José
Manuel Gómez Porchini / México
debe salir adelante
Frente a las enfermedades que genera la
miseria, frente a la tristeza, la angustia y el infortunio social de los
pueblos, los microbios, como causas de enfermedad, son unas pobres causas.
Ramón Carrillo
Para escribir esta nota, en la que voy a tratar de
referirme a las enfermedades catastróficas, hube de revisar y buscar en
diversas fuentes la definición del tema. Sin embargo, encontré que son pocos
los autores que se han enfocado al hecho de que existen enfermedades que acaban
con el patrimonio, la tranquilidad y la salud del enfermo pero además, generan
la ruina de la familia y ponen en graves predicamentos a los sistemas de salud.
Encontré la obra “Respuestas a las enfermedades catastróficas” coordinada por
Federico Tobar, publicada bajo el sello de CIPPEC y visible en el enlace http://goo.gl/o1X6UI en la que se hace una
disección muy exacta de lo que representan los efectos que hacen que una
enfermedad sea llamada catastrófica, que sirven de soporte a esta nota y que a continuación
se describen:
1. Alto
costo económico. Citando al Dr. Ke
Xu, en la obra de referencia aparece que una enfermedad se denomina catastrófica
cunado el gasto en ella alcanza o supera el 30% de los ingresos de la familia.
Por supuesto, el enfermo es incapaz de afrontar el costo de su propia
enfermedad, precisamente por encontrarse enfermo, lo que le hace perder
capacidad de ganancia y por ende, de los medios para solventar sus propios
gastos.
2.
Generan severos daños en la salud de quienes la padecen. En términos generales, se trata de enfermedades
crónico-degenerativas o infectocontagiosas, para las que muchas veces no hay
tratamiento válido en la actualidad, por lo que los paliativos existentes
solamente ocasionan graves daños a la economía del enfermo y sin lograr su cura
ni la remisión de la enfermedad.
3.
Registran bajo impacto en la carga de enfermedad. Por carga de enfermedad debe entenderse la
importancia de un problema de salud en un área determinada, combinando mortalidad
y morbilidad. Así, resulta que ni los enfermos de riñón ni los que sufren de
corazón o enfermedades como VIH, son un sector suficiente en la población para
que los gobiernos asuman los costos, quedando por lo tanto a expensas de lo que
cada uno por conducto de los sistemas de salud o de seguros privados, pueda
costearse.
4. Su
financiación desde el presupuesto de los hogares resulta insustentable. Se ha dicho que las enfermedades catastróficas son
una inmensa fábrica de pobres, porque familias que gozaban hasta antes de la
enfermedad de alguna pujanza económica, la pierden por completo al tener un
miembro de la familia enfermo, tratar de costear los gastos y al final, ver con
gran tristeza la muerte del familiar y también, la pérdida de los bienes de
familia.
5.
Presentan una curva de gastos diferente. En la mayoría de las enfermedades, los principales gastos y costos son
al principio de la enfermedad, solo en cuanto aún no existe diagnóstico. Una vez
que algún médico ha atinado en el curso de la enfermedad, se toman las
providencias del caso y baja radicalmente el costo de medicinas, atención y
demás. Sin embargo, en las enfermedades catastróficas, precisamente como el
paciente no es logrado estabilizar, en cuanto a su salud, cada día se busca una
nueva alternativa y se genera un costo adicional, lo que impacta negativamente
en el bolsillo de la familia completa.
6. La
mayor parte del gasto se destina a medicamentos. El mayor costo de medicamentos se encuentra en que
cada vez se utilizan menos productos de síntesis química y por el contrario,
cada día son más de tipo biotecnológico,
que hace que sus costos sean mucho más altos.
7. Su
cobertura es definida por vía judicial. Han crecido, especialmente en países latinoamericanos, los casos en que
la atención se obtiene como resultado de un juicio seguido, casi siempre, en
contra de los servicios públicos de salud. En México la Suprema Corte ordenó la
construcción de un pabellón especial para atender a los pacientes de
enfermedades infectocontagiosas, separada de los pabellones normales, lo que ha
impactado en las finanzas del Instituto Mexicano del seguro Social.
8. La
protección social de la población frente a las enfermedades catastróficas
plantea dilemas de puja distributiva en la financiación sanitaria. Con esto se hace referencia a que para algunas enfermedades,
se ha llegado al tope de lo que en ellas podría invertirse, a diferencia de
otras en las que aún está en estudio y evolución los tratamientos a ofrecer al
paciente.
Por ejemplo, la artritis reumatoide, se trataba
solo con antiinflamatorios, con un costo aproximado a los 10 dólares mensuales,
pero ahora se han incorporado agentes biológicos, cuyo costo mensual asciende a
$3,000 dólares mensuales, cantidad que se aleja por completo de lo que los servicios
de salud pueden costear por enfermo. Por ello, a pesar de que existe una forma
de tener una mejor calidad de vida para los enfermos de artritis reumatoide,
los sistemas de salud se han concretado a continuar con los tratamientos
tradicionales de bajo costo.
La suma de todos los factores expuestos, genera un
estado de malestar tanto en los administradores de los sistemas de salud como
en la familia de los enfermos, pues no existe aún la manera de lograr una cura
a la enfermedad y en muchos casos, no habrá. Por ejemplo, los quemados graves,
cuyo costo de atención es altísimo, pueden durar mucho tiempo sin una verdadera
remisión de la enfermedad y terminar con la pérdida de la vida, a pesar del
altísimo costo en horas de atención generado.
Luego entonces, si ya se ha dicho que el único que puede
solventar la seguridad social es el Estado vía impuestos generales, la
propuesta queda en que la única forma válida de atender a un enfermo de cualquiera
de las llamadas enfermedades catastróficas sea vía la seguridad social oficial.
Cualquier otra forma de pretender lograrlo es una arrogancia que a nada bueno
conduce.
Me gustaría conocer su opinión.
Vale la pena.
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