Hace
unos meses, es decir, hace bastante tiempo, Silvia Gómez de Garza me invitó a
que acudiera ante las socias del Club de Jardinería “Rosa del Desierto” a dar
una plática de un tema que para mí ha sido muy importante: ecología. Plantas,
su cuidado y la importancia que tienen en nuestra vida.
Tuve
tratos con las plantas desde que era niño y que mi padre nos enseñó a sembrar
nopales en el rancho. Conocí las plantas de durazno, de ciruelos y los vi
florear, supe lo que eran los azahares y al tiempo, sus frutos en diversas
variedades como conocí también sandías, melones y muchas plantas más.
Al
paso de los años, allá en el muy lejano 1977, cuando tenía poco de haber
llegado a Monterrey a iniciar mis estudios, me enteré de la existencia del
Vivero de mi primo y supe la forma de tratar a los clientes. Hay que destacar
que quien va a comprar plantas, lo hace con tiempo, con dinero y con
disposición de arreglar su casa. Cuando usted busca instalar plantas, es porque
usted va en la dirección correcta.
Después,
en 1983 tuve oportunidad de abrir el Vivero San Carlos en Matamoros, una
aventura en la que me acompañaron mis hermanos y mi madre y que
afortunadamente, nos trae a todos muy buenos recuerdos.
Ya
casado y viviendo en Ciudad Victoria, mi esposa Tina, mi hijo José que entonces
tenía 3 años y yo iniciamos un vivero que también, fue fuente de alegría y nos
sirvió para conocer mucha gente. Es un negocio precioso.
Con
esos antecedentes me eligieron para ir a dar la plática y me preparé. Como si
fuera clase. Busqué entre otros los libros de Federico Arana, para mí, uno de
los más importantes biólogos de la actualidad y obtuve información. Ya tenía
mis definiciones de ecología, biodiversidad, biósfera, sustentable, cadena
alimenticia y muchas más. Solicité y obtuve de mi alumno Julio Castillo una
imagen alusiva al tema y es la que apareció en las diapositivas. Con lo que no
contaba es con mi comité de censura, ese que instalado en casa revisa mis
textos (espero que este no lo vean, si no, no saldrá publicado) y me dice lo que
puedo publicar y lo que no. Y la decisión fue unánime y tajante: eso no. Hazlo
otra vez. Y tuve que volver a empezar, ahora analizando desde diversos puntos
de vista (multifactorial diría uno que sepa) el problema hasta que, al parecer,
les gustó la redacción. Y quedó lista la presentación.
Y a las diez de la mañana del miércoles 09 de marzo de 2016 llegué
al lugar del evento en Cadereyta Jiménez, Nuevo León y encontré unas damas muy guapas, entusiastas y con conocimiento de causa. Claro,
cuando quise entrar al salón me dijeron que no, que ahí era una reunión de
damas y por poco no hay plática. Pero me rescataron.
Cuando
entré, a diferencia de mis grupos de clase, donde los alumnos de licenciatura y
posgrado guardan silencio, aquí pareciera que les dijeron que hicieran más
ruido. Pero cuando ya me presentaron e inicié, la verdad es que fue una
experiencia maravillosa. Solo me resta agradecerles su hospitalidad y reiterar
que por mi parte, estoy dispuesto a volver a acudir en cuanto lo ordenen. Y yo,
encantado.
Comparto
con ustedes el material que expuse, palabras más, palabras menos.
Las zonas verdes como
calidad de vida en la ciudad.
Mtro. José Manuel Gómez Porchini
Agradecimiento.
Primero
que nada, gracias, muchas gracias a la Sra. Silvia Gómez de Garza por la
invitación. Es un honor y un orgullo compartir este espacio con todas y cada
una de ustedes.
Vengo
a platicar lo que he vivido en el rancho, lo que aprendí como ayudante en un
vivero en Monterrey, hace muchísimos años, con mi primo, por lo que hoy es la
Avenida Miguel Alemán y antes era la carretera al aeropuerto. Al paso de los
años, abrí mi propio vivero en Matamoros, Tamaulipas y luego, con mi esposa,
uno en Ciudad Victoria. Conozco los viveros, se de plantas y aprendí a
tratarlas y a convivir con ellas.
