Me pidió que le revisara un contrato de arrendamiento,
pues me aclaró que necesita rentar un local para establecer un negocio y le
dije que sí. Después de haber estado tantos años revisando todo tipo de
contratos: de obra pública, de arrendamiento, de bienes, de servicios, de lo
que usted se pueda imaginar, pues obvio que algo aprendí.
Recibí el proyecto de contrato que le había enviado el
dueño del local y me quedé espantado. Los que venden en las papelerías, para
los niños de las escuelas, están más completos. Pero bueno, tenía los datos
principales.
Mi amigo me había pedido en especial que hiciera algo en
el contrato que le diera a él la seguridad que buscaba y lo hice, así como
incorporé al contrato lo que un trabajo formal debe contener. Todas y cada una
de las cláusulas que han de proteger la relación contractual entre ambas
partes, incluyendo las de rescisión, las de precio y demás.
Sin embargo, le pedí me proporcionara los datos fiscales
del arrendador y los de él y su respuesta me sorprendió: No, la renta no lleva
impuesto al valor agregado, IVA por sus siglas. Ahí fue cuando empecé a usar mis dotes de abogado y le dije: −Mira, yo soy tu abogado y sería muy desleal de mi parte no
hacerte saber las implicaciones de lo que pretendes. Y empecé. En la redacción
del contrato que me envió, decía que el precio era de una cantidad que ya
incluía el IVA. Le dije que si hablaban de que se incluía el IVA, existía la
obligación de declararlo. No hacerlo, es ir en contra de todos los mexicanos. Lo
dije en serio, pues así lo he manejado y además, así es.
El pago de los impuestos a todos nos favorece. Si uno solo
de los habitantes de un país no cubre su parte de la contribución a sostener al
gobierno, esa parte se tiene que distribuir entre los demás pobladores y en consecuencia,
se va encareciendo el costo. Si son muchos los que no pagan y solamente somos
unos cuantos los que cubrimos completa nuestra carga tributaria, la
consecuencia es que esos cuantos tenemos que soportar el peso completo de la carga
fiscal.
Además, con independencia de la parte filosófica-moral de
la obligación y el valor del pago de impuestos, le hice ver la realidad de lo
que va a suceder el día que llegue una autoridad hacendaria a requerirle exhiba
sus documentos. No va a poder justificar el pago de la renta, no va a ser
deducible y así, la autoridad fiscal calculará los impuestos omitidos y
también, lo que debe estar ganando para poder pagar la renta. Y conste, Hacienda
siempre se imagina que usted recoge el dinero con pala y así le cobra los
impuestos. Por eso, es mejor que usted tenga las cosas en orden, bien
acomodadas, para que no le de oportunidad a la autoridad de que le finque
responsabilidades.
Afortunadamente, se impuso la cordura y el contrato quedó
en orden. También le ofrezco a usted, que si tiene que pactar algo con alguien,
por favor, busque a un abogado. Claro, cobramos honorarios pero siempre es
mejor pagar una consulta y hacer las cosas bien, a tener que buscar al abogado
cuando usted ya perdió sus bienes, derechos, propiedades o incluso, su
libertad.
Me gustaría conocer su opinión.
Vale la pena.
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