está dispuesto a pagarles más, pero
con menor costo adicional, es decir, pide que le quiten de encima los costos
indirectos como son seguro social, Infonavit, impuestos en general y todo eso
que encarece la mano de obra.
El obrero pide trabajo y
salario. Le importa poco si quien le paga es el destinatario final de sus
afanes con tal de obtener el pan que requiere para su mesa; los útiles para sus
hijos y el derecho a la clínica para él y su familia. no sabe si le paga el
patrón o la cosa esa, el outsourcing, que de suyo es ilegal… todavía… creo.
Y ambos tienen razón. El
gobierno, ese ente, esa ficción jurídica creada por los ciudadanos debe ser el
garante de ambas situaciones. Eso es lo que no ha entendido el gobierno ni
quienes están a su mando.
Ahora bien, si los
funcionarios y empleados públicos no son capaces de encontrar la forma de garantizar
a las partes involucradas las seguridades y deseos que buscan, vamos todos,
como ciudadanos, a decirles la forma en que deben gobernar.
Ahí, en ese escenario, es
que le pido a usted, mi querido lector, su apoyo decidido para hacer público
que los deseos y sueños de quienes en realidad vivimos la economía de México queremos
sean ciertos.
Usted que sufre a diario
con la realidad de quedarse sin empleo o que ya lo perdió y ahora ha pasado a
formar parte de los subempleados que en México luchan encarnizadamente por el
mismo peso de ganancia que muchos que aún conservan su empleo, pues pelean los
mismos frutos; usted que es patrón y ya no encuentra cómo hacerle para quitarse
de encima a los del IMSS, del Infonavit, a los del Fonacot y todos esos
inventos maravillosos que, el único “pero” que tienen, es que son a cargo del
patrón y usted ya no da para más, ustedes, que nunca han logrado tener ni un
empleo formal ni una empresa establecida y que por siempre han sido solamente
parte de las estadísticas que indican que la población económicamente activa es
de más del 60% en México (según la página de INEGI al 21 de septiembre de 2012
y de los cuales, el 94.61 tiene un empleo) pero que en realidad, jamás han
tenido una oportunidad laboral formal, en la que les sean proporcionados los
derechos de seguridad social y todo eso que viste a un puesto de trabajo.
De ahí mi afirmación de
que esto de la reforma sea tan solo un cambio de cosas para quedar como
estamos.
Antes de la reforma, en
la mayoría de los comercios y negocios, los empleados no tenían derecho a
seguridad social, ni a aguinaldo, mucho menos a capacitación y adiestramiento o
planes de vacaciones pagadas o incentivos y más privilegios, mucho menos a
jubilación.
Ahora, con la reforma esa
laboral, tampoco habrá derecho a vacaciones, ni aguinaldo, ni seguridad social
ni capacitación ni nada de nada.
Se lo digo como abogado
que patrocino litigios en contra de universidades privadas que, con todo y
anuncios en la televisión, no pagan ni seguridad social ni mucho menos los
impuestos que les descuentan a sus cientos de trabajadores, por cierto, todos
ellos catedráticos pero que necesitan comer.
Le hago estos comentarios
pues sé, que el propio poder judicial contrata outsourcing para que realice las
funciones de limpieza, vigilancia y demás en sus instalaciones y las
empresitas, esas de tercerización o “outsourcing” como si la gente supiera qué rayos
quiere decir, no entregan ni constancias de salarios, ni recibos de pagos, ni
contratos de trabajo ni nada, según ellos, pero sí, emiten órdenes por escrito,
las firman y ratifican, lo suficiente para incoar la relación laboral y poder
demandarlos… así digan que no existe la relación laboral.
Y así, muchos así que he
visto muy cerca y que sé que existen, con y sin reforma laboral. ¿Cuál cambio?
Mientras exista gente con hambre, con necesidades urgentes, habrá quién acepte
laborar por solo unos pesos. Mientras existan patrones sin sensibilidad social,
sin respeto por su función, sin escrúpulos, habrá quien pague salarios de
miseria. Mientras persista el gobierno que permita ambas situaciones, seguirá,
como hasta ahora, el estado de las cosas.
El problema es que nos
queda poco tiempo para hacer los ajustes necesarios. Ya la población no aguanta
más. Ni los patrones que día a día pierden empresas por la voracidad del
gobierno que piensa que puede sangrarlas sin límite, ni los trabajadores que
cada día más tienen un empleo con menores prerrogativas. Eso es lo que el
gobierno no ve.
Y es tan fácil que el
gobierno cambie, que en realidad haga una reforma a fondo que les permita a
todos, absolutamente a todos los 107 millones de mexicanos a tener seguridad social,
que les permita garantizar su capacidad de ganancia, que cada día pienso que lo
único que falta es que la propuesta llegue a un diputado o senador que sí sepa
leer, que sí quiera a México, que sí piense que los actos de hoy, son origen de
las consecuencias de mañana. Está a su disposición. México debe salir adelante.
Todos juntos estamos
labrando el mañana de México. Hagamos que sea de triunfo, de prosperidad y para
todos, como hermanos.
Me gustaría conocer su
opinión.
Vale la pena.
José Manuel Gómez Porchini.
Director General
Calmécac Asesores Profesionales S.C.
Comentarios: jmgomezporchini@gmail.com
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