José Manuel Gómez Porchini / México debe
salir adelante
Falta una semana
para las elecciones en México. Se va a renovar el Congreso y algunas
gubernaturas. He visto la cara de desesperación de los que entienden lo que
está en juego y que ven que nadie en su entorno se preocupa por el futuro del
país.
También he visto
el hastío de la gente. La inmensa mayoría está harta, cansada de la guerra
sucia y la porquería que manejan los partidos políticos. La verdad, dan pena
ajena y no digo uno ni quiero puntualizar: son todos y en todas partes. Vamos,
lo más serio que anda en el ambiente político es Lagrimita, a quien después de
todo sí le dieron la oportunidad de contender por la presidencia municipal de
su ciudad.
Y mucha gente ha
buscado cómo hacerle para cambiar la situación actual de México y se han topado
con pared. La verdad, el sistema político ha demostrado que está hecho de
manera que siempre triunfe uno de ellos, es decir, uno de los candidatos de los
partidos políticos. Alegan y creo que con razón, que solo los partidos saben
cómo afrontar la realidad del país. Pero esa realidad que solo ellos conocen,
no es la realidad de la gente de a pie, de la gente que como usted y yo,
queremos que México recupere el señoría que nunca debió haber perdido, de gente
que quiere que nuestro país siga siendo la tierra de promisión que para
nuestros padres fue y que con trabajo honrado se podía comprar un carro, una
casa o dos y salir de vacaciones. No pido más.
Ahora, en la
realidad a la que nos han orillado los partidos políticos, cada día está uno
temeroso de conocer la nueva traición a la patria que se les puede ocurrir. Ya hubo
fobaproa, ya tuvimos enconadas y encanadas defensas del peso, como también
luchas fratricidas y muchas vergüenzas más que no vale la pena repetir, pues no
se trata de estar poniéndole sal a la herida.
Existe el dolor,
existe la herida y medio México, en sentido figurado, está molesto con la forma
en que se han manejado las cosas de la política. Solo los profesionales de la
política están satisfechos. La gente normal, la que es como usted o yo, no. Estamos
hartos, estamos molestos, estamos ahítos. Y los políticos no quieren creerlo.
Sin embargo, no
existe aún cohesión entre la ciudadanía para enfrentarlos. México aún no ha
querido, pero espero que sea ya muy pronto.
De hecho, va a
ser esta elección y va usted a escuchar los gritos de descalificación de los
actores políticos. Ya me parece estar oyéndolos: ¡Es que gastó dos pesos de
más! ¡Tuvo apoyo de la gente del centro! Y muchos, muchos comentarios y gritos
más que al final, se van a resumir en solo argumentos sin sustancia para
impactar al elector y convencerlo de que ellos ganaron. Nadie va a quedar
satisfecho de los resultados y comenzando por la autoridad, sí, esa que
contrata farsantes extranjeras (léase Rigoberta Menchú) por diez mil dólares
para que venga a regañar a los dolidos padres de los estudiantes de Ayotzinapa,
o aquél que cree que los únicos indios son los que hablan como Toro, hasta los líderes
de los partidos políticos que van a desgarrarse las vestiduras, todos van a
descalificar la elección.
Claro, hablamos
de que nuestra democracia es de las más caras del mundo sino la más cara y
también, que no tiene arraigo entre la sociedad.
Sin embargo, veo
con ilusión que este mismo hartazgo va a provocar el advenimiento de nuevos
líderes sociales, de aquellos que no han medrado con los puestos de elección y
que por compromiso social van a acceder a luchar por México, claro, fuera de los partidos políticos.
Espero que en
realidad, las próximas elecciones haya muchos candidatos independientes. ¡Se va
a poner buena la cosa!
Me gustaría
conocer su opinión.
Vale la pena.
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