José Manuel Gómez Porchini / México debe
salir adelante
Un jubilado es
quien ha logrado alcanzar la reina de las prestaciones laborales: la pensión. Ya
sea del IMSS, ISSSTE, CFE o de cualquier otro de los múltiples sistemas que
coexisten en el país, ya está enfermo y cansado, ya dejó sus mejores años en la
empresa y ya tiene derecho a una pensión y al servicio médico. O también, puede
ser una viuda que perdió a su marido y que tiene como único soporte el monto de
la pensión que recibe.
Lo cierto es que
el jubilado generalmente es una persona mayor, de paso cansino, que vive de
glorias pasadas, presente muy incierto y futuro tenebroso. Y le apuesta a la
pensión que alcanzó, poca o mucha, así como al servicio médico que habrá de
recibir.
Lo malo es que la
pensión es de hambre y el servicio médico es pésimo. Tal vez los médicos sean
buenos, tal vez las medicinas sean las apropiadas y tal vez, cuando usted tenga
una enfermedad catastrófica, es decir, de las que acaban con el enfermo y su
entorno familiar, ese servicio médico sea suficiente.
Pero cuando usted
va a consulta, a surtir sus medicinas para la presión, para la diabetes o para cualquiera
de las tantas enfermedades crónicas que existen, a pesar de que usted es un
jubilado de sesenta años o más de edad, le piden que vaya a tramitar la
consulta a las cinco de la mañana, que soporte el frío afuera de la clínica
hasta que el de vigilancia decida dejarlos entrar, que acepte las condiciones
que impone la administración porque en caso contrario, dejan de proporcionarle
el servicio “por revoltoso”.
Claro, en nuestra
patria existen múltiples organismos de defensa de los integrantes de la tercera
edad como procuradurías de la defensa del adulto mayor y otros más. La pregunta
es: ¿Cuándo ha visto que una de esas procuradurías en las que los funcionarios cobran
y muy bien, vaya a ver las condiciones en que tienen a los viejitos? ¿Cuándo ha
sabido usted que alguien se preocupe de las veces que tiene que ir un viejito a
preguntar por su pensión? ¿Ha visto las filas afuera de los bancos de viejitos
para cobrar su pensión?
Como las
pensiones son exiguas, no son negocio para los bancos y entonces, destinan un
cajero media hora cada hora, para atender a los cientos de viejitos que,
pacientes, hacen fila toda la mañana para recibir sus pocos pesos. ¿Esa es la
atención que merecen nuestros ancianos, los que ya dieron su vida para la
empresa? Si ese es el valor que les damos como sociedad, qué mal estamos.
Conste: la
presente vale como denuncia en forma a nombre de los jubilados y pensionados de
todos los sistemas de seguridad social que hay en el país. Si necesita que la
ratifiquen los viejitos, nada más pídanlo.
Me gustaría
conocer su opinión.
Vale la pena.
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