miércoles, 9 de marzo de 2016

Plática ante el Club de Jardinería “Rosa del Desierto”




Hace unos meses, es decir, hace bastante tiempo, Silvia Gómez de Garza me invitó a que acudiera ante las socias del Club de Jardinería “Rosa del Desierto” a dar una plática de un tema que para mí ha sido muy importante: ecología. Plantas, su cuidado y la importancia que tienen en nuestra vida.

Tuve tratos con las plantas desde que era niño y que mi padre nos enseñó a sembrar nopales en el rancho. Conocí las plantas de durazno, de ciruelos y los vi florear, supe lo que eran los azahares y al tiempo, sus frutos en diversas variedades como conocí también sandías, melones y muchas plantas más.

Al paso de los años, allá en el muy lejano 1977, cuando tenía poco de haber llegado a Monterrey a iniciar mis estudios, me enteré de la existencia del Vivero de mi primo y supe la forma de tratar a los clientes. Hay que destacar que quien va a comprar plantas, lo hace con tiempo, con dinero y con disposición de arreglar su casa. Cuando usted busca instalar plantas, es porque usted va en la dirección correcta.

Después, en 1983 tuve oportunidad de abrir el Vivero San Carlos en Matamoros, una aventura en la que me acompañaron mis hermanos y mi madre y que afortunadamente, nos trae a todos muy buenos recuerdos.

Ya casado y viviendo en Ciudad Victoria, mi esposa Tina, mi hijo José que entonces tenía 3 años y yo iniciamos un vivero que también, fue fuente de alegría y nos sirvió para conocer mucha gente. Es un negocio precioso.

Con esos antecedentes me eligieron para ir a dar la plática y me preparé. Como si fuera clase. Busqué entre otros los libros de Federico Arana, para mí, uno de los más importantes biólogos de la actualidad y obtuve información. Ya tenía mis definiciones de ecología, biodiversidad, biósfera, sustentable, cadena alimenticia y muchas más. Solicité y obtuve de mi alumno Julio Castillo una imagen alusiva al tema y es la que apareció en las diapositivas. Con lo que no contaba es con mi comité de censura, ese que instalado en casa revisa mis textos (espero que este no lo vean, si no, no saldrá publicado) y me dice lo que puedo publicar y lo que no. Y la decisión fue unánime y tajante: eso no. Hazlo otra vez. Y tuve que volver a empezar, ahora analizando desde diversos puntos de vista (multifactorial diría uno que sepa) el problema hasta que, al parecer, les gustó la redacción. Y quedó lista la presentación.

Y a las diez de la mañana del miércoles 09 de marzo de 2016 llegué al lugar del evento en Cadereyta Jiménez, Nuevo León y encontré unas damas muy guapas, entusiastas y con conocimiento de causa. Claro, cuando quise entrar al salón me dijeron que no, que ahí era una reunión de damas y por poco no hay plática. Pero me rescataron.

Cuando entré, a diferencia de mis grupos de clase, donde los alumnos de licenciatura y posgrado guardan silencio, aquí pareciera que les dijeron que hicieran más ruido. Pero cuando ya me presentaron e inicié, la verdad es que fue una experiencia maravillosa. Solo me resta agradecerles su hospitalidad y reiterar que por mi parte, estoy dispuesto a volver a acudir en cuanto lo ordenen. Y yo, encantado.

Comparto con ustedes el material que expuse, palabras más, palabras menos.  




Las zonas verdes como calidad de vida en la ciudad.

 Mtro. José Manuel Gómez Porchini

Agradecimiento.
Primero que nada, gracias, muchas gracias a la Sra. Silvia Gómez de Garza por la invitación. Es un honor y un orgullo compartir este espacio con todas y cada una de ustedes.

Vengo a platicar lo que he vivido en el rancho, lo que aprendí como ayudante en un vivero en Monterrey, hace muchísimos años, con mi primo, por lo que hoy es la Avenida Miguel Alemán y antes era la carretera al aeropuerto. Al paso de los años, abrí mi propio vivero en Matamoros, Tamaulipas y luego, con mi esposa, uno en Ciudad Victoria. Conozco los viveros, se de plantas y aprendí a tratarlas y a convivir con ellas.