Entiendo
también, la importancia que tiene para nosotros que las plantas de ornato y las
que nos proporcionan alimentos, forrajes y sombra, vivan siendo respetadas por
su enemigo natural: el hombre. De eso vamos a hablar ahora.
Problemas globales, soluciones
locales.
El
calentamiento global, la desertificación de los continentes, el incremento en
las mareas, son problemas que a todos nos interesan y nos afectan. La gente
pregunta siempre: ¿Y yo qué puedo hacer? Y por lo general, no hacemos nada.
Ante
esos problemas globales, que a todos afectan, ustedes, desde aquí, desde su
comunidad, están brindando una solución local, una respuesta que puede aportar
a cambiar el destino de todos. Sembrar un árbol, influir en la vida de alguien
para que aprenda a respetar los árboles, es una tarea que se antoja titánica y
que ustedes están haciendo casi sin darse cuenta, como debe ser lo que importa.
Estadio de la Pastora.
El
Parque La Pastora en Monterrey era una extensión de aproximadamente cien
hectáreas, es decir, un millón de metros cuadrados. Le cedió a los rayados, el
equipo de fútbol de Monterrey, el equivalente a veinticinco hectáreas para
construir su nuevo estadio. La cuarta parte de su extensión. Es una obra
maestra de ingeniería, se ve muy bonito, olvídense de los resultados
deportivos. Lo que interesa destacar es que le quitaron la cuarta parte del
Parque para una obra de concreto y plástico. Con todo respeto para mis amigos y
hermanos que le van al Monterrey, pero qué gran desatino hicieron.
Toda
la sociedad, al permitir que se construyera una obra en lo que era el hábitat
natural de cientos de especies vegetales y animales, estamos permitiendo que
nos vayamos quedando sin futuro. Esa es la importancia de la labor que han
venido haciendo ustedes. Crear conciencia que los parques, bosques, campos y
demás zonas verdes son las que hacen que las ciudades tengan una calidad de
vida aceptable, que sean dignas de ser tomadas en consideración.
Al perder
esa cuarta parte de su extensión el Parque La Pastora dejó de generarse oxígeno,
que es vital para todos. Al permitir que el Cerro de la Silla, emblema de Nuevo
León, ya esté invadido por el concreto de las casas de sus faldas, hemos
aniquilado el pulmón natural de la región. Hay que revertir esta situación y
ustedes lo están haciendo por el buen camino.
Huertos independientes.
Poder
decir con todo el orgullo del mundo que los vegetales que sirven para alimentar
a los de casa, son producto de nuestro esfuerzo, es un orgullo indescriptible.
Sentirse
capaz de crear vida, pues eso es una planta, un ser vivo, para satisfacer
alguna de las muchas necesidades del ser humano en alimentación, el tener
huertos individuales o entre vecinos, que sean soporte común, es uno de los
proyectos que ustedes pueden manejar y que se antojan maravillosos. Rábanos,
ajos, lechugas, cilantro, perejil son algunas de las plantas que requieren poco
espacio y que pueden ser cultivadas en periodos muy cortos.
Apoyar
el presupuesto familiar mediante el ahorro pues dejarían de comprar algunas de
las verduras que a diario se consumen y que fácilmente pueden ser generadas en
los huertos independientes, es un compromiso que vale la pena. Está en ustedes
desarrollarlos.
Transportes alternativos:
bicicletas y autos compartidos.
Imagínese
usted áreas verdes para pasear y que además, sean eficientes para que la gente
pueda trasladarse de un lugar a otro mediante transportes no convencionales, es
decir, no de motor. Piense usted por un momento en todos los beneficios a la
salud, a la economía, a la convivencia familiar, el poder hacer un recorrido en
bicicleta como en las ciudades más cosmopolitas del mundo aquí, donde están
ustedes viviendo.
No es
algo imposible ni impensable. El transporte de la colonia al centro de trabajo
puede ser en vehículos compartidos partiendo de algún punto perfectamente
definido al que podría llegar cada uno en su bicicleta. Es cuestión de imaginar
cómo pueden todos obtener un beneficio. Además, está de moda andar en bicicleta
así que ya pueden ir pensando cuándo las van a llevar a comprar esa bicicleta
que siempre han querido.
Árboles nativos
Encinos,
anacahuitas, ébanos, San Pedro, moringa, uña de gato, huizache, mezquite,
higueras, son algunos de los árboles que son propios de esta región, que están
acostumbrados a nuestro clima y que han salido adelante.
A
pesar de la belleza de nuestros árboles, hemos buscado importar especies que
nos resultan ajenas. Araucarias, ficus, aralias de todo tipo que si bien tienen
una gran presencia, son más los daños que ocasionan que los beneficios que
prodigan. Cuestión de que vea usted las banquetas y los parques, totalmente
dañados por las raíces de los árboles que al ir en busca de los nutrientes necesarios,
invaden las zonas a su derredor.
No
siempre lo foráneo es lo mejor. No siempre lo que nos es ajeno es lo que mejor
nos queda. La realidad es que los árboles, arbustos y plantas nativas y
acostumbradas a la región, son las que menos problemas presentan para
sobrevivir y además, ofrecen mejores rendimientos. No se hielan, no requieren
cortes ni cuidados extremos, no consumen mucha agua y una amplia, muy amplia
serie de beneficios más. Ahí está lo que ustedes deben buscar: el progreso de
nuestras plantas nativas. Pronto tomarán conciencia que lo original siempre es
lo más auténtico.
Problema social de los riesgos
en los parques.
Llevar
a los niños al parque ha sido la constante desde hace muchas generaciones. De
pronto, pareciera que la costumbre se ha perdido, entre el uso de la tecnología
que le impide al niño moverse, la inseguridad que hace que los padres se
refugien en las casas, la falta de mantenimiento a los parques y jardines y
todo, sumado, ha hecho que la gente se aleje de los parques. Ustedes pueden, si
quieren, ser el detonador para hacer regresar a la gente a los parques, para
que exista la convivencia familiar de varias generaciones: abuelos, padres,
hijos, nietos, juntos todos, en un parque. Podrán unos jugar a la pelota. Otros
volar una cometa. Habrá quien prefiera montar en bicicleta o simplemente
caminar tomados de la mano. Si ustedes rescatan los parques de su comunidad,
habrán logrado un cambio que va a marcar la diferencia.
Para
muchas cosas lo único que se necesita es la voluntad de iniciar. Por lo visto,
esa ya la tienen. Ahora deben enfocar sus esfuerzos en la línea correcta.
Piensen, analicen, valoren lo que pueden hacer y por favor, háganlo. Su
comunidad y sus familias se los agradecerán.
Cambio climático por la
deforestación.
Cada
planta perdida, cada animal que se va para siempre, cada especie que
desaparece, es un punto en contra de la propia supervivencia de la humanidad.
Comenzó con el interés de la gente en obtener calor y taló los árboles para
hacer leña. Luego siguió como combustible para barcos, motores y fábricas. Al
tiempo descubrieron que el papel también servía para hacer libros y a seguir talando
árboles. Nadie hacía nada por defenderlos.
De
pronto un día nos dimos cuenta que ya no había tantos árboles como siempre
había sido y que el clima había empezado a cambiar. Que las mareas subían hasta
donde nunca lo habían hecho y que el sol cada día quemaba más.
Al
darse cuenta la humanidad que la tala inmoderada de árboles, llamada
deforestación, era la principal causante del cambio climático, comenzaron los
esfuerzos por revertir el estado de las cosas. A nivel cúpulas gubernamentales
ha habido pláticas para buscar la manera de contrarrestar esa deforestación.
Ahora
les digo a ustedes: lo que están haciendo, sin apoyo de gobierno mundial
alguno, sin más pretensiones que convivir en un ambiente de camaradería y
disfrutar la vida, es precisamente atajar el problema mayúsculo de la
deforestación.
Por
favor, por su entorno, por sus familias y por todos y cada uno de nosotros,
sigan con su esfuerzo.
Vale
la pena.
Me
gustaría conocer su opinión.
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