José
Manuel Gómez Porchini / México
debe salir adelante
Las
familias, las empresas, el gobierno, todos los días son sujetos de pequeños
robos, todos los días sufren de la pérdida de parte de sus patrimonios a manos
de gente que, muchas veces, piensa que lo que hace no es un robo, más bien,
creen que están haciendo justicia o que lo que hacen, es bien visto y es lo
correcto. Me refiero al pequeño robo, al robo-hormiga, al sustraer a diario,
por partes, lo necesario para que ese entero que es la familia o la empresa o
el gobierno, funcionen bien.
En
verdad, es muy fácil pensar que las herramientas y útiles de trabajo de la
oficina son propiedad comunal y, antes de que se los lleven los demás, pues lo
mejor es que uno mismo lo haga. Así, cada mexicano va llevando a su casa
grapas, cintas adhesivas, perforadoras, hojas de máquina y un sin fin
interminable de objetos que no son de su propiedad pero que estima que es
correcto apropiárselas.
Igual,
en familia, todos dicen: ─Tu tienes
dinero, tú pagas, cuando en verdad, usted está batallando para solventar sus
gastos y no puede cubrir esa erogación adicional. Llega el hermano o el sobrino
o cualquiera de la familia y ve las llantas de su coche y piensa que como él no
puede pagar unas nuevas, es correcto tomar las que usted acaba de comprar. O la
batería o los tapetes o cualquier objeto del vehículo o más aún, cualquier cosa
que se encuentre en la casa, si la necesita, estima prudente tomarla, al fin y
al cabo usted tiene dinero para comprar otra.
Igual,
cuando van a la tienda y toman de los anaqueles lo que les parece correcto y
salen sin pagarlo: ─Al cabo el
dueño de la tienda tiene muchos y tiene mucho dinero, es lo que dicen, sin
saber cómo es en realidad la situación del tendero, que igual que usted, puede
estar pasando por una muy mala racha.
Y
es lo mismo, en el gobierno, en la empresa y en la familia. Cuando alguien toma algo que no le pertenece, está
cometiendo el delito de robo, ya que así lo define el Código Penal. Y los
delitos tienen sanciones y esas sanciones habría que cubrirlas.
Lo
malo, lo grave de nuestro México es que ya a nadie le parece indebido que usted
robe algo, al cabo todos lo hacen. Y ahí, en ese medio en el que lo indebido
toma visos de normalidad, ahí es donde más duele ver que aún quien está
lastimado en sus propiedades, en sus derechos, viola los de los demás aduciendo
que todos lo hacen. En ese perder el rumbo de lo que es correcto, es donde está
la falla de México como país, como sociedad.
Se
impone que se vuelva a dar valor a los principios que siempre han sido:
honestidad, valentía, congruencia, honradez y demás. Hacerlo es la diferencia
que todos buscamos. Olvidarlos, es seguir el camino al precipicio que vamos
tomando. Usted decide.
Vale
la pena. Me gustaría conocer su opinión.
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