Entiendo también, la importancia que tiene para nosotros que las plantas de ornato y las que nos proporcionan alimentos, forrajes y sombra, vivan siendo respetadas por su enemigo natural: el hombre. De eso vamos a hablar ahora.

Problemas globales, soluciones locales.
El calentamiento global, la desertificación de los continentes, el incremento en las mareas, son problemas que a todos nos interesan y nos afectan. La gente pregunta siempre: ¿Y yo qué puedo hacer? Y por lo general, no hacemos nada.

Ante esos problemas globales, que a todos afectan, ustedes, desde aquí, desde su comunidad, están brindando una solución local, una respuesta que puede aportar a cambiar el destino de todos. Sembrar un árbol, influir en la vida de alguien para que aprenda a respetar los árboles, es una tarea que se antoja titánica y que ustedes están haciendo casi sin darse cuenta, como debe ser lo que importa.

Estadio de la Pastora.
El Parque La Pastora en Monterrey era una extensión de aproximadamente cien hectáreas, es decir, un millón de metros cuadrados. Le cedió a los rayados, el equipo de fútbol de Monterrey, el equivalente a veinticinco hectáreas para construir su nuevo estadio. La cuarta parte de su extensión. Es una obra maestra de ingeniería, se ve muy bonito, olvídense de los resultados deportivos. Lo que interesa destacar es que le quitaron la cuarta parte del Parque para una obra de concreto y plástico. Con todo respeto para mis amigos y hermanos que le van al Monterrey, pero qué gran desatino hicieron.

Toda la sociedad, al permitir que se construyera una obra en lo que era el hábitat natural de cientos de especies vegetales y animales, estamos permitiendo que nos vayamos quedando sin futuro. Esa es la importancia de la labor que han venido haciendo ustedes. Crear conciencia que los parques, bosques, campos y demás zonas verdes son las que hacen que las ciudades tengan una calidad de vida aceptable, que sean dignas de ser tomadas en consideración.

Al perder esa cuarta parte de su extensión el Parque La Pastora dejó de generarse oxígeno, que es vital para todos. Al permitir que el Cerro de la Silla, emblema de Nuevo León, ya esté invadido por el concreto de las casas de sus faldas, hemos aniquilado el pulmón natural de la región. Hay que revertir esta situación y ustedes lo están haciendo por el buen camino.

Huertos independientes.
Poder decir con todo el orgullo del mundo que los vegetales que sirven para alimentar a los de casa, son producto de nuestro esfuerzo, es un orgullo indescriptible.

Sentirse capaz de crear vida, pues eso es una planta, un ser vivo, para satisfacer alguna de las muchas necesidades del ser humano en alimentación, el tener huertos individuales o entre vecinos, que sean soporte común, es uno de los proyectos que ustedes pueden manejar y que se antojan maravillosos. Rábanos, ajos, lechugas, cilantro, perejil son algunas de las plantas que requieren poco espacio y que pueden ser cultivadas en periodos muy cortos.

Apoyar el presupuesto familiar mediante el ahorro pues dejarían de comprar algunas de las verduras que a diario se consumen y que fácilmente pueden ser generadas en los huertos independientes, es un compromiso que vale la pena. Está en ustedes desarrollarlos.

Transportes alternativos: bicicletas y autos compartidos.
Imagínese usted áreas verdes para pasear y que además, sean eficientes para que la gente pueda trasladarse de un lugar a otro mediante transportes no convencionales, es decir, no de motor. Piense usted por un momento en todos los beneficios a la salud, a la economía, a la convivencia familiar, el poder hacer un recorrido en bicicleta como en las ciudades más cosmopolitas del mundo aquí, donde están ustedes viviendo.

No es algo imposible ni impensable. El transporte de la colonia al centro de trabajo puede ser en vehículos compartidos partiendo de algún punto perfectamente definido al que podría llegar cada uno en su bicicleta. Es cuestión de imaginar cómo pueden todos obtener un beneficio. Además, está de moda andar en bicicleta así que ya pueden ir pensando cuándo las van a llevar a comprar esa bicicleta que siempre han querido.

Árboles nativos
Encinos, anacahuitas, ébanos, San Pedro, moringa, uña de gato, huizache, mezquite, higueras, son algunos de los árboles que son propios de esta región, que están acostumbrados a nuestro clima y que han salido adelante.

A pesar de la belleza de nuestros árboles, hemos buscado importar especies que nos resultan ajenas. Araucarias, ficus, aralias de todo tipo que si bien tienen una gran presencia, son más los daños que ocasionan que los beneficios que prodigan. Cuestión de que vea usted las banquetas y los parques, totalmente dañados por las raíces de los árboles que al ir en busca de los nutrientes necesarios, invaden las zonas a su derredor.

No siempre lo foráneo es lo mejor. No siempre lo que nos es ajeno es lo que mejor nos queda. La realidad es que los árboles, arbustos y plantas nativas y acostumbradas a la región, son las que menos problemas presentan para sobrevivir y además, ofrecen mejores rendimientos. No se hielan, no requieren cortes ni cuidados extremos, no consumen mucha agua y una amplia, muy amplia serie de beneficios más. Ahí está lo que ustedes deben buscar: el progreso de nuestras plantas nativas. Pronto tomarán conciencia que lo original siempre es lo más auténtico.

Problema social de los riesgos en los parques.
Llevar a los niños al parque ha sido la constante desde hace muchas generaciones. De pronto, pareciera que la costumbre se ha perdido, entre el uso de la tecnología que le impide al niño moverse, la inseguridad que hace que los padres se refugien en las casas, la falta de mantenimiento a los parques y jardines y todo, sumado, ha hecho que la gente se aleje de los parques. Ustedes pueden, si quieren, ser el detonador para hacer regresar a la gente a los parques, para que exista la convivencia familiar de varias generaciones: abuelos, padres, hijos, nietos, juntos todos, en un parque. Podrán unos jugar a la pelota. Otros volar una cometa. Habrá quien prefiera montar en bicicleta o simplemente caminar tomados de la mano. Si ustedes rescatan los parques de su comunidad, habrán logrado un cambio que va a marcar la diferencia.

Para muchas cosas lo único que se necesita es la voluntad de iniciar. Por lo visto, esa ya la tienen. Ahora deben enfocar sus esfuerzos en la línea correcta. Piensen, analicen, valoren lo que pueden hacer y por favor, háganlo. Su comunidad y sus familias se los agradecerán. 

Cambio climático por la deforestación.
Cada planta perdida, cada animal que se va para siempre, cada especie que desaparece, es un punto en contra de la propia supervivencia de la humanidad. Comenzó con el interés de la gente en obtener calor y taló los árboles para hacer leña. Luego siguió como combustible para barcos, motores y fábricas. Al tiempo descubrieron que el papel también servía para hacer libros y a seguir talando árboles. Nadie hacía nada por defenderlos.

De pronto un día nos dimos cuenta que ya no había tantos árboles como siempre había sido y que el clima había empezado a cambiar. Que las mareas subían hasta donde nunca lo habían hecho y que el sol cada día quemaba más.

Al darse cuenta la humanidad que la tala inmoderada de árboles, llamada deforestación, era la principal causante del cambio climático, comenzaron los esfuerzos por revertir el estado de las cosas. A nivel cúpulas gubernamentales ha habido pláticas para buscar la manera de contrarrestar esa deforestación.

Ahora les digo a ustedes: lo que están haciendo, sin apoyo de gobierno mundial alguno, sin más pretensiones que convivir en un ambiente de camaradería y disfrutar la vida, es precisamente atajar el problema mayúsculo de la deforestación.

Por favor, por su entorno, por sus familias y por todos y cada uno de nosotros, sigan con su esfuerzo.

Vale la pena.

Me gustaría conocer su opinión.