viernes, 15 de abril de 2016

Notas recientes en Seguridad Social




José Manuel Gómez Porchini / México debe salir adelante

El día siete de abril de dos mil dieciséis se firmó en la Ciudad de México el Acuerdo Nacional hacia la Universalización de los Servicios de Salud[i] que pretende, por lo que he visto, ser el remedio que nadie había encontrado y que, de pronto, aparece. Tiene como primer capítulo, Antecedentes, donde describe los avances que en materia de protección a la salud se han dado en el país, equiparando la creación del IMSS y del ISSSTE con algunas medidas burocráticas como la creación del Sistema de Protección Social en Salud de 2003 y algunos otros temas poco menos importantes.

Sigue con un Diagnóstico, como punto II, donde aparece lo siguiente: “…la segmentación por grupos de población, es el origen y principal fuente de inequidad del referido sistema, tanto en términos de financiamiento como de acceso a los servicios públicos, lo cual conlleva a una prestación de servicios de salud diferenciada en cuanto a la cobertura y calidad, limitando con ello la portabilidad del beneficio la convergencia en la prestación de los servicios”. Claro, si cada sistema tiene su origen en relaciones laborales distintas, no puede obtenerse un producto homogéneo.

El punto III es el Objetivo y lo señalan como: “…la suma de voluntades y capacidades de las partes firmantes, así como el desarrollo de acciones coordinadas y articuladas que permitan a la población tener un acceso efectivo con calidad a los servicios de salud, independientemente de su edad, lugar de residencia o condición social o laboral y sin restricciones financieras, geográficas o de oportunidad, a fin de lograr gradualmente la universalización en la prestación de los servicios de salud”. No tiene desperdicio el párrafo.

Sigue el punto IV, Compromisos, que son 10 incisos con un corolario, del que destaco lo siguiente: “6. Propugnar por el diseño y aplicación homogeneizados, de carácter interinstitucional, de guías de práctica clínica, protocolos de atención, grupos relacionados de diagnóstico (costos), expediente clínico electrónico y demás herramientas que coadyuven, a lograr en el mediano plazo, la universalización de los servicios de salud.” Así como “7. Impulsar un sistema de salud eficiente, con mecanismos que permitan mejorar su desempeño y la calidad de los servicios, que consideren esquemas de planeación, evaluación del desempeño y rendición de cuentas a la población. 8. Redefinir las directrices de coordinación del sistema de salud, para garantizar el uso ordenado de sus recursos financieros, la mejor utilización de la infraestructura hospitalaria y el óptimo desempeño de los recursos humanos, a fin de hacer efectiva y equitativa la protección de la salud para toda la población, mediante la celebración de instrumentos jurídicos entre las diversas instituciones del sector público, en los que se establezcan los compromisos, términos y condiciones, así como las formas de pago, con las que se garantizará la atención médica, sin tomar en consideración su afiliación o derechohabiencia.”

Por supuesto, no puede quedarse fuera lo siguiente: “10. Propiciar la corresponsabilidad de los derechohabientes y beneficiarios en el cuidado de su salud, mediante acciones que favorezcan la modificación de los determinantes que influyen en ella”.

La parte final o corolario dice: “Este Acuerdo instituye una nueva forma de coordinación, entre la Secretaría de Salud, las instituciones de seguridad social y los prestadores de servicios de salud de las entidades federativas, con un enfoque de transversalidad y de derechos humanos, en aras de alcanzar el ejercicio real del derecho a la protección de la salud”.

Ya está en sus manos la información que han firmado el Secretario de Salud y Coordinador del Sector Salud en México, así como los Directores del IMSS y del ISSSTE, además de los gobernadores de Baja California Sur, del Estado de México y de Oaxaca.

Esa es la nota relevante generada en el sector oficial y que sienta las directrices para que el día de mañana se pueda, aplicando el punto 8 arriba transcrito, “…[establecer] los compromisos, términos y condiciones, así como las formas de pago, con las que se garantizará la atención médica, sin tomar en consideración su afiliación o derechohabiencia”, lo que significa que con independencia de que usted tenga o no derecho a seguridad social como conquista de su sindicato, como privilegio por su empleo, se le aplicarán “formas de pago”.

En otro nivel, existe la convocatoria a la Semana de la Seguridad Social en el Senado de la República Edición 2016 para los días del 25 al 29 de abril de 2016, a la que, sin conocer la nota del día siete ya invocada, tuve la intención de asistir y al efecto, envié una petición para participar por redes sociales al Senador Fernando E. Mayans Canabal, quien amablemente contestó a mi solicitud pidiéndome que me coordinara con la maestra Odilia Ulloa, quien tiene el cargo de Vicepresidente de la Academia Mexicana de la Seguridad Social y por ende, experta en el tema, como dejan ver sus intervenciones que aparecen en la red de redes.

Al comunicarme con la maestra Ulloa, me explicó amablemente los por qué no puedo participar en el evento. Traté por todos los medios de hacerle saber que mi propuesta es original, es distinta, es real y es innovadora y me pidió que buscara lo que se ha escrito al respecto, es decir, de la seguridad social ajena a la relación laboral formal.

Le comenté que en 2004 participé en el Concurso Anual de la Conferencia Interamericana de Seguridad Social, CISS por sus siglas, de la que entonces era presidente quien tenía el honroso cargo de Director General del Instituto Mexicano del Seguro Social. No obtuve premio, no conseguí reconocimiento ni mención o distinción alguna. Para mí, en ese momento fue un gran quebranto, pues tenía mucha fe. Sin embargo, no he cejado en mis afanes, como lo prueba esta nota y mi interés en sumar en beneficio de la seguridad social para todos. Después de mi primer libro del tema[ii], años después, he publicado varios libros más y muchas notas[iii] en prensa escrita y electrónica y además, se han publicado otros libros por diversos autores que recogen lo que he venido proponiendo desde 2004.

Informé a la maestra Ulloa mi experiencia y las razones de mi interés por participar, pero lamentablemente no logré convencerla de la importancia de la propuesta que planteo.

La realidad es que nuestros políticos, los que usted y yo pagamos, no encuentran la forma de resolver el problema de las pensiones, de la seguridad social en general y la manera más fácil para hacerlo es cobrándole a los mexicanos por un servicio al que deberían tener acceso como derecho. Lo que yo propongo es la forma completa para resolver la crisis de la seguridad social. Usted ya la conoce. Está en mi muro. Está a mi nombre[iv]. Está en la red.

Me gustaría conocer su opinión.

Vale la pena.




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