José Manuel Gómez Porchini / México debe salir adelante
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Existe un divorcio total entre el presidente de la república y una inmensa parte de la población. El tema no es nuevo y las causas, menos.
Para empezar, hay que apuntar claramente, partir de la premisa, que no ganó el candidato López, ganó el encono de la gente contra los partidos políticos de siempre, esos que se han repartido el país como si fuera su coto particular.
Entre las asquerosidades que orillaron a muchos ciudadanos a alejarse de la política partidista, se encuentran los privilegios que han gozado los altos dirigentes, tanto de partidos políticos, funcionarios de gobierno y sus pares de la industria privada. Sus salarios rebasan lo humanamente imaginable y son una afrenta a la sociedad.
Entre tanta escoria, fue gestándose el Instituto Federal Electoral, IFE por sus siglas, que ahora ha cambiado su nombre a Instituto Nacional Electoral, INE para identificarlo. El mexicano promedio ha confiado en la Credencial para Votar con fotografía y se le ha reconocido como el documento de identificación más confiable. Así es como la gente confía en el INE.
El INE ha sido quien permitió que hubiera reglas claras para las elecciones y así, ha transitado la banda presidencial del PRI al PAN, de nuevo al PRI y ahora a Morena, con su candidato López.
Existe plenamente documentado que los principales empleados del país o de López, que es lo mismo, han sido sorprendidos en flagrancia y exhibidos en redes sociales, cometiendo exactamente las mismas trampas que los anteriores y de hecho, la inmensa mayoría provienen de los partidos de siempre: PRI, PAN, PRD, MC y los demás.
La gente, así, en abstracto, quiere creer en López pues no quieren que regrese lo que ya vivieron, sin darse cuenta que eso es lo que estamos viviendo y además, aumentado al infinito. Jamás nunca, ni el PRI ni el PAN que ya gobernaron el país ni ningún gobernador estatal, ha sido tan permisivo ni tolerante con la delincuencia organizada.
López ha basado sus decisiones de gobierno haciendo encuestas casi a mano alzada, en las que sale triunfador, pues la pregunta es obvia (¿Quieren que enjuicie a los expresidentes?) o bien, haciendo encuestas, unas con el INE y otras por medios alternos.
Hoy hubo una marcha en defensa del INE en la que según Martí Batres, altísimo empleado del gobierno de López, asegura que participaron “entre diez y doce mil personas” y que, según los medios (esos que son retrógadas, según López) tuvo una afluencia de más de cien mil personas en la Ciudad de México, uno de sus bastiones principales y en total, más de un millón de ciudadanos a lo largo y ancho de la república.
López ya descalificó a ese más de un millón de mexicanos al tildarlos de clasistas, racistas, retrógados y todos los adjetivos que una persona enferma de poder puede pronunciar.
La Marcha de la Dignidad, que es la defensa del INE, puede servirle o más bien, debería servirle como una más de sus encuestas, con la diferencia de que estos “otros datos” son reales y representan a una parte importante de la población.
Por el futuro inmediato de la vida política de México y las próximas elecciones, hay que pensar detenidamente en qué lugar habrá de situar la historia a cada uno de los actores políticos.
Me gustaría conocer su opinión.
Vale la pena.
José Manuel Gómez Porchini
www.mexicodebesaliradelante.blogspot.com
Pues con todo mi ánimo y apoyo.
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