José
Manuel Gómez Porchini / México debe salir adelante
Hace unos días
estaba platicando con alguien muy cercano y salió el tema de las bromas y las
burlas y de inmediato, surgió la voz que dijo que siempre, en quien recae la
broma o la burla no disfruta la situación y sí, tenía razón y por eso hoy estoy
aquí ante ustedes.
Como en todo
trabajo metodológico, hay que partir por definir las palabras clave: broma,
burla y ofensa en este caso.
Según la RAE, dice
respecto de broma:
1. f. Chanza,
burla; 2. f. Bulla, algazara, diversión; 3. f. Persona, cosa o situación pesada
y molesta.
En cuanto a burla,
establece:
1. f. Acción,
ademán o palabras con que se procura poner en ridículo a alguien o algo; 2. f.
chanza; 3. f. engaño.
Y para concluir
las definiciones, vamos por el significado de ofensa:
1. f. Acción y
efecto de ofender. Ofender: 1. tr. Humillar o herir el amor propio o la
dignidad de alguien, o ponerlo en evidencia con palabras o con hechos; 2. tr.
Ir en contra de lo que se tiene comúnmente por bueno, correcto o agradable.
Ofender el olfato, el buen gusto, el sentido común; 3. tr. desus. Hacer daño a
alguien físicamente, hiriéndolo o maltratándolo; 4. prnl. Sentirse humillado o
herido en el amor propio o la dignidad.
Es decir, una
broma es una burla o situación pesada y molesta, en la que se procura poner en
ridículo a alguien o algo y se termina humillando o hiriendo el amor propio o
la dignidad de alguien.
Cuando alguien
quiere hacer una broma o burlarse de alguien más, sabe, con pleno conocimiento
de causa, que va buscando humillar, ofender, herir el amor propio o la dignidad
de alguien más. Es decir, significa actuar, con pleno conocimiento de causa, en
pos de la palabra o el acto que van a denostar a algo o a alguien, por el simple
placer de reír un momento.
La pregunta ahora
es: ¿Vale la pena un momento de risa, cuando se sabe que se ha herido el amor
propio o la dignidad de alguien?
Ese el punto a
dilucidar. ¿Hasta qué momento es válido hacer bromas o burlarse de algo o de alguien?
Ya la legislación
ha establecido que el jefe que en el trabajo hace burla de sus subalternos está
cometiendo mobbing y ya es
considerado causal suficiente para terminar la relación laboral sin
responsabilidad para el trabajador.
Por obvias razones,
las burlas que él o los trabajadores hacen del patrón no llegan a oídos de
éste, pues de lo contrario serían despedidos de inmediato.
¿Y cuando la burla
o broma, que siempre ofende, se da entre pares, es decir, entre iguales en
rango? Compañeros de trabajo, de escuela, de vida, vamos, entre amigos…
Una amistad que se
finca en la burla o broma, que zahiere la dignidad del “amigo” no puede llegar
muy lejos a pesar de que el que la sufre diga: -es que así nos llevamos, muy
pesado. Lo cierto es que en su fuero interno sabe y está consiente que la burla
y la broma, de palabra o de hechos, con la actitud o con dichos, humillan y
lastiman al receptor.
No importa que
usted pretenda soportar la ofensa diciéndose: -es que sí estoy (aquí acomode el
adjetivo calificativo que guste). No hay razón alguna para soportar la ofensa.
Por el contrario,
cuando la relación de amistad y más, noviazgo o matrimonio, están construidos
en el respeto y la alabanza, día a día se fortalece el vínculo.
Piénselo y trate
de no hacer blanco de sus bromas y sus burlas y por lo tanto, de no ofender a
sus hermanos, a sus amigos, a su pareja y menos, a sus hijos.
Vale la pena.
Me gustaría
conocer su opinión.
José Manuel Gómez
Porchini
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