José Manuel Gómez Porchini / México debe salir
adelante
Se
define algo que está bien hecho como aquello que tiene calidad profesional. Es
decir, la calidad profesional es más que la descripción de una conducta, es una
verdadera forma de vida, de ser y estar.
Cuando
usted busca algo o a alguien que tenga los mejores calificativos,
definitivamente que piensa en aquello que está hecho por profesionales o que
por sí mismo es un profesional.
Va
usted a la tienda y encuentra dos productos casi iguales: uno hecho por profesionales,
cubriendo todas las normas de calidad y preocupándose por entregarle al cliente
un objeto que sirva, que sea eficiente y, además, que tenga muy buena
presentación. El otro producto es una burda copia, un remedo amorfo, algo que
usted sabe que al primer uso va a dejar de funcionar. Es decir, usted sabe que
es un producto “pirata”.
Así
es la vida también con las personas. El hecho de que alguien tenga un título de
alguna profesión no garantiza que sea un profesional de la materia, la que sea.
Acredita que cursó los estudios y tal vez, en las mejores universidades. Pero
la calidad profesional no la va a encontrar por ninguna parte. Acredita ser
profesionista, pero eso no es suficiente.
Hay
varias preguntas que me hago en voz alta, como en reflexión para mí y que
comparto con usted: ¿Puede un maestro que no lee enseñar a sus alumnos el
placer de la lectura? ¿Podrá contagiarles el interés por aprender cuando el
maestro es indolente? ¿Puede un docente que escribe con errores de ortografía y
así enseña a sus alumnos, decir que es un profesional?
Voy
más, mucho más allá de lo que acabo de dejar asentado.
Tuve
necesidad de contratar los servicios profesionales de un notario público y los
escritos, los trámites, el trato y todo lo que le rodea, parece una burda copia
de una notaría pública profesional. Vamos, hasta el olor que la caracteriza: cualquiera
diría que están procesando guano.
Fui
a una universidad, de esas que tienen muchos “Campus”, que se ofertan como
maravillosas y con carreras profesionales en unos cuantos cuatrimestres, con
garantía al alumno de no reprobar materias y conocí a algunos de sus
estudiantes. Tal vez algún día lleguen a ser profesionistas, con cédula y
título, pero atrás de ellos no existe la calidad profesional. No hay el soporte
necesario para saber hacer nada de manera correcta.
Fui
al juzgado y el servicio que brindan riñe completamente con la calidad
profesional. Se nota que son aficionados de la materia y que ignoran los
rudimentos de la misma. Una de las autoridades me dijo que no podía dictar el
acuerdo que yo estaba solicitando: “porque no lo sé hacer”.
¿Aceptaría
usted a un médico que haga grandes esfuerzos, pero que no alcance a distinguir la
gimnasia de la magnesia? Yo, no. Definitivamente, no.
Ahora
bien: ¿Debo exigir que quienes opinan y dirigen los destinos de mi patria sean
verdaderos profesionales o debo aceptar como válido que se distingan por ser
personas y candidatos “piratas”?
Vale
la pena.
Me
gustaría conocer su opinión.
José
Manuel Gómez Porchini
Orgullosamente
mexicano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario