José Manuel Gómez Porchini / México debe
salir adelante
En los meses de
febrero a abril, aproximadamente, del año dos mil cuatro, escribí el texto que
denominé “El impuesto de Aportación de Seguridad Social Indirecto”, que me
sirvió para alcanzar el grado en la maestría en derecho constitucional y
amparo. En aquél entonces y aún ahora, estimo que la propuesta es lógica,
posible y válida. Se trata de otorgar seguridad social a la totalidad de la
población mediante un mecanismo de cliente frecuente, es decir, lo que se
denomina “programa de recompensas o de lealtad con el cliente”.
La propuesta es
fácil de entender: que a cada mexicano se le otorgue una tarjeta tipo “cliente
frecuente” que le sirva para utilizarla en cualquier compra que realice que
esté gravada con I.V.A., que son las siglas de Impuesto al Valor Agregado, de
manera que el equivalente a dos o tres puntos de I.V.A. se apliquen a una
cuenta de ahorros a nombre de cada mexicano. Con lo anterior tendríamos una
cuenta por cada mexicano, es decir, ciento dieciocho millones de cuentas
acumulando fondos. Como es dinero destinado a pensiones, estaría sujeto a que
cada uno alcanzara la edad establecida en ley para poder disfrutar de los
fondos. Eso sí, para que la gente le tenga estima a las cuentas, cada año podrán
disfrutar del veinticinco por ciento de lo ahorrado en el último año, de tal
suerte que siempre estará incrementándose el saldo.
Como según el
S.A.T., que significa Servicio de Administración Tributaria, existen una
evasión y elusión fiscal de aproximadamente el cuarenta por ciento de lo que se
recauda por I.V.A., al momento de que la gente tenga conciencia que pidiendo
que la operación quede registrada mediante su tarjeta, obligarán al vendedor a
reportarla, aun cuando no exista factura de por medio. Con una simple nota de venta
que tenga desglosado el I.V.A., será suficiente. Ya existen los mecanismos
tecnológicos para lograrlo.
Al momento de que
se pida registrar la operación, de inmediato habrá de disminuir el comercio
informal, pues la gente buscará sumar fondos a su pensión.
Es decir, desde
la óptica que se quiera ver, la propuesta es válida y viable. De hecho, la
registré con derechos de autor en el mismo 2004 y la publiqué como libro bajo
el nombre “El derecho al ahorro y a la seguridad social como garantías
individuales”. Ya he tenido el inmenso orgullo de ver publicado mi esfuerzo con
otros nombres, es decir, ya he merecido ser “pirateado”.
Han cambiado los
tiempos y algunas formas. Han caído en desuso voces que jamás pudiera haber
pensado que así lo harían, como la expresión “garantías individuales” que
utilicé en el título de mi obra. Pero la realidad muestra que los tiempos y las
formas cambian.
Sin embargo, el
fondo sigue siendo exactamente el mismo: México como país tiene un grave
problema con sus pensiones. Algunos idiotas todavía abundan diciendo que los
problemas de desfalco en los estados obedece a que los jubilados cobran su
pensión, teniendo hijos que los deben mantener. Como si los jubilados no
hubieran trabajado toda una vida para tener derecho a esa pensión, que en la
inmensa mayoría de los casos, es raquítica.
Tal vez lo más
caro de sostener un sistema de pensiones sea el servicio médico, pero si se
analiza la propuesta que he planteado, los fondos son suficientes.
Desde 2004 he ido
con líderes políticos, funcionarios, obreros, académicos y muchos más. No he
recibido más que una sola oposición formal a mi propuesta: la del Titular del
S.A.T. quien me dice que es mejor promover la lotería española que genera
recaudación de I.V.A., es decir, lo que en México se conoce como “El buen fin”
y en el que si usted compra con tarjeta de crédito o débito, puede ganar su
deuda cancelada. Me dice también, que mi propuesta va a permitir que los ricos
se hagan aún más ricos. Por cierto, la lotería española es copia de la que
inventaron los chinos. Está documentado[1].
Olvida que
actualmente el cuarenta y nueve por ciento de los adultos mayores en México no
tiene pensión y que de los ciento diecisiete millones de mexicanos, solo
aproximadamente veinte millones disfrutan de seguridad social como
trabajadores, ya sea mediante el IMSS, ISSSTE, CFE, Universidades Públicas,
Gobiernos Estatales y algunos más.
Si sumamos los
derechohabientes, es decir, esposas, hijos y padres, tal vez sesenta millones
de mexicanos tendrán acceso a algún sistema de seguridad social… ¿y los demás?
¿Qué vamos a hacer con los que sobreviven con menos del equivalente a un dólar
diario en México? Aclaro, son muchos los que están en situación de extrema
pobreza.
Ahí radica la
mayor bondad de la propuesta. Como los potenciales compradores solo pueden
clasificarse en tres tipos: personas físicas; personas morales de derecho privado;
y, personas morales de derecho público. Cuando compren éstas últimas los fondos
servirán para brindar seguridad social a quienes nunca compran. Y conste, el
gobierno tal vez sea quien más compre en México.
Y desde dos mil
cuatro he buscado hacer valer la propuesta. He tenido la oportunidad de conocer
mucha gente y de explicárselo a muchos más. He estado en medios masivos: prensa
escrita, radio y televisión y me he dirigido de manera directa a múltiples
foros. Ya fui incluso al Castillo de Chapultepec con un Presidente de la
República. Ya son muchos años y la verdad, cada día siento que falta menos para
hacerlo realidad. Yo no me he cansado. Espero que usted me siga apoyando.
Me gustaría
conocer su opinión.
Vale la pena.
[1]
para ganarle a la lotería China. Ofrecer
pensiones. http://goo.gl/9kC3d5
Foro Reforma Hacendaria y Seguridad Social. http://goo.gl/RYiF27
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