martes, 7 de junio de 2016

Elecciones. Un día después



José Manuel Gómez Porchini / México debe salir adelante

Ayer fueron las elecciones en mi estado, Tamaulipas, y en otros más; ayer se eligió también al Congreso Constituyente de la Ciudad de México y hasta este momento, la tarde del lunes seis de junio de dos mil dieciséis, no hay noticia de problema o incidente alguno qué lamentar.

Triste, muy triste, que la gente tenga tan poca fe y confianza en las campañas, en los candidatos, en los partidos políticos. La prueba está en que menos de tres de cada diez salieron a votar. Eso habla del hartazgo social, de la irritación que logró identificar el presidente Peña Nieto en el rostro de los mexicanos todos. Esa irritación social no va a cambiar por decreto ni se va a guardar por instrucciones superiores. Los que están en el gobierno siempre han pensado que el pueblo no sabe, no entiende, no reconoce. Ahí está el resultado. Le han cobrado la factura a los gobernantes.

Ahora han aparecido de pronto los candidatos a decir que la culpa es de los que estaban, de cualquier partido, que ellos, los que perdieron, son lo mejor que pudo sucederle al mundo pero que la gente no entendió su discurso. En realidad, los que no entendieron el discurso de la gente fueron los candidatos que han vivido siempre en la burbuja que produce el bienestar, pero que no saben lo que es enlodarse los zapatos en una inundación, el político que desconoce lo que significa que no alcance el dinero para el pan y que son capaces de dar como respuesta: que coman pasteles.

Hoy nuestro México ha votado por la alternancia. Donde había PRD habrá Morena. Donde estaba el PRI habrá PAN, donde el PAN era gobierno, ahora lo será el PRI o Morena o algún otro. Lo que más destaca es que ya no soportan a los mismos. Sin embargo, los que brillaron por su ausencia fueron los independientes. Fuera del fenómeno que ha sido “El Bronco” en Nuevo León y a quien ya le está costando sostener las expectativas que generó, los demás pasaron sin pena ni gloria. Más bien, con mucha pena y nada de gloria.

Ahora existe un compromiso muy fuerte para los electos: demostrar de qué están hechos. Por el bien de México, necesitamos gente que no sean políticos o aves de paso. México requiere estadistas de tiempo completo, que entiendan lo que el pueblo necesita y estén a la altura de esas necesidades.

Si en México no cumplen los políticos lo que la población espera, muy pronto ya no habrá quién se asuma como político.

Me gustaría conocer su opinión.

Vale la pena.

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