José Manuel Gómez Porchini / México
debe salir adelante
El
pasado martes 30 de agosto de 2016, aparece en La Jornada la nota de Israel
Rodríguez que intitula: “México requiere
sistema de pensiones viable: expertos[1]”.
Comienza
diciendo que el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY) alerta en los
siguientes términos: “Los mexicanos
necesitan un Sistema Nacional de Pensiones (SNP) políticamente viable, que
genere mayores recursos para el retiro, que dé cabida a una Pensión Mínima
Universal Garantizada, y sobre todo, que proteja de manera efectiva las
pensiones de los trabajadores de toda tentación de algún futuro gobierno de
disponer de esos recursos para resolver problemas de gasto, endeudamiento y
déficit fiscal”.
Más
adelante, el Director del Programa de Sector Financiero y Seguridad Social del
CEEY, indica que la mejor manera de proteger los ahorros de los mexicanos es: “…asegurando que funcione bien el Sistema de
Ahorro para el Retiro y a la par, señaló, se debe avanzar en la formalización
del empleo con mejores salarios reales y en el establecimiento de un Sistema
Nacional de Pensiones.”
Todo
lo anterior aparece dentro del estudio El
Sistema de Ahorro para el Retiro como parte de un sistema de Protección Social
Integral, en el que asegura que el cambio de políticas que originó el
sistema de contribuciones definidas (CD) administrado por las Afores, fue el
adecuado. Indica también que el sistema de beneficios definidos (BD) para
quienes cotizaron antes de la ley de 1997, es insostenible. Lo atribuye al
crecimiento de población y al cambio en la esperanza de vida, que pasó a cerca
de 75 años, lo que asegura, lo torna financieramente inviable.
Obvio,
aduce que lamentablemente las Afores solo son para los trabajadores de la
economía formal, aclarando que el 57% de la Población Económicamente Activa
(PEA) trabaja en la informalidad.
Indica
también que el tope mínimo de 1,250 semanas cotizadas es muy alto para quienes
viven alternando entre empleos formales e informales.
Hace
luego una comparación del monto de pensiones de México con las de Chile y
Holanda e indica que para paliar el problema, se debe: “…entre otras cosas, tal y como lo han sugerido la OCDE y la Secretaría
de Hacienda, aumentar el monto obligatorio de las aportaciones y fomentar las
voluntarias por medio de complementos del gobierno a aquellos que en forma
potestativa realice el trabajador y de beneficios fiscales.”
Propone
luego una serie de medidas: reducir comisiones, invertir de manera más inteligente,
entre otras. La nota concluye con lo siguiente: “Enrique Díaz-Infante concluyó que, tal y como se ha propuesto en el
CEEY, es urgente que el país encamine su política social hacia la construcción
de un Sistema Nacional de Pensiones (SNP) políticamente viable donde exista una
pensión universal mínima garantizada. En dicho sistema se debe seguir
impulsando a la gente a moverse al SAR. Sin embargo, agregó, el SNP debe tener
la flexibilidad suficiente para permitir que convivan los sistemas CD con los
de BD y los programas asistenciales. Además, debe dar cabida a los
beneficiarios de la Pensión Universal mínima garantizada que no tengan ninguna
pensión o que teniéndola no les alcance para sobrevivir.”
Ahora
bien, en lo personal sostengo que mientras la carga de las pensiones y sus
consecuencias: servicio médico, ayudas financieras y demás, se recarguen en
solo un sector de la población, que son los trabajadores y patrones, ningún
sistema será suficiente.
Lo
que debe realizarse es cambiar el enfoque y dejar de hacer las cosas como se
han venido haciendo, cuando menos en sistema de pensiones, desde que las
propuso Otto Von Bismark allá en los lejanos 1893, 1896 y demás años en los que
dictó las leyes que dieron origen a los modernos sistemas de seguridad social,
que ya incluyen pensiones.
Desde
entonces y hasta ahora, solo para quienes disfrutan de una relación laboral
formal han sido los beneficios y eso, solo cuando completan los requisitos de
alguno de los muchos sistemas que coexisten en México. Alega Díaz Infante que
el 57% de la población económica activa es informal y que de los formales,
muchos transitan entre la formalidad y la informalidad. Abono al respecto
diciendo que aun cuando se tenga un empleo formal en diversos sistemas de
seguridad social, si no son compatibles, no sirven para obtener una pensión.
Diez años en el IMSS, otros 10 en el ISSSTE, 10 más en Pemex y otros en una
Universidad Pública y ninguno va a otorgar pensión, por no haber cubierto el
mínimo requerido por ese sistema.
Ahora
sí, ya con esos antecedentes del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY),
expongo mi propuesta que consiste en otorgar a cada uno de los más de 117
millones de mexicanos una tarjeta tipo “cliente frecuente”, solo que en este
caso lo seríamos todos, de Hacienda, de manera que en cada operación que se
hiciera, se deslizaría la tarjeta para destinar a una cuenta de ahorros de cada
uno, ligada al CURP, el equivalente a dos o tres puntos de IVA, lo que
permitiría tener, desde el primer momento, el dinero suficiente para otorgar
las poco más de cuatro millones de pensiones que faltan, cuando menos, al doble
del salario mínimo, lo que por consecuencia, sacaría de inmediato de la pobreza
extrema a esos mexicanos que ahora sufren.
Se
crearían 117 millones o más cuentas que permitirían un mejor nivel de vida.
Somos
tres tipos de mexicanos consumiendo: personas físicas, que los puntos serían
para cada quien, en su cuenta, con derecho a retirar el 25% de lo ahorrado en
el último año, el día de su cumpleaños; personas morales de derecho privado,
que utilizarían esos fondos para el pago de impuestos y para generar fondos de
previsión social; y, el gobierno, de todos tipos, que siendo todo gobierno,
sería una cuenta única, concentradora, con Contraloría Social, para vigilar el
gasto de los funcionarios de todos los niveles. Es un mejor candado que lo que
andan tratando de hacer ahora.
De
los fondos del gobierno habría suficiente para pagar el aparato burocrático
necesario, las pensiones que se requieren y para ir formando reservas
suficientes.
Ya
está diseñado, ya está publicado, tengo derechos de autor, está a sus órdenes.
Vale
la pena.
Me
gustaría conocer su opinión.
José
Manuel Gómez Porchini
Orgullosamente
mexicano.
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