José Manuel Gómez Porchini / México debe salir adelante
Todos pensamos que
este país debe cambiar, pero nadie piensa en cambiar a sí mismo. Alfonso
Pérez-Cuéllar
Hoy tuve oportunidad de asistir a la sesión ordinaria de diciembre de
2016 de la Asociación de Egresados de la Facultad de Derecho y Criminología de
la UANL, “Don José Alejandro de Treviño y Gutiérrez”, A.C. celebrada en el Club
Empresarial Atrium, en la que el orador principal fue el presidente del Ilustre
y Nacional Colegio de Abogados de México, Don Alfonso Pérez-Cuéllar Martínez.
Su discurso fue sobrio, breve, con mucha sustancia y compromiso. Se
refirió a la responsabilidad social de la abogacía frente a los retos en el
combate a la corrupción, describiendo lo que está mal en el sistema. Hizo una
disección perfecta del problema y explicó las razones de índole técnico, ético
y jurídico de por qué los abogados debemos integrarnos a los colegios y también
lo que en otras tierras se estila. Excelente la disertación.
Claro, los compañeros del foro no podían dejar pasar tan culto invitado
sin realizar una serie de precisiones, apuntes, cuestionamientos y, por
supuesto, felicitaciones al momento de intervenir. Entre las que destacan está
la de quien dijo que, desde el momento en que se utiliza la expresión “colegiación
obligatoria”, el foro la rechaza, por el solo hecho de ser obligatoria. Y ahí,
de inmediato, el ponente dijo que sería mejor llamarle “colegiación universal”.
O alguna otra cosa así, pero eliminando la expresión “obligatoria”.
También hubo quien dijo que las asociaciones y colegios de abogados
deberían ser portavoz del foro para hacer saber a los funcionarios judiciales
lo que está bien y lo que está mal en la actuación de quienes imparten y administran
justicia, lo que fue visto con buenos ojos por los asistentes.
Hubo muchos más comentarios.
Pero de todo el tema rescato dos cosas: la frase que adorna el proemio
de este texto, que dice mucho de la realidad de México y las expresiones del
invitado respecto a la ética.
Aquí es donde quiero abundar. ¿Qué es ético? Debemos definir a la ética
como el estudio del bien y el mal, como la diferencia que, con conocimiento de
causa, guía la actuación del hombre. y los abogados tenemos una enorme
responsabilidad al respecto.
Comentó el caso de aquel abogado que solicitó al cliente dinero, “para
entregarlo al juez” y aseguró que, de tenerlo, al día siguiente tendría
sentencia favorable. Desconfiado, el cliente buscó otro abogado y fueron a
revisar el boletín judicial. Ese día habían publicado la sentencia y era
favorable. Es decir, el abogado ya sabía que había ganado y quería obtener para
sí, algo más de lo que habría estipulado de honorarios. Eso no es ético por
ningún lado.
Aquí en Monterrey cuenta la leyenda urbana y tal vez alguien pueda
ponerle nombre, de un abogado que entregó recibo a su cliente: “dinero para
soborno al secretario para que agilice el procedimiento”. Palabras más,
palabras menos. Como el asunto no se resolvía, fue el cliente a hablar
directamente con el secretario y le reclamó, indicando que le había dado dinero
al abogado para que se lo diera a él como secretario y le enseñó el recibo. Cierto
o no, el secretario negó todo y denunció penalmente al abogado. Eso no es
ético.
Son casos extremos.
Tampoco es ético ocupar un cargo cuando se sabe que no se tiene la
capacidad para ello, como se aparta de una conducta ética no desempeñar la
función encomendada. Y lo digo: hoy mismo fui a pretender impulsar un asunto
ante una autoridad jurisdiccional, como a las diez de la mañana y al preguntar
por el titular, la secretaria contestó: -llega como a las diez y media o las
once o un poquito más tarde, pero mejor venga usted como a la una, así casi
seguro que la encuentra.
¿Cómo va a ser posible que un funcionario público, que cobra un salario
pagado por la ciudadanía, se presente a laborar con dos, tres o más horas de
retraso todos los días? La respuesta: es titular y no pasa nada. Esa conducta,
que tampoco es ética, nos lleva a la impunidad, que es la que nos tiene como
país en el deplorable estado en que nos encontramos.
¿Qué necesitamos como país para corregir el rumbo?
Me gustaría conocer su opinión.
Vale la pena.
José Manuel Gómez Porchini
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