José Manuel Gómez Porchini / México debe
salir adelante
Cuando alguien habla de un empresario, de inmediato viene
a la mente la idea de una persona exitosa, con grandes bienes de fortuna, sin
problemas económicos y que, de algún modo, ha de estar buscando cómo obtener
provecho de sus empleados.
La realidad en México, que pocos o nadie quiere ver, es
que ocho o tal vez nueve de cada diez empleos formales que existen en el país, son
generados por empresas pequeñas o medianas, de esas que nacen en la cochera de
una casa, con una visión de alguien que tiene la osadía de creer en sí mismo y
que decide convertir su idea en algo tangible, su emoción en una realidad que
trasciende su propia vida.
Y sí, muchas veces esa idea puesta en marcha, la empresa,
no llega a buenos términos pues en el camino aparecen baches económicos,
problemas legales, abismos fiscales, trabas burocráticas o como usted quiera
llamarle a la desventura que produce que la empresa, ese pequeño ente nacido de
una idea, no logre llegar más allá de dos o tres años. Y entonces vemos al
empresario buscando la forma de cerrar, de dar por terminada la etapa de su
vida en la que confió en poder hacer algo.
Bien o mal, siguen, seguimos, habiendo muchos mexicanos
que pensamos que iniciar un nuevo negocio, es decir, emprender una aventura en
la que el fin es generar riqueza y que, como efectos colaterales existen el
pago de impuestos, que enriquecen al país y también, de manera fundamental, el
pago de salarios, que hacen que nuestra patria tenga cada vez, mejores
ciudadanos.
Usted piensa un día que vender tal o cual producto es
bueno y usted confía en que tiene los conocimientos necesarios para ofrecerlo
al público, o usted siente que lo que sabe de tal o cual arte es bastante para
que otras empresas o particulares lo busquen a fin de obtener sus servicios y
en consecuencia, generar ingresos. Y empieza su empresa. Y empiezan los
problemas. Que Hacienda le exige tantos requisitos. Que en Salubridad le piden
todos los papeles. En Relaciones Exteriores son un poco más amables. En el
Ayuntamiento no se tocan el corazón. Y sigue la lista, interminable, de
autoridades ante las que tiene que acudir a efecto de que su empresa pueda
empezar a generar dinero.
Vamos a suponer que ya logró pasar las primeras pruebas y
está funcionando. Necesita contadores, capturistas y cuanto personal se le
ocurra a las autoridades a fin de que pueda cumplir con sus obligaciones. Como
si su único afán fuera estar pensando qué más se le va a ocurrir al señor
autoridad…
Pero seguimos. Ya tiene todo. Y sin embargo, en realidad
le falta saber qué va a hacer con lo que tiene.
Si usted ya fue alguna ocasión un empresario o si conoce a
un empresario que esté batallando, va a darme la razón en cuanto a que en
México, las cosas legales y todo lo relacionado con el funcionamiento de las
empresas, pareciera hecho a propósito para que la gente busque la informalidad
y no hacer las cosas bien.
Es triste, muy triste, que quien pretende cubrir los
requisitos legales fracasa y por el contrario, el que se protege con un líder
de colonos o un regidor de pueblo, siempre va viento en popa.
Lo que se requiere en nuestro México es que los
funcionarios de gobierno tengan la vergüenza necesaria para saber que si no son
capaces de producir absolutamente nada, al menos, permitan que quienes tienen
la voluntad de hacerlo, lo puedan hacer sin el temor al fracaso por cualquiera
de las razones sinrazón que existen para destruir una empresa.
Se necesita coraje para seguir en la lucha y más, el deseo
de saber que México debe salir adelante y para ello, nos necesita a todos.
Vale la pena. Me gustaría conocer su opinión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario