José
Manuel Gómez Porchini / México debe salir adelante
Cuando usted busca
una solución a su problema, el que sea, pregunta a la gente que está a su
alrededor por alguien que posea los conocimientos y habilidades necesarios para
ayudarlo. Sin embargo, muchas veces esa recomendación recae en personas que
carecen de lo necesario para ser el apoyo que requiere.
No importa si
busca un plomero, un jardinero, un médico o un abogado. Igual es si busca un
instalador de aire acondicionado o quién le lleve su contabilidad. Se necesita
más, mucho más que conocimientos y habilidades para ser profesional.
Voy a darle un
ejemplo que, además, puede caer en un delito. Los contadores son profesionistas
que llevan la contabilidad de sus clientes. A eso están obligados y deben poner
en su empeño sus conocimientos y habilidades al servicio del cliente conforme
lo establece la ley. Sin embargo, en el contrato que existe entre el particular
que requiere los servicios del contador y el profesionista, se pacta que éste
debe hacer las declaraciones ante la autoridad de hacienda. Si el contador,
arguyendo que no le han cubierto sus honorarios, deja de presentar las
declaraciones, tiene responsabilidad contractual, civil, fiscal e incluso penal
por no hacer aquello a lo que está obligado. El pago de sus honorarios no es
causal suficiente para dejar de cubrir sus obligaciones.
Lo mismo el
médico. Si por alguna razón no le han pagado sus honorarios, el galeno no podrá
dejar a media operación al enfermo sin atención alegando que le deben sus honorarios.
Ello será motivo de una reclamación posterior del doctor, pero no, nunca, causa
para dejar de atender al enfermo.
Igual pasa con el
abogado, con el plomero, con el contratista o con cualquiera que desempeñe un
arte, profesión u oficio y que vaya por la vida buscando clientes y haciendo
trabajos por contrato.
Cierto, necesita
usted conocer el área en el que se desempeña, pero tal vez sea más importante
que usted tenga como premisa de vida ser honesto: cumplir y honrar sus
compromisos.
Conocimientos y
habilidades son parte muy importante del quehacer humano. Sin embargo, la
ética, la honestidad y la responsabilidad como forma de vida son las que
distinguen y separan al profesional del amateur.
Usted podrá ser
ducho en algún área del saber humano, pero si todos a quienes ha tenido
oportunidad de defraudar cuentan su vida, ya no va a tener más clientes. Se
quedará usted solo, sin poder hacer lo que sabe y claro, culpando a los demás,
pues piensa usted que la culpa de que la gente no le crea es de los demás, de
quienes le tienen mala voluntad y no acepta que su conducta es la que lo ha
separado de sus clientes.
Por el contrario,
cuando usted va formando una historia de responsabilidad, de cumplimiento, de
honrar su palabra, siempre hay quién lo recomiende, quién hable bien de usted y
le vaya dando ese empleo o recomendación que necesita para seguir haciendo la
vida.
Los viejos lo
decían: que tus hechos hablen por ti. Y sigue siendo válido.
Vale la pena.
Me gustaría
conocer su opinión.
José Manuel Gómez
Porchini
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