Hay términos que se van poniendo de
moda, que se vuelve lo más avanzado utilizarlos y así, tener pose de
intelectual o cuando menos, de alguien que está al día en lo que sucede en el
mundo.
Así, un día de pronto aparecieron en el
lenguaje de izquierda, entre los que promueven la igualdad y los derechos de la
gente, expresiones como “salario decente”, “justicia social” y otros que, si
bien son maravillosos en el discurso, son letra muerta en la realidad.
Justicia Social podría definirse como el
interés de todos, pueblo y gobierno, de conseguir el reparto justo de la
riqueza; es el intento de lograr igualdad de oportunidades entre todos los
integrantes de un conglomerado social, con independencia de sus orígenes y
demás condicionantes sociales.
Circula en redes sociales un video que
denominan: “Experimento social de las
pelotas. Si todos lo vieran, el país mejoraría”[1]. Indica que es una
simulación de la vida y consiste en varias personas sentadas en fila: el
primero, con un número ilimitado de pelotas y con facilidad de movimiento para
encestar en la caja que está frente a él. La segunda, tiene tres pelotas y no
se puede mover. La tercera, tiene discapacidad visual y aun cuando le dan
pelotas, no puede encestar. La cuarta tiene discapacidad auditiva y a pesar que
se le dieron las mismas instrucciones que al primero, es decir, que tenía posibilidad
de moverse para encestar, no pudo escuchar las instrucciones. La quinta persona
representa a alguien con discapacidad motriz. La sexta y última representa a
quien no tiene medios: puede jugar, pero no le dan pelotas.
Por supuesto, el que está enfrente, el
primero, que representa a quienes tienen todo, incluyendo las oportunidades,
podrá encestar muchas veces, a pesar de haberse equivocado. El segundo, que es
la clase media, tiene tres oportunidades en su vida, son las pelotas que le
dieron, pero no puede moverse… ¿Cómo va a encestar? Los demás… se quedan sin
oportunidades.
Ese es el sistema en que nos movemos. Pero
no siempre ha de ser así y no necesariamente debe quedar sin movimiento. Para eso
es el Estado. Y para eso es la solidaridad social, que debe reflejarse en el apoyo
solidario de los miembros de la sociedad. Que cada uno aporte según sus
capacidades, ese es el principal postulado de la seguridad social.
Y ahora estamos en una coyuntura que nos
permite cambiar la situación actual por una diversa, que sirva para despegar
como país.
México está sujeto a factores reales que
inciden en el desempeño de la vida democrática. Dentro y fuera del país,
existen presiones para obligar al gobierno a actuar en tal o cual forma.
Existe la pretendida amenaza de cobrar entre
un 2% a un 6% a las remesas que los migrantes en los Estados Unidos de Norteamérica
envían a México y que, según lo publicado por El Economista, en 2016 alcanzaron
la cifra de $26,970 millones de dólares[2]. Según la misma fuente, en
1995 fueron $3,673 millones de dólares. Lo cierto es que el incremento en el
monto de las remesas no obedece a mayor número de envíos, sino más bien, al
hecho de que cada vez más, éstos se registran y contabilizan.
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Fuente: El Economista |
Los mexicanos, tan pronto supieron de la amenaza del impuesto a las
remesas, contraatacaron con amenazar con un impuesto del 2% a la toma de
utilidades a las empresas americanas en México[3].
Y así, ojo por ojo y diente por diente,
hasta quedar convertidos en un mundo de países tuertos y chimuelos.
Por eso hoy y desde esta trinchera,
ofrezco al gobierno de México, que convierta en realidad la tan pretendida
Justicia Social. Que aplique medidas que logren que todas las personas tengan
las mismas oportunidades ante el juego que es la vida. Y para lograrlo, ofrezco
el mecanismo.
Que el impuesto del 2% sea uno que se
cobre junto con el IVA en México, a la generalidad de la población, con el solo
propósito de conseguir seguridad social para todos. Que ese porcentaje sirva
para garantizar servicio médico y pensión a todos, sin distingo alguno,
incluyendo a los migrantes, que dejarían de ser ciudadanos de segunda en ambos
países. Que México asuma el cuidado y protección de sus connacionales en los hechos
y no solo en el discurso.
La forma de lograrlo es entregar a cada
mexicano con CURP, una tarjeta que permita acumular lo suficiente, como cliente
frecuente de Hacienda, para tener derecho a pensión y a servicio médico. Ya está
publicada, está en mi blog. Está a sus órdenes.
Me gustaría conocer su opinión.
Vale la pena.
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