viernes, 13 de diciembre de 2013

Por qué no soy de izquierda




José Manuel Gómez Porchini / México debe salir adelante   


Hace tiempo conocí el origen de la geometría política y a ese respecto escribí una nota, en la que detallo cómo, allá cuando el parlamento francés apenas se instauraba, los conservadores, los que buscaban el statu quo, es decir, que las cosas se mantuvieran como estaban, pues a ellos ya les había ido bien y no querían perder lo que habían logrado, se sentaron a la derecha del Presidente de Debates; los liberales, por el contrario, se sentaron a la izquierda de dicha presidencia. Obvio, los liberales, los que querían liberar las cadenas de opresión en que los habían tenido sometidos, buscaban un cambio completo de programas pues los que conocían y bajo los cuales habían vivido, no les servían ya que les negaban todo tipo de libertades y derechos. De ahí que a los que buscan conservar el poder que ya detentan, los que buscan que las cosas permanezcan como están pues ya lograron sus propósitos de vida, se les llame de derecha o reaccionarios. Los que buscan algo, tener algo, lograr algo, tener un mínimo de derechos y prerrogativas, de bienes e ilusiones, son los que no han disfrutado de nada y apenas lo van buscando. Son los liberales o reformadores.

He buscado siempre, pues así lo viví, que los derechos sean para todos, que las conquistas obreras se conviertan en realidades y no en motivo de oprobio para los trabajadores, que los comicios se ganen con votos reales y nunca, con métodos reprobables que lastiman a la sociedad toda.

Y por eso, busqué la izquierda… y lo que encontré, desde hace muchos años, ha sido solo para dar vergüenza.

Usted, que ha seguido de cerca la historia de los partidos políticos en México y que conoce la trayectoria de cada uno de ellos, ha de recordar que la izquierda mexicana tuvo al maravilloso Arnoldo Martínez Verdugo, al Maestro Gilberto Rincón Gallardo, al Ing. Heberto Castillo y siempre, a los mejores caricaturistas como Rius, Helguera y los demás. Vamos, ser crítico implica ser revolucionario y eso, nada más se da en la izquierda.

El corazón y las ideas, van a la izquierda. La conducta, centrada. Nunca, pero nunca, se debe traicionar a la patria. Sin embargo, en México los señores de la izquierda, los que deberían representar lo más limpio, lo mejor de los esfuerzos, se distinguen por amarrar el dinero con ligas, por sentirse superiores a los dioses y así, su conducta es mesiánica y no reconocen jamás cuando han sido derrotados, por el lenguaje soez, incivil y majadero que utilizan y ahora, uno de los próceres de la izquierda, diputado para mayores señas, muestra su ropa interior como si exhibir sus miserias sea el mejor argumento que encontró.

Así, con esa gente, con esos líderes, ¿cómo voy a buscarlos para lograr que México avance? ¿Cómo alguien en su sano juicio, puede confiar en los dirigentes mexicanos de izquierda? Yo, no.

Pero tampoco quiero ser de centro, de esos que procuran no ofender a nadie, no comprometerse y terminan perdiendo todo por el temor a no quedar bien con todos.

Y menos, mucho menos, voy a seguir a los que buscan entregar la patria, a los que añoran un príncipe extranjero y quieren ser gobernados desde el exterior.

No queda más camino que abrir brecha, demostrar que se puede participar ajeno a los cauces establecidos y buscar la forma de servir a México, que debe salir adelante. Es nuestro compromiso y lo que vamos a entregar a nuestros hijos.

Me gustaría conocer su opinión. Vale la pena.

1 comentario:

  1. Estoy de acuerdo con usted. La izquierda es un partido sumiso y simulado y hasta me atrevería a decir vendido.
    Pero aún quedamos ciudadanos que buscan por amor a México lo justo, lo correcto, que no les es indiferente la pobreza, la falta de buenos empleos, el mejoramiento de una educación arcaica y la lucha por el respeto de los derechos humanos.
    Esto no es un grito al vacío, somos muchos mexicanos hartos y convencidos del mismo sentir.

    ResponderEliminar