La fracción parlamentaria del Partido Acción Nacional, partido en el poder en el México de 2010, presentó una propuesta de reforma a un total de 419 de los 1010 artículos que componen la Ley Federal del Trabajo. Señala que las reformas son sin tocar ni un ápice el contenido del artículo 123 Constitucional que ha sido uno de los pilares de la tranquilidad y estabilidad social en México.
Vamos por partes. Si bien es cierto que el obrero es, por lo general, con mucho menor acceso a educación que el patrón, que carece de los bienes de fortuna del dueño, que no es propietario de su tiempo, pues debe alquilar su persona, también es cierto que es un ser humano que merece respeto, que tiene una dignidad por el sólo hecho de ser humano y que ha conquistado, con sangre, lágrimas y vidas cada uno de los derechos de que ahora goza.
Vamos a hablar de vacaciones, de jornada de ocho horas, de estabilidad en el empleo, del derecho a huelga y muchos otros.
Algunas veces, algunos obreros, precisamente por su falta de preparación académica, podrán cometer excesos que vayan en perjuicio de la propia clase obrera, como eso de mostrar algunos líderes más joyas que los sultanes del lejano oriente.
Sin embargo, lo cierto es que cada derecho ha costado que en alguna casa, una viuda llore a un hombre bueno que cayó en el intento por conseguir, para sus hijos, los míos y los de Usted, mejores condiciones de trabajo.
Cada derecho, incluido el de huelga, ha costado huérfanos que crecen sin un padre o sin su amorosa madre, que perdieron la vida en aras de lograr que Usted y yo, ahora, disfrutemos de la posibilidad de tener una estabilidad en el empleo que nos permita crecer como personas.
Hace muchos años, recién concluida la revolución, los obreros empezaron a mandar a sus hijos a las universidades públicas a que se instruyeran y ya no cargaran con el estigma de ser incultos. Mandaron a sus hijos a que perfeccionaran sus estudios al extranjero. Y le digo que fueron obreros porque puedo asegurarle a Usted, mi querido lector, que Usted sabe de algún pariente o vecino que siendo hijo de un obrero, se convirtió en profesionista y ahora, incluso tiene un posgrado. Muchos de ellos, después de haber militado toda su vida en el entonces único partido viable, ahora buscan derroteros nuevos pues se ve mejor, son más bonitos y hasta parece que son de buena clase.
Sin embargo, olvidan que los derechos costaron las vidas de sus familias, de su gente, de sus antepasados y en todo caso, las conquistas obreras y campesinas, en México, costaron una Revolución que dejó más de un millón de muertos y muchos, muchos hogares desechos.
Sobre esas ruinas se levantó el México que somos ahora, el país que no es el que queremos pero sí el único que tenemos y al que podemos aspirar a mejorar, en la medida en que cada uno aporte su costal de arena. México ya no está para granitos sueltos.
Por eso ahora, cuando aparece una propuesta de reforma laboral, una nueva manera de manejar los pomposamente denominados Recursos Humanos o Factor Humano o algo así, que no sea el anquilosado y arcaico nombre de Departamento de Personal, pero que al final de cuentas es exactamente lo mismo, una nueva manera de tratar de controlar a las personas que laboran con el patrón, resulta ser que le van a quitar el derecho a asociarse para protestar, pues las huelgas ocasionan muchos gastos.
Por supuesto, también ha de mutilarse el derecho a la estabilidad en el empleo, pues ¿para qué quiere durar tantos años el trabajador en el mismo puesto y yo, como patrón le tengo que pagar mucho cuando se vaya?
Igual, pretenden crear unos contratos de trabajo “a prueba” de no más de uno o dos o tres años, es decir, en lo que el obrero aprende y si no lo hace, pues lo despido sin responsabilidad para el patrón, al cabo nunca entendió… o algo así.
Claro, cuando quieran ir a la huelga, primero deberán acreditar que tienen autorización de la Secretaría del Trabajo para organizar y estallar huelgas, pues de otro modo, la huelga se declarará ilegal, ilícita e inexistente… es decir, primero pida Usted, obrero, permiso para hacer huelgas y luego las hace… ¿será posible tal aberración jurídica?
