El Día del Abogado es una tradición que cuenta con 53 años de celebrarse en México, que representa la intención del gremio jurídico de dejar saber que estamos actuando, que estamos juntos y que cada día somos más.
Distinguidos
miembros del Presídium.
Personalidades que
nos acompañan.
Compañeros Abogados.
Amigos todos.
El Día del Abogado representa para nosotros, los que con
orgullo hemos heredado la toga del Maestro Ángel Osorio, los que con nuestros
actos tratamos de hacer realidad el Decálogo del Maestro Carlos Francisco
Cisneros Ramos y que contiene las verdades que siempre han de estar presentes
en nuestras vidas, una fecha muy significativa.
El Día del Abogado ha de ser la fecha de renovar nuestro
compromiso con la sociedad, con nuestras familias pero sobre todo, con nosotros
mismos, de que aquellos sueños de justicia que nacen al calor de la clase,
siguen vivos y así habrán de seguir, pues la práctica diaria lo que ha de hacer
en nuestro ánimo, es fortalecer el deseo de luchar por la justicia, no, nunca,
el abandono fácil que permite pesos sin lucha y a cambio, entrega rejas que
lastiman familia, dignidad y honor.
El Colegio sigue siendo apartidista pero no por ello,
ajeno a la política; crítico pero siempre respetuoso de las formas; el Colegio
sigue manteniendo su independencia como el más alto valor que lo distingue y
ello nos ha llevado a sostener siempre la verdad como única arma para hacer
valer nuestros postulados.
Pero no es fecha de hablar de logros, de trabajos hechos o
de esfuerzos realizados. No es día de informes ni de querer hacer valer
resultados. Estos están presentes con su asistencia.
Hoy es día de fiesta. Lo sé, conozco el sentimiento que
los embarga pues alguna ocasión yo también estuve de aquél lado, cuando en 2009
recibí el galardón como investigador del año, que hoy le corresponde al autor
de tan espléndidas obras en las que retrata la vida y andares del Poder
Judicial de Nuevo León, por cierto, Expresidente de nuestro Colegio, el Señor
Licenciado Don Francisco Javier Gutiérrez Villarreal.
Recibir una de las preseas que otorga el Colegio de
Abogados de Monterrey, A.C. resulta, para los alumnos premiados, un galardón
que ha de adornar su apenas incipiente curriculum vitae, pero que es motor que
les permitirá buscar siempre, superar ese logro.
A quienes han conquistado un reconocimiento por su carrera
de vida, por sus logros alcanzados, es solamente un acto de justicia el que
hacemos. Y por supuesto, esperamos que porten siempre con orgullo su medalla y
el saber que el Colegio de Abogados de Monterrey, A.C. ha encontrado en ustedes
méritos suficientes para estar aquí presentes. Muchas felicidades.
Veo entre los asistentes a quien ya ha sido galardonado y
que con orgullo porta su medalla: El Lic. Ervey Cuéllar Adame, abogado de
prosapia y que además de ser amigo del Colegio, me distingue en lo personal con
su amistad. El orgullo que tiene por su reconocimiento es el que debe imperar
en todos los premiados y asociados al Colegio de Abogados de Monterrey, A.C.
Solamente quiero añadir, que el deseo de quienes tenemos
la responsabilidad de dirigir los destinos del Colegio de Abogados de
Monterrey, A.C., es lograr cada día un mejor foro para la expresión libre de
las ideas, un recinto que respete las manifestaciones de toda índole, pero en
el que siempre, sea el común denominador la amistad.
José Manuel Gómez
Porchini
Presidente del XIX
Consejo Directivo 2013-2014
Colegio de Abogados de Monterrey, A.C.
Monterrey, N.L. 05 de julio de 2013.
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