Un día, uno de esos organismos que tienen como
función la protección de los trabajadores, IMSS o INFONAVIT, es casi lo mismo,
ordenó la “inmovilización” de la cuenta de una empresa, según por un adeudo que
tenían con ellos.
Claro, al fin empresarios y por lo tanto, ajenos a
los vericuetos y triquiñuelas de los abogados y de los asuntos legales, los de
la empresa se vieron imposibilitados para obtener la devolución de su dinero, a
pesar de que trataron de conseguirlo.
Pasó el tiempo y un día, varios años después, tuve
la oportunidad de conocer del problema. Al revisar a fondo los documentos
aparece que el acto de autoridad es nulo de pleno derecho y así se le hizo ver
al organismo, quien aceptó la reclamación y ordenó la “desinmovilización” de la
cuenta. La cantidad es de varios ceros y vaya que sí cuenta.
El banco, el que conoció del acto de autoridad y lo
atendió al instante, ahora para atender la orden de la cosa esa, que me aclaran
que no es embargo, si no tan solo “inmovilización” y por lo tanto no causa
perjuicio alguno (ajá), ha resultado el mejor ejemplo de lo que no debe
hacerse, la mejor muestra de la falta de facultades en sus funcionarios y por
supuesto, el más lento y tortuoso en sus procedimientos.
Para empezar, si bien acepta y reconoce haber
recibido la orden de autoridad que le ordena “liberar” o “desinmovilizar” la
cuenta, informa que no puede atender la orden si no hasta que sus funcionarios
hayan verificado la autenticidad del acto de autoridad y realizado los
procedimientos internos que tienen establecidos.
Luego, como los trámites son en la Ciudad de México
y al parecer, no cuentan con recursos para adquirir equipos de cómputo
eficientes, se les “cae el sistema” en reiteradas ocasiones, produciendo con
ello que se retrase el trámite.
Obvio, cuando ya estamos listos para recibir el
dinero “liberado”, nos indican que falta la firma del Sr. Licenciado Don
importante, pero está en su hora de comida, por lo que debemos esperarlo hasta
las cuatro de la tarde, a pesar de que tuvo a su disposición los documentos
desde un día antes, pero por su carga de trabajo no puede atendernos, ya que
tiene “mucho trabajo”.
Otro día, ya con todo listo para cobrar, resultó
que faltaba por enterarse un diverso funcionario, quien pidió otra vez que se
le contara la historia, para poder resolver. Una vez más, a esperar otro día.
La verdad, es que los bancos, en su afán de obtener
dinero, buscan la forma de obtener lucro por todos los medios, incluyendo
aquellos que se apartan de las sanas prácticas mercantiles. Y por supuesto,
afectan la marcha normal de las empresas.
Pareciera que los banqueros, que son la
representación física de los bancos, carecen de facultades inclusive para
arreglar un café, menos para disponer de los bienes del patrón. No son capaces
de autorizar un crédito, mientras no tengan el visto bueno de todos los que
están en la lista de mando superiores a él. ¡Y todos tienen un mundo de jefes!
Créame, los bancos parecieran más instituciones que
buscan acabar con las empresas y empresarios de México, que coadyuvar a la
solución de los problemas.
Es una lástima que gasten tanto en publicidad en el
Chicharito y no sean capaces de atender a los seres humanos que acuden ante
ellos. México no se merece la atención que recibe.
Eso sí, son groseros y majaderos con quien acude a
solicitar sus servicios. Me consta y de muy mal modo, por lo que por separado
he de presentar denuncia ante quien corresponda por las majaderías del tipo
que, siendo auxiliar de gerente, es decir, ayudante, se siente poco más que
español de cepa, es decir, dueño. Lástima que su furia la utilice sólo para
hacer el mal, por lo que no le auguro una larga carrera en la banca y menos,
con los clientes buscando frenarlo.
Olvidaba comentar, que como estuve casi dos semanas
esperando la liberación del dinero, conocí el manejo del banco. La señora que
vende quesos, la de la ropita para bebé, la de los zapatos, el Sr. de la
lotería, el de la nieve, en fin, todos y cada uno de los que a ciencia y
paciencia del gerente y sus ayudantes, tienen su vendimia dentro del banco.
Claro, también están los del estacionamiento, el que está pegado a la puerta,
el que controla las entradas y salidas y bueno… ni lo peor de la burocracia
gubernamental le llega al banco!! Imagínense!!
Me gustaría conocer su opinión.
Vale la pena.
Mtro.
José Manuel Gómez Porchini.
Mexicano. Catedrático. Abogado.
Calmécac Asesores Profesionales
S.C.
Director General
Comentarios: jmgomezporchini@gmail.com
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