Uno de los múltiples sueños que en México parece que
empiezan a ser realidad, es lograr la educación preparatoria o bachillerato a
favor de todos los habitantes del país. Ahora, ya es obligación a cargo del
estado y derecho a favor de los particulares, el tener acceso a la educación
media superior denominada bachillerato o preparatoria.
Sin embargo, ha surgido un gran problema, un problema que
tal vez no se contempló en la totalidad de su alcance o que simplemente se
eludió, como se hace con muchas cosas en México, para no tener que afrontarlo.
¿Dónde van a estudiar nuestros jóvenes?
En efecto, existe problema real en la capacidad del estado
de impartir la educación básica preescolar o jardín de niños. También, el
estado es insuficiente para garantizar el otorgamiento de la educación primaria
a nuestros niños. La educación media o secundaria, por supuesto que aún no está
satisfecha en sus formas de impartirse y ahora, ya es obligatorio y universal
estudiar bachillerato.
No existe, por parte de la Secretaría de Educación, el
universo de escuelas de bachillerato para brindar el servicio a favor de
nuestros jóvenes. No son suficientes las instituciones oficiales tipo Conalep y
demás.
Aquí, en Nuevo León, la universidad pública brinda el
servicio de bachillerato con más de 25 escuelas preparatorias que son,
definitivamente, insuficientes para cubrir la demanda de lugares. Tan es así,
que existen un número muy importante de instituciones privadas que captan a los
jóvenes que no logran ingresar a la Universidad Autónoma de Nuevo León y que,
desde diversas perspectivas, brindan servicios que van de la excelencia a la
franca burla o fraude en contra del estudiante.
La pregunta que hoy se pone sobre la mesa y que es la que
me mueve a escribir va en el siguiente sentido: Si la educación a nivel
bachillerato ya es obligatoria, si la educación que imparta el Estado será
laica, gratuita y obligatoria, ¿puedo acudir a algún medio de defensa en caso de
que me sea negado el acceso a una universidad pública, que no por eso es
gratuita? La pregunta que me han formulado es: como mexicano, al corriente en
el pago de mis impuestos, ¿puedo exigir al gobierno un lugar en una institución
pública que imparta educación?
Si la respuesta es sí, definitivamente que habrá que
premiar al gobierno y reconocer que su esfuerzo va encaminado a lograr el bien
común, la justicia social y la mayor suma de seguridad social a favor del
pueblo. Si la respuesta es no, entonces todo lo que dice el gobierno en sus
campañas para que los jóvenes estudien bachillerato será una franca burla.
Si la respuesta es sí y los felicitamos, ahora surge una
pregunta: ¿Cómo, de dónde, va a salir el dinero para otorgar esa educación que
se requiere? ¿De dónde saldrá el pago a los miles de maestros que van a
preparar a nuestros jóvenes? No existen ni aulas, ni personal, ni espacios, ni
voluntad real de que el gobierno sea el garante de la educación media superior
o bachillerato en México.
La función de las universidades públicas es impartir
clases de licenciatura y por extensión, de formar sus propios maestros e
investigadores, por lo que también deberán tener espacios para posgrados:
maestrías y doctorados. El bachillerato es un escalón que atienden solamente
para tener sus propios semilleros pero no es su nicho de mercado preferido.
Ahora bien, si el volver universal y obligatorio el
bachillerato tiene como fin último que las instituciones particulares atiendan
y preparen a nuestros jóvenes, estimo que se impone una revisión a fondo de
planes de estudio, de control de clases y maestros, de análisis de programas y
contenidos, pues otorgar reconocimientos de validez oficial sin fijar
parámetros mínimos que cumplan normas internacionales, va a llevar a nuestro
pueblo a estar en desventaja contra sus competidores: el mundo globalizado
actual en que nos desempeñamos.
No es válido que ahora todos quieran tener un bachillerato
para que al final, las cosas sigan como están y México, son aprender a utilizar
el pensamiento creativo, la crítica como motor de los avances requeridos.
Ser bachiller no es malo. Malo es no saber nada y ser
bachiller. Claro, los medios para lograr el acceso a ese bachillerato público
existen y están disponibles. Lamentablemente, no todos los manejamos. En lo
personal, sé bien de qué se trata y cómo lograrlo. Pero no es una forma que
está disponible para todos. Ahí es donde se hace la diferencia que tanto
lastima: la que distingue mexicanos de primera, que saben cómo defenderse y los
mexicanos de segunda, que aguantan lo que les imponen.
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