Compañeros abogados
Amigos todos:
Hacer uso de la voz frente a la estatua del Benemérito de las
Américas, tener la oportunidad de expresar los sentimientos que inspira el más
grande de los Abogados que ha dado nuestro país, es un privilegio que debe ser
aprovechado al máximo.
Hoy, ante ustedes, vengo a hacer valer la disposición
democrática, el deseo ferviente del Presidente Benito Pablo Juárez García por
lograr que México, el país que apenas iniciara como nación independiente,
lograra consolidarse.
El mérito mayor del Presidente Juárez estriba en su capacidad
de rodearse de seres humanos de increíble valía: los hombres de la Reforma, la
Generación del 57, que juntos, entre todos, crearon las llamadas Leyes de
Reforma que le dieron la independencia moral que el país requería.
Cada día en la vida de Benito Juárez, fue una lucha constante
para lograr ser reconocido en una sociedad que privilegiaba el color de la piel
y el abolengo del apellido, sobre la capacidad intelectual y los valores
morales.
Ahí, en donde brillaban los que más prosapia tenían, destacó
el indio de Guelatao a partir de su estatura moral, de lo preclaro de su
inteligencia y del alcance de sus ideas y entre ellas, existen frases que han
dado rumbo al país como la que tal vez sea la más conocida de su repertorio:
“Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es
la paz”.
Para la juventud de todos los tiempos y para los que queremos
hacer del pensamiento la fuente del México que buscamos, resalta la frase que
Benito Juárez pronunciara y que dice: “Libre, y para mi sagrado, es el derecho
de pensar... La educación es fundamental para la felicidad social; es el
principio en el que descansan la libertad y el engrandecimiento de los
pueblos”.
Y así debemos entenderlo. Que la felicidad social, la suma de
la libertad y el progreso de los pueblos, sólo puede tener como fundamento la
educación.
Ese ha de ser el desiderátum que persiga México: lograr la
educación del pueblo para arribar a la libertad y el engrandecimiento del
México en que vivimos.
El derecho a pensar, como lo expresó Juárez, debe ser libre y
sagrado. Esa libertad significa no tener la necesidad de cambiar por un sueño el
derecho a decidir sobre el futuro de cada uno. Implica también, que los actos
de los mexicanos han de estar regidos por la conciencia individual, debidamente
informada de lo que sucede y de los alcances de su decisión.
Y para poder pensar con libertad y con conocimiento de causa,
se requiere la educación. Educar, como instrumento para ayudar a los semejantes
en su engrandecimiento personal. Educar, como forma de hacer que México,
nuestra patria, sea la nación libre y generosa que anhelamos.
Y a un pueblo educado, consciente de sus logros y también de
sus limitaciones, nadie puede engañarlo con cuentas de colores. A un pueblo
educado solamente puede dirigirlo el líder que logre convencer, en la
conciencia de cada uno, de su interés por lograr la felicidad social que han
perseguido los grandes pensadores del mundo, entre ellos, el inmortal Benito
Pablo Juárez García, declarado Benemérito de las Américas por el Congreso
General de Colombia el día dos de mayo del año mil ochocientos sesenta y cinco.
Por su interés en educar al pueblo, por su deseo manifiesto
en sus discursos y principalmente en sus actos, Benito Juárez fue un gran
educador. Otorgó licencia a sesenta mil soldados para utilizar el dinero de
esos salarios en contratar maestros que fueran por toda la república a instruir
a los mexicanos.
Es importante, muy importante mencionar que en la época de
Juárez, cuando tuvo la fortuna de ser Presidente de la República, la población
de México era de siete millones de personas, de las cuales cinco millones eran
totalmente analfabetos y sólo ochocientos mil tenían estudios superiores.
El México de Juárez era un México en el que la ignorancia
académica era casi absoluta, pero el pueblo, la base que siente lo que es
justo, siempre le brindó su apoyo irrestricto. El México de hoy, en el que
existen muchos millones de mexicanos que saben leer y escribir pero que no practican
sus conocimientos, se puede decir que son analfabetas funcionales.
Por eso, hoy y aquí se debe hacer el compromiso de emular a
Juárez en su deseo de lograr la felicidad social mediante la educación.
Nosotros, abogados que disfrutamos del beneficio de conocer las letras y saber
lo que se requiere para defender al que por ignorancia puede perder su libertad
o su fortuna, tenemos el compromiso moral de buscar la educación, de pugnar por
hacer de la educación la prioridad de la sociedad actual hasta que no quede
mexicano que por desconocimiento de sus derechos, pueda perder lo que ha
logrado.
Que como Abogados y más aún, con el honor de pertenecer al
Colegio de Abogados de Monterrey, A.C., dejemos constancia de nuestro
compromiso por apoyar el pensamiento, la educación, la cultura en todas sus
formas, como la única manera de lograr la felicidad social anhelada por el
Indio de Guelatao y que aún es asignatura pendiente.
Si compartimos nuestro conocimiento, si apoyamos al mexicano
que nos necesita, ayudaremos a nuestra patria.
México debe salir adelante y para ello, necesita a sus
mejores hombres. Está en sus manos el compromiso.
Vale la pena.
José Manuel Gómez Porchini
06 de julio de 2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario