José Manuel Gómez Porchini / México debe salir adelante
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Un contingente ciudadano
caminando con un fin determinado por las calles, generalmente sin violencia,
constituye una forma de protesta o de apoyo a alguna actividad de gobierno, ya
sea política, económica o social, pues rara vez existe una marcha en contra de
personas del sector privado. Ello deriva del hecho de que, si un particular
sube el costo de algún producto, lo más fácil es cambiar de proveedor y listo.
Sin embargo, las opciones que tienen fundamento en la política y los políticos, no tienen una segunda opción. El incremento de productos básicos, la imposición de candidatos, el cambio de políticas sociales, no tienen otra opción. O se toman las de gobierno o se acatan. No hay disyuntiva.
Ahora tenemos una política oficial que consiste en determinar que el Instituto Nacional Electoral, INE por sus siglas, resulta ser un aparato demasiado caro, inservible y que no acata las instrucciones del presidente en turno. Por ende, ha decidido desaparecerlo.
En contra, tenemos una parte de la población, los que el presidente ha denominado oligarcas, fifís, clasistas, racistas, hipócritas y otros epítetos igual de ofensivos, que decidieron el pasado domingo 13 de noviembre de 2022 marchar por las calles de la Ciudad de México, su principal bastión y otras ciudades del interior del país.
Según los medios oficiales sometidos a las decisiones del presidente, acudieron entre diez mil y doce mil a la marcha. Medios extranjeros, con base en métodos científicos consistentes en imágenes de satélite contando participantes por metro cuadrado, estimaron en poco más de 850,000 los ciudadanos que participaron.
Entre los que asistieron se destacó la limpieza de la marcha, la falta de pintas, ofensas, daños y demás tropelías. La gente acudió a manifestar su apoyo en defensa del INE y a demostrar su repudio por las políticas seguidas por el presidente López. A cambio, el presidente López ha olvidado que él obtuvo su fuerza a punta de marchas y que jamás, por parte de esos gobiernos del pasado que tanto critica, hubo un discurso de odio como el que él propala y menos, que hubiera una contramarcha en contra de sus deseos.
Ahora, que se sintió agredido en lo más íntimo de su ser pues el pueblo sabio le mostró su cara dura, su molestia por las políticas asumidas, ha decidido convocar a una contramarcha (así se dirá) que demuestre que la gente le dio la espalda pero solo acatando instrucciones de los reaccionarios. Quiere demostrar que sigue teniendo apoyo y ha convocado a una marcha el próximo domingo 27 de noviembre de 2022. Ya corre fuerte en redes sociales que se han prometido frutsis, tortas, apoyo económico y sanciones en los trabajos a quienes no participen.
Ese va a ser el punto crucial de la diferencia entre las marchas: el respaldo popular.
Cuando la gente acude por sí misma, sin promesas ni apoyos a defender una causa, lo hace por convicción. Cuando acuden por instrucciones superiores, por la dádiva o con la esperanza de recibir algo a cambio, no existe verdadera intención de cambiar.
Esperemos al 27 de noviembre para hacer el recuento de daños.
Me gustaría conocer su opinión.
Vale la pena.
José Manuel Gómez Porchini
www.mexicodebesaliradelante.blogspot.com
Como decía el periodista Antonio de Mendieta ( q e p d) “ ponte los tenis para q no los cuelgues”, parafraseándolo, hay q marchar para no marchar. Pero sin olvidar q debemos manifestarnos en cada oportunidad, y en su momento deberemos acudir a emitir nuestro nuestro voto. La pasividad también mata. Saludos, Isaac Rodríguez
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