José Manuel Gómez Porchini / México debe
salir adelante
En las redes
sociales uno puede encontrar las mejores opiniones, a pesar de lo que acerca de
ellas se dice. Eso me sucedió hoy, que opiné en el muro de un amigo acerca de
los problemas de los trabajadores y las preguntas que ahí formulé, las copié y
pegué en mi muro, habiendo conseguido unos comentarios excelentes.
Lo publicado era:
¿Y por qué nuestros jóvenes más preparados abandonan la seguridad de un empleo
formal? R.- Por la pobreza de los sueldos, por las miserables condiciones de
trabajo, por el desprecio del patrón al trabajador... ¿A qué te quedas con un
patrón que te baja el sueldo cada vez que quiere? ¿Que no respeta tu dignidad
como persona? ¿Que la seguridad que ofrece no garantiza nada?
Venía al caso por
el tema a manejar, relativo a la falta de seguridad social de los empleos, a
que ahora los jóvenes prefieren su independencia a entrar a un empleo formal y
así, luchan por no tener ataduras.
Vinieron los
comentarios: “Todo lo que se logró por medio de los sindicatos para protección
al empleado -seguridad en el trabajo, semanas laborales de 40 Hrs, negociación
de sueldo digno- se ha perdido con los nuevos servicios de
"contratistas" donde los "no-empleados" son "libres"
de "escoger" sus horarios, todo porque se vendió la idea que los
profesionistas están por encima de los sindicatos, y se le ha restado autoridad
a los sindicatos”, dijo Melba Langley y por su parte, Mauricio Martínez,
expresó: “…Como conclusión, sí considero que los sindicatos son importantes y
que son necesarios para mantener un estable ámbito laboral, sin embargo, hay un
problema serio al que han optado por permanecer ciegos y que considero el
problema más serio que deben acatar: En su afán individual por velar por sus
propios intereses están ignorando la delicada naturaleza simbiótica en la que
están, donde el perjuicio del otro invariablemente conlleva el perjuicio de sí
mismo. Si el sindicato de patrones se limita a otorgar las prestaciones de ley
y el salario mínimo en el afán de mantener alzadas sus utilidades, sus empresas
tendrán un alto índice de rotación y bajos índices de productividad causados
por la inconformidad de los trabajadores; de la misma manera, los sindicatos de
trabajadores que exigen horarios holgados y prestaciones alzadas sin considerar
que las utilidades de la empresas determinan su supervivencia, condenarán a
muerte a su propia fuente de trabajo”.
De lo anterior
tenemos dos posiciones que, sin ser divergentes, si son distintas para
referirse a un mismo tema: el futuro de los sindicatos.
1.- Los
profesionistas, los “freelance” son
mejores porque pueden “escoger” horario, condiciones y casi todo, pero no
tienen ni buen salario y ni siquiera las prestaciones de ley de un empleo
formal.
2.- Los
sindicatos (de patrones o trabajadores) que solo buscan aumentar sus
conquistas, sin pensar que debe ser una política ganar-ganar, están logrando
acabar con su “contrario” y al hacerlo, acaban consigo mismo. Cada paso que le
ganan al otro, es un avance al precipicio para ellos mismos.
Ahora sí, voy a
externar mi opinión. Yo he sabido de empresas que buscan pagar poco y mal, es
decir, haciendo fraude a la seguridad social le dicen el obrero: “te doy de
alta en el seguro con poco salario para que no pagues mucho de impuestos”
cuando en realidad lo que hacen es evadir la carga que deberían pagar para
tener la seguridad social que merecemos. Sin embargo, son los mismos que se
quejan de que el Seguro Social es pésimo, que nunca hay medicinas, que el
servicio es muy malo. ¿Cómo va a mejorar, si no pagan lo que se requiere?
Ahora, el joven
que piensa que nunca va a necesitar seguridad social, que no se va a enfermar,
ese joven busca que le paguen más, aun cuando no esté dado de alta ante el
Seguro Social. El resultado es que a pesar de que en realidad tiene una
relación de trabajo, tanto él como el patrón lo tratan de hacer pasar como “contratista”
o como “freelance”, solo para no
pagar impuestos ni uno ni otro. Claro, son los que más atacan al gobierno
porque nunca sirven los servicios públicos.
En el fondo,
hacer lo correcto, no exactamente lo que dice la ley, sino lo correcto, lo que
sea moralmente válido, es lo que nos va a ayudar a salir del problema. Hace muchos
años, las mujeres no podían votar, así decía la ley, así era lo legal, pero no
era justo. Hubo protestas, gritos y se cambió el sistema para que pudieran
votar. Ahora, a cualquiera se le hace lo más normal que las mujeres voten así
como la igualdad de derechos.
Así ha de pasar
con todo lo relativo a la ley. Es de sentimientos. Usted sabe, usted “siente”
cuándo una orden, una disposición es justa y cuándo no. Muchas veces usted la
acata porque es orden, pero sabe que es ilógica, que es contraria a la ley
natural y también, que está produciendo resquemores en la sociedad.
Eso están
logrando los sindicatos, de patrones y trabajadores. La molestia de la gente. En
la forma en que han manejado sus relaciones, cuando a efecto de bajar los
salarios, los patrones otorgan a los líderes premios en efectivo, vehículos,
alhajas y demás signos exteriores de riqueza que a todos ofenden, en especial,
a los propios sindicalizados.
Y claro, los
trabajadores que aceptan esos estímulos, que saben que van en contra de los
intereses de sus agremiados pero en favor de los suyos particulares, están
logrando un beneficio inmediato que a la larga, será la causa de que se acaben
el sindicato y también, la empresa.
Por eso ahora la
idea es buscar el justo medio donde empresa y sindicato realmente busquen una
relación ganar-ganar, en la que ambos vayan por la mejor fórmula para defender
al que siempre debió ser el punto focal: el empleo.
Para el patrón,
tener cubiertos con personal capacitado los puestos de trabajo que necesita, es
un logro. Para el empleado, poder conseguir un buen puesto de trabajo, también
es un logro. Por lo tanto, hacer que ambos logros sean una realidad para las
dos partes, es la función de los sindicatos. Y la manera de lograrlo es
haciendo que los beneficios vayan directamente a los trabajadores, que ya no se
queden en los líderes. Y para la empresa, lo mejor es hacer público lo que
otorga, para que todos los empleados sepan cuánto es lo que se está
percibiendo. Mientras exista la opacidad en el manejo de la relación y también,
de los fondos que otorga la empresa al sindicato, seguirá habiendo dudas,
tentaciones y malos manejos. Y eso, ya no debe ser.
Me gustaría
conocer su opinión.
Vale la pena.
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