En pocas palabras. La reforma propuesta pretende dejar sin badajo a la campana del derecho colectivo, pretende quitarle la fuerza a la organización obrera y pretende equiparar, como si ello fuera posible, las fuerzas del obrero y del patrón.
Y luego, la cereza en el pastel lo encontramos en las tal vez, legales outsourcings, pero que son altamente inmorales y a las que el propio gobierno ha empujado a los patrones. Permítame explicarle la razón.
El patrón está obligado a pagar salarios, gastos de previsión social y demás que implica tener contratados trabajadores. Siempre se habían considerado como parte de los gastos de la empresa, que así son, y por lo tanto, se permitía deducirlos pues no son parte de la renta que obtiene el capital. De ninguna manera.
Sin embargo, alguno de esos genios de apellidos que garantizan el ingreso a las páginas de las revistas del corazón pero que ignoran que México es más allá del Paseo de la Reforma, se le ocurrió que sólo fueran deducibles de impuestos los gastos por concepto de “Factor Humano” cuando provinieran de una empresa diversa a la que utiliza el personal, no cuando fueran sus propios trabajadores.
Ello implica que si Usted tiene tres o cuatro empleados, los gastos que le originan no los puede deducir de sus ingresos y por lo tanto, le cuestan íntegros para efectos de resultados. En cambio, si contrata a una empresa de esas que se dedican a alquilar personal, a rentar seres humanos con fines de lucro, lo que por cierto está prohibido en los tratados internacionales suscritos y ratificados por México, en la Constitución y en la Ley Federal del Trabajo, todos los pagos que le realiza a dicha empresa se deducen íntegros, completitos, sin objeción alguna.
Luego entonces, como Usted cuenta con asesores fiscales, abogados y contadores que denigran ambas profesiones, le sugieren dar de baja empleados y contratar una outsourcing, que le proporcionará los empleados que Usted necesita y que todo el gasto, será deducible.
Obvio, esos empleados no tienen sindicato, no dan lata, no tienen mayores prestaciones ni han ganado derecho alguno… son más fáciles de convencer, total, están con el miedo a flor de piel de ser despedidos. Es personal barato, asustado y sin respaldo. Sin embargo, ese personal es el primero que encabeza las revueltas. Es carne de cañón. No tiene nada que perder.
Piénselo.
Me gustaría conocer su opinión.
Vale la pena.
José Manuel Gómez Porchini.
Comentarios: jmgomezporchini@gmail.com
Vamos por partes. Si bien es cierto que el obrero es, por lo general, con mucho menor acceso a educación que el patrón, que carece de los bienes de fortuna del dueño, que no es propietario de su tiempo, pues debe alquilar su persona, también es cierto que es un ser humano que merece respeto, que tiene una dignidad por el sólo hecho de ser humano y que ha conquistado, con sangre, lágrimas y vidas cada uno de los derechos de que ahora goza.
Vamos a hablar de vacaciones, de jornada de ocho horas, de estabilidad en el empleo, del derecho a huelga y muchos otros.
Algunas veces, algunos obreros, precisamente por su falta de preparación académica, podrán cometer excesos que vayan en perjuicio de la propia clase obrera, como eso de mostrar algunos líderes más joyas que los sultanes del lejano oriente.
Sin embargo, lo cierto es que cada derecho ha costado que en alguna casa, una viuda llore a un hombre bueno que cayó en el intento por conseguir, para sus hijos, los míos y los de Usted, mejores condiciones de trabajo.
Cada derecho, incluido el de huelga, ha costado huérfanos que crecen sin un padre o sin su amorosa madre, que perdieron la vida en aras de lograr que Usted y yo, ahora, disfrutemos de la posibilidad de tener una estabilidad en el empleo que nos permita crecer como personas.
Hace muchos años, recién concluida la revolución, los obreros empezaron a mandar a sus hijos a las universidades públicas a que se instruyeran y ya no cargaran con el estigma de ser incultos. Mandaron a sus hijos a que perfeccionaran sus estudios al extranjero. Y le digo que fueron obreros porque puedo asegurarle a Usted, mi querido lector, que Usted sabe de algún pariente o vecino que siendo hijo de un obrero, se convirtió en profesionista y ahora, incluso tiene un posgrado. Muchos de ellos, después de haber militado toda su vida en el entonces único partido viable, ahora buscan derroteros nuevos pues se ve mejor, son más bonitos y hasta parece que son de buena clase.
Sin embargo, olvidan que los derechos costaron las vidas de sus familias, de su gente, de sus antepasados y en todo caso, las conquistas obreras y campesinas, en México, costaron una Revolución que dejó más de un millón de muertos y muchos, muchos hogares desechos.
Sobre esas ruinas se levantó el México que somos ahora, el país que no es el que queremos pero sí el único que tenemos y al que podemos aspirar a mejorar, en la medida en que cada uno aporte su costal de arena. México ya no está para granitos sueltos.
Por eso ahora, cuando aparece una propuesta de reforma laboral, una nueva manera de manejar los pomposamente denominados Recursos Humanos o Factor Humano o algo así, que no sea el anquilosado y arcaico nombre de Departamento de Personal, pero que al final de cuentas es exactamente lo mismo, una nueva manera de tratar de controlar a las personas que laboran con el patrón, resulta ser que le van a quitar el derecho a asociarse para protestar, pues las huelgas ocasionan muchos gastos.
Por supuesto, también ha de mutilarse el derecho a la estabilidad en el empleo, pues ¿para qué quiere durar tantos años el trabajador en el mismo puesto y yo, como patrón le tengo que pagar mucho cuando se vaya?
Igual, pretenden crear unos contratos de trabajo “a prueba” de no más de uno o dos o tres años, es decir, en lo que el obrero aprende y si no lo hace, pues lo despido sin responsabilidad para el patrón, al cabo nunca entendió… o algo así.
Claro, cuando quieran ir a la huelga, primero deberán acreditar que tienen autorización de la Secretaría del Trabajo para organizar y estallar huelgas, pues de otro modo, la huelga se declarará ilegal, ilícita e inexistente… es decir, primero pida Usted, obrero, permiso para hacer huelgas y luego las hace… ¿será posible tal aberración jurídica?
En pocas palabras. La reforma propuesta pretende dejar sin badajo a la campana del derecho colectivo, pretende quitarle la fuerza a la organización obrera y pretende equiparar, como si ello fuera posible, las fuerzas del obrero y del patrón.
Y luego, la cereza en el pastel lo encontramos en las tal vez, legales outsourcings, pero que son altamente inmorales y a las que el propio gobierno ha empujado a los patrones. Permítame explicarle la razón.
El patrón está obligado a pagar salarios, gastos de previsión social y demás que implica tener contratados trabajadores. Siempre se habían considerado como parte de los gastos de la empresa, que así son, y por lo tanto, se permitía deducirlos pues no son parte de la renta que obtiene el capital. De ninguna manera.
Sin embargo, alguno de esos genios de apellidos que garantizan el ingreso a las páginas de las revistas del corazón pero que ignoran que México es más allá del Paseo de la Reforma, se le ocurrió que sólo fueran deducibles de impuestos los gastos por concepto de “Factor Humano” cuando provinieran de una empresa diversa a la que utiliza el personal, no cuando fueran sus propios trabajadores.
Ello implica que si Usted tiene tres o cuatro empleados, los gastos que le originan no los puede deducir de sus ingresos y por lo tanto, le cuestan íntegros para efectos de resultados. En cambio, si contrata a una empresa de esas que se dedican a alquilar personal, a rentar seres humanos con fines de lucro, lo que por cierto está prohibido en los tratados internacionales suscritos y ratificados por México, en la Constitución y en la Ley Federal del Trabajo, todos los pagos que le realiza a dicha empresa se deducen íntegros, completitos, sin objeción alguna.
Luego entonces, como Usted cuenta con asesores fiscales, abogados y contadores que denigran ambas profesiones, le sugieren dar de baja empleados y contratar una outsourcing, que le proporcionará los empleados que Usted necesita y que todo el gasto, será deducible.
Obvio, esos empleados no tienen sindicato, no dan lata, no tienen mayores prestaciones ni han ganado derecho alguno… son más fáciles de convencer, total, están con el miedo a flor de piel de ser despedidos. Es personal barato, asustado y sin respaldo. Sin embargo, ese personal es el primero que encabeza las revueltas. Es carne de cañón. No tiene nada que perder.
Piénselo.
Me gustaría conocer su opinión.
Vale la pena.
José Manuel Gómez Porchini.
Comentarios: jmgomezporchini@gmail.com